Lu Over the Wall
Sinopsis de la película
Kai, un joven estudiante residente en una aldea pesquera, conoce un día cualquiera a una sirena llamada Lu, aunque su convivencia se verá comprometida por las creencias de los habitantes del pueblo acerca de los malos presagios que traen las sirenas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Yoake Tsugeru Lu no Uta
- Año: 2017
- Duración: 112
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Opinión de la crítica
Película
6.2
55 valoraciones en total
Lu over the wall es un correcto canto a la vida pero por su tono infantil y falta de riesgo hace que la mezcla de sirenas-vampiro y leyendas populares no acabe de funcionar como debería.
Su tono demasiado infantil hace que la vena surrealista de Masaaki Yuasa no termine de dominar el discurso. Aún así tiene sus momentos, es tierna y la música funciona bastante bien dentro de la historia.
Escribo esta crítica porque, como anuncia la puntuación, no estoy de acuerdo con la opinión aparentemente mayoritaria.
La sensación que tengo al leer críticas ajenas es que se está teniendo demasiado en cuenta el argumento y demasiado poco en cuenta la estética. El guión puede ser precipitado y abrupto, y el trío protagonista tal vez necesite algún repaso más, pero eso no importa, es suficiente para dejar al director hacer magia. Se puede comparar con el cuento Los Advertidos de Carpentier, una reinvención paródica del mito del Diluvio Universal presente en tantas tradiciones tan distantes, que poco añade a la historia original exceptuando el toque irónico, pero que difícilmente podría estar mejor narrado. La grandeza del artista cinematográfico, siguiendo a Welles, está en el montaje. El deleite visual que produce Lu Over the Wall es imposible de encontrar en cualquier otra película animada que no esté dirigida por Yuasa y muy difícil de encontrar en películas de imagen real. No es solo la genialidad del montaje la potencial fuente de goce, también hay puesta una gran atención a la composición del plano, al color y, como no podría ser de otro modo, a la animación.
Lu Over the Wall no es la mejor obra de Yuasa, pero seguramente sea lo mejor que ha hecho desde Ping Pong: The Animation . A mí, personalmente, no acaba de convencerme del todo la animación hecha por Flash, prefiero la animación tradicional (soy de la opinión de que Los Simpson no solo murieron en la escritura, sino también en la animación, más mecánica y fría que en los años dorados), pero los tiempos cambian, Yuasa dudo que vuelva a conocer la audacia de Studio 4ºC (los productores de su obra maestra), sus obras no van dirigidas a un público masivo y la animación por Flash ayuda a abaratar costes, lo cual le permite no acabar como tantos artistas malditos o desperdiciados en lo meramente comercial.
El tema de Lu Over the Wall no es nuevo en la filmografía del director japonés: a pesar de todo, la vida hay que vivirla. Siempre encontrarás algo por lo que vivir. ¿No te gusta tu vida? ¡Cámbiala! Si esa es la mujer que te perfecciona y a la que perfeccionas, haz sangrar al alma y llorar al cuerpo por ella, no acabes con la cara empapada, lucha contra tu familia si es necesario. Si la gloria deportiva es lo que te motiva: corre, salta, rómpete, desgárrate y gana, si enseñar al joven neófito, no te angusties, no compitas, sucede a tu entrenador. El conflicto interior se transformará en acción maravillosamente filmada en manos de Yuasa.
Nuestro protagonista camina siempre silente, sombrío, cabizbajo. ¿Qué hay en Tokyo que no haya en un pueblo pesquero? ¿Llora tu padre, que también ha dejado a la misma mujer y a la misma ciudad? ¿Llora tu abuelo, que perdió a su madre siendo más joven que tú? ¿Llora la anciana cuyo prometido desapareció en las aguas? ¿No ves que no? ¿Has pensado alguna vez en el amor? No te preocupes, si es mucho esfuerzo, Lu te hará pensar en él. Las historias de amor son viejos conocidos de quienes hayan profundizado en la obra de Yuasa. En Lu Over the Wall no se trata el amor sexual, sino el amor puro, inocente, universal. La búsqueda de un placer primitivo, que ya está en el niño y que va más allá del polvo.
