Love and Bruises
Sinopsis de la película
Una joven profesora china, Hua, abandona Pekín y se instala en París. Exiliada en una ciudad desconocida, su tiempo lo reparte entre su pequeño apartamento y las aulas de la universidad. Al poco tiempo, conoce a Matthieu, un obrero que se enamora apasionadamente de ella. Poseído por un deseo insaciable, la trata como a un perro, forjando una relación basada en la violencia física y los abusos verbales.
Detalles de la película
- Titulo Original: Love and Bruises
- Año: 2011
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
5.2
89 valoraciones en total
Hua tiene el corazón destrozado. Ha estado enredando excesivamente con los asuntos de, precisamente, el corazón. Elemental. Hua, que en mandarín significa flor, no sabe qué hacer. Escudándose en unos estudios que, aparentemente, nunca le acabaron de apasionar, hizo las maletas y cruzó medio mundo para instalarse junto a su media naranja. Pero cuando parecía que estaba echando raíces en ese nuevo país, la fruta se marchitó. Adieu. C’est la vie. Y si te he visto me acuerdo… pero sólo como amigos. Para deambular cual zombie por la que, para colmo de males, es la ciudad de los enamorados. Las calles parisinas nunca se habían mostrado tan desoladas. En fin, lo de siempre. Que cuando se apaga la llama, el mundo entero se va a la mierda pero… ¿y lo bien que nos lo pasamos mientras duró? A malas, siempre nos quedará París… o Pekín… O simplemente, que nos quiten lo bailao, vaya.
Lo que pasa es que en la danza de marras, como ocurre con la guerra, suele haber heridos, incluso bajas irrecuperables, antes incluso de que se produzca la explosión que acabe de dinamitar la relación. Ahí está la trampa… o el cebo, dependiendo de la dirección hacia la que sople el viento. Imposible racionalizarlo porque ésta, y aquí sí que no cabe discusión alguna, es la gracia. Lo cómoda y agradable que podría llegar a ser la vida sin el amor… y lo aburrida e insulsa también. Lo sabía aquel monje franciscano, y por supuesto lo sabe Lou Ye, quien a lo largo de la hora y media larga (pero no tanto) que dura su Love and Bruises, relaciona justamente los conceptos del amor y los moratones. Tanto en el sentido más literal (el afer entre los dos protagonistas principales surge bruscamente de un fuerte golpe que él le propina accidentalmente a ella) como en el figurado, aunque no por ello poco contundente.
Después del primer encuentro (filmado excelentemente como si de un tango arrebatador se tratara, y en el que la cámara puede llegar a ser el tercer e íntimo participante), el director y co-guionista pone las cartas sobre la mesa. La mano es potente, ganadora en la mayoría de mesas. El problema está en la táctica. Y es que la partida avanza, pero el jugador se niega a probar suerte con otras combinaciones. Lo que ha conseguido al principio ya le va bien, y de ahí no hay quien le mueva. Durante la hora y media larga (ahora sí, un pelín demasiado larga) de metraje, el espectador nota cómo sus preferencias van cambiando… y que cada vez se hace más evidente que tendrá que adaptarse (no queda otra) al inmovilismo del maestro de ceremonias. C’est la vie, también.
Apoyándose en el talento individual y compartido de Corinne Yam y Tahar Rahim (ese actor que a pesar de confirmar una y otra vez su valía, parece improbable que llegue a superar, ni siquiera a igualar, el nivel alcanzado en su brutal debut), Lou Ye nos retrata el amor desde una muy acorde premisa de contrastes en sintonía bipolar. Todo lo bueno en él acaba dejando, a corto o a largo plazo, unas heridas visibles en la piel y extrasensorialmente reconocibles (y de qué manera) allá donde ni siquiera llegan los rayos X. Desgarradora sobre el papel, la historia de Hua y Matthieu (nombre occidental éste último que, si hacemos caso a Bruce Willis, seguramente no signifique un carajo), suerte de revisión de la eterna La Bella y la Bestia, pierde poder (hasta corre el riesgo de derivar en tontería), no obstante, por querer repetirse (en el mal, pero también en el buen sentido) o rascar en la superficie, en vez de profundizar.
El erotismo y la violencia física y psíquica (como se ha dicho, esto y poco más) se combinan con el conocimiento y la gracia suficientes como para que el relato no se vea nunca superado por sus debilidades, aunque también hay que decirlo, el conjunto llega al final jadeando (y no sólo por lo primero que les ha venido a la cabeza). A las últimas. Mirando el reloj y pidiendo la hora. Como si fuera un novato en la cama (y precisamente no lo es), Lou Ye se mueve con ganas y mucha fuerza, pero calcula mal sus energías. No se sabe si quiere quemarlo todo a las primeras de cambio o si contemporiza en exceso en pos de un orgasmo que no acabará llegando (suele pasar… c’est la vie, exacto). El caso es que los golpes de efecto (el más surrealista de todos, protagonizado por Jalil Lespert, quien al parecer ha evolucionado de angelito a macarra de la banlieue) que deberían propiciar el avance de la trama, carecen del proceso previo de cocción (o éste se ha llevado de manera excesivamente elíptica) para ser creíbles o para entenderse del todo. Y lo mismo sucede con la forma de plasmar esa jaula pasional en la que tan a gusto nos metemos (una y otra vez): se perciben en ella la mayoría de virtudes y lastres enumerados por Fray Guillermo de Baskerville, pero no con la intensidad que éste, transmitía.