Esta película, más que ninguna otra de la filmografía de Yuasa, nos deja entrever las sombras de sus mentores norteamericanos: el Tex Avery y los William Hannah y Joseph Barbera de la Metro Goldwyn Mayer (cuya Tom y Jerry ya fue referenciada sutilmente en Mind Game y la reciente Devilman: crybaby ), quizá por ser este un trabajo que pretende agradar al espectador infantil. También recuerda grandemente al joven Yuasa, al destacado director de animación de Shin-chan y Chibi Maruko-chan . Los escenarios costeros y subacuáticos lo acercan a uno, especialmente. al corto Slime Adventures – Yay, the sea! (primer film dirigido por Yuasa y disponible en Youtube en versión original y calidad albana).
Ya he comentado varias veces a lo largo del último año que la calidad de los animes no está a la altura del cine de animación japonés de las últimas décadas, sobre todo por el auge de un cine adolescente que carece de emociones, y cuyos diálogos y músicas son en algunos casos sonrojases, y echamos en falta los trabajos de los maestros Miyazaki y del fallecido Isao Takahata que en los Studios Ghibli nos emocionaron a varias generaciones.
En esta ocasión nos encontramos con la ganadora del premio a la mejor película pasado festival de Annecy, que tiene lugar cada año en la localidad francesa, y que es considerado el mejor del cine de animación. La presentación en nuestro país tuvo lugar en el festival de Sitges, y posteriormente en el de Gijón ( en donde tuve la suerte de verla por primera vez ), ya que en ambos casos formó parte de las secciones de animación. La historia se desarrolla en un pequeño pueblo pesquero japonés, en donde un adolescente se encuentra en una etapa difícil de su vida, hasta que una situación dará el giro a su vida. La propuesta tiene unos diálogos muy poco trabajados en ese grupo de jóvenes aficionados a la música, y que tienen una banda en la que entra a formar parte Kai, el protagonista. Las leyendas de la zona y el miedo a las sirenas marcarán el relato, y después de un buen primer tercio con la presentación de los personajes sucede un acontecimiento clave que marcará esos dos tercios finales, y que estropea lo que hasta ese momento era una historia convencional pero interesante.
La película está dirigida por Masaaki Yuasa, y tiene un humor dirigida al público adolescente y los incondicionales al género, pero no creo que sea aceptada por los que disfrutamos con el anima más clásico. Tampoco me parece que la animación sea de calidad técnica y la música compuesta por Takatsugu Muramatsu tampoco está a la altura de un proyecto de esta envergadura. Las canciones, salvo una que suena en la parte final, no me parecen buenas, con elmtema central titulado Utautai no Ballad , aunque hay que reconocer que están integradas en la trama, teniendo en cuenta la afición de los adolescentes protagonistas. La cinta estaba entre las candidatas a la nominación a los premios Óscar 2018 en la categoría de largometraje de animación, aunque al final se quedó fuera del quinteto de nominadas.
Una gran decepción, pero es una cinta que puede gustar a los fans de cintas como Your name ( 2016 ) y otros animes dirigidos sobre al público más joven.
LO MEJOR: La presentación de los personajes.
LO PEOR: El guion y la música.
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
Después de un buen tiempo sin explorar el formato del largometraje, Masaaki Yuasa estrenó en 2017 dos proyectos producidos por su recién inaugurado estudio de animación, Science Saru. El que nos ocupa, Lu over the wall , narra una historia más infantil de lo que nos tiene acostumbrados el director de obras como Mind Game , Kaiba o The Tatami Galaxy , y que enlaza tal vez más con sus primeros trabajos en la industria colaborando en la creación de series de corte más familiar.
El encuentro entre un taciturno estudiante japonés y una pequeña sirena es la base de este cuento sobre la humanidad y la naturaleza, los prejuicios y el descubrimiento de todo un mundo más allá de lo cotidiano y de las ideas preconcebidas. Aunque la comparación con Ponyo en el acantilado no sería del todo errada, resulta algo superficial y ambas tienen sus propias esferas temáticas. En todo caso, como en aquella, la forma de presentar esta historia apela principalmente a un público infantil, con un predominio de tonos alegres y un mensaje esperanzador. En ocasiones se abandona a una imaginería un tanto cruel y perturbadora, pero no de una manera que excluya a ese público como sí nos acostumbró en sus obras anteriores.
El principal atractivo de Lu over the wall está en su magnífica estética. En ella Yuasa encuentra una vía libre para su habitual experimentación y construye con ello todo un espectáculo para la vista. En su particular estilo, alejándose del naturalismo más común en la animación japonesa y promovido por las obras de Studio Ghibli, la película constantemente juega con las formas y los colores, estira y deforma a sus personajes exagerando tanto secuencias de acción como momentos cotidianos, abandona la linealidad de las perspectivas y abraza el off model sin reparos. Todo ello para construir un mundo de movimientos elásticos, completamente irreal, más cercano a la animación slapstick y alocada de los Looney Tunes y los primeros cortometrajes de Disney que al estándar del anime. En este sentido, la cinta se permite incluso homenajes claros a estos referentes, como se observa en las escenas de danza. Y es por medio de la exageración y la deformación, y el exceso inherente a ello, como construye gran parte de su identidad visual, con el resto apoyándose en su uso del color y de tonos más brillantes para contraponer la fantasía a la realidad. Y completado con un interesantísimo trabajo de storyboard jugando con el movimiento y evitando los planos inertes, el apartado estético de esta obra es una pura gozada y proporciona una experiencia única e inmersiva para el espectador.
Todo este énfasis está, sin embargo, al servicio de una historia corrientita y servicial, de mimbres muy obvios y desarrollo bien predecible. Ahora bien, esta disonancia no debería suponer un problema si la película logra hacer de su animación el vehículo expresivo principal y permite que la historia se adapte a ésta y no al revés. Lamentablemente no es algo que logre al cien por cien. En cierto modo, esta ausencia de complejidad temática y esa necesidad de adaptar el discurso a un público infantil no dejan mucho lugar a subtextos tan ricos ni metáforas tan sugerentes como en otras obras, y tal vez esto influye poniendo límites a lo que se puede añadir a la historia por medio de su elaborada dirección visual. Pero el problema principal no es que la historia resulte demasiado sencilla y esquemática en premisa, sino que lo es también en ejecución. En particular, hay una cierta dificultad en explorar a los personajes y hacerlos trascender, sobre todo los humanos que tienen un diseño más corriente y menos expresivo que Lu. Kai es un protagonista que se siente algo plano para sostener un peso tan elevado en la trama, y sus dos amigos, Yuuho y Kunio, apenas están explorados más allá de un par de rasgos de personalidad muy notorios y su perspectiva en la historia resulta bastante poco evocadora. Pero incluso en aspectos más lucidos de la narrativa, como es el caso del trasfondo del abuelo de Kai, el énfasis parece insuficiente para todo lo que podría evocar. A pesar de la lucidez puntual en el discurso emocional de la película, Yuasa no hace que me encariñe con sus personajes humanos. Todo lo contrario, desde luego, que con Lu, quien no es un personaje más complejo o desarrollado que los anteriores, pero goza de una energía y una expresividad reflejadas en sus gestos, en su diseño y en las virguerías visuales en torno al personaje que hacen que funcione en un plano muy superior a sus contrapartes.
Pero incluso con estas reticencias derivadas de una narración más floja y con menos gancho que de costumbre en él, y no solamente en premisa sino en ejecución, la cinta no deja en ningún momento de ser un puro espectáculo que de nuevo incide en la visión única que tiene su director, y que refleja su consolidadísima identidad autoral. Su estilo distintivo y la asombrosa expresividad que logra con éste son una muestra constante de que la animación sigue siendo una fuente inagotable de ideas y posibilidades. La que nos presenta aquí no es su creación más redonda, pero esto es una consideración menor frente a la gran aportación que hace al medio con su sola existencia. Lu over the wall es, por encima de todo, un logro de la animación, otro más en la casi intachable carrera artística de Yuasa, y una obra llena de energía, hermosa, viva y entrañable que logrará permanecer mucho tiempo en la memoria gracias a su pura capacidad expresiva.
Texto escrito para Cine Maldito.
El director de anime Masaaki Yuasa se aleja un poco del surrealismo y de la experimentación visual con esta historia de paso a la edad adulta contada de manera demasiado infantil y que recuerda levemente a los trabajos del estudio Ghibli, con Ponyo en el acantilado a la cabeza.
En su tramo final, el realizador recobra más su estilo quedándose a medio camino entre su cine y la animación más convencional, pudiendo descolocar a los menos habituados a éste. Se deja ver, sin más.
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