A mi juicio, y sin ánimo de ofender a nadie, creo que ninguna de las críticas que he leído en filmaffinity de esta película es acertada. Quizás mi comentario sea un tanto grandilocuente, pero realmente esta película me parece contundente y desgarradora. Contiene matices mostrados a través de sus personajes que resumen el comportamiento de grandes grupos sociales como los que son las mujeres frágiles y los hombres que ejercen maltrato psicológico: la protagonista es una mujer inteligente, brillante, dulce y culta que, sin embargo, se deja imponer y manipular por un maltratador chantajista del cual, por si fuera poco, la película se propone mostrarnos su lado más dulce y más humano para que lleguemos a empatizar con él (al menos, por raro que parezca, yo logré hacerlo). No cae en lo fácil: lejos de eso, nos cuenta una historia a cerca del amor puro mezclada con el machismo más repulsivo.
¿Cómo puede ser que una mujer, después de ser violada, se enamore de su violador? ¿Síndrome de Estocolmo? ¿Quieren contarnos que esta mujer arrastra los lastres del machismo chino hasta su vida en Europa y por ello consiente la violencia de género? Hace pensar, reflexionar, ir más allá de lo estipulado.
He tenido amigas que se han dejado sucumbir , por así decirlo, por maltratadores psicológicos que les han hecho creer que sin ellos la vida no es nada. Pues bien, me atrevo a decir que la película va de eso por osado y simplista que sea mi comentario. Creo que bucea y viaja en las psicologías tanto femenina como masculina contemporáneas. Va a lo carnal, lo instintivo. Replantea valientemente nuestros ideales y remueve temas polémicos, ya que muestra un amor enorme, puro y real que, sin embargo, está hasta las cejas bañado de machismo. Aún sabiendo que el hombre sexualiza y utiliza cuando quiere a la protagonista, la película te hace entrar en la mente de él mostrando dulcemente su lado más bondadoso y cómo también ama con una locura malsana. Este filme muestra lo más íntimo y humano de un ser al que podríamos calificar de monstruoso y la parte más digna e inteligente de una mujer que perdona que la traten como un trapo. Ahí está lo interesante: cómo contando la historia de un hombre sexista hasta la médula pero a su vez tierno y una mujer sumisa pero intelectual esta película nos deja entrever que no todo es lo que creemos y que la vida es más compleja de lo que parece.
Dónde está el amor, la feroz pasión, las palpitaciones, la provocación, la gran controversia? Podría admitir los silencios, los escuetos, vagos y superficiales diálogos, el asistido aburrimiento, la malograda fotografía, los negados secundarios…, si hubiera algo de fondo, base de lectura interesante, tenso hervidero de confluencia repentina, potentes y mortíferos sentimientos que llenasen el espacio y alterasen el tiempo, exhibición de una atrayente y rígida devoción sexual, inolvidables y conflictivas relaciones humanas, emocionante explosión sentimental…, algo! pero lo encontrado es demasiado vago e inconexo, rudo y superficial, tibio y aburrido, un gratuito enfoque agresivo -debería sentirme impactada?- de tenacidad borrosa y opaca, un lenguaje demasiado vulgar y ridículo, barriobajero -nulidad obvia de alguna conversación inteligente- para las extensas y penetrantes interpretaciones de sus protagonistas -lo único salvable-, ficticia subversión expositiva -patente omisión de la misma- de una pasión amorosa que no altera ni provoca exaltación alguna, que adolece de grandes carencias y que no transmite mucho más allá de leve somnolencia y maldita melancolía por lo doliente y lo equivocado de la selección realizada. Dos personajes alternos, perdidos, desconectados, apenas inhalados, con rumbo contradictorio, un guión sin la fuerza y potencia requerida para impactar y motivar al espectador y la firma del director Lou Ye es lo único que obtienes más una decepción inesperada, una negativa ausencia comunicativa, un desastroso y cruel encuentro y una falta total de un laborioso, detallado y perfeccionado trabajo, es decir, una errónea y nefasta elección que tenía mejores perspectivas y que contaba con mis más inocentes y nítidas ilusiones.
http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
El polémico director chino Lou Ye (censurado en su país) nos relata en esta cinta anti-romántica una historia cruda y realista llena de obsesión y sexo.
La película sigue a éstos dos individuos perdidos e insatisfechos en su oscuro episodio lleno de celos y de sexo poco apasionado, Lou Ye relata la cinta de manera realista, con cámara en mano y sin artificios, recogiendo las sensaciones de los personajes, interpretados de manera entregada por Tahar Rahim y una excelente Corinne Yam.
Una cinta sobre una pareja de dos personas desorientadas e insatisfechas que se funden en una anti historia de amor y en el frío mundo contemporáneo con la interesante y cruda mirada de Ye enfrente, siempre polémico y con algo que contar.
Importante memez. Despampanante majadería.
París. Universitaria china de cerebro de mosquito (imposible ser más boba) vive una pasión loca con obrero francés psicópata (imposible ser más lamentable). Se dedican a hacer el ridículo durante casi dos horas, torturando al espectador con saña y sin piedad.
Muchos polvos, algún mamporro, berridos y… poco más. Para disimular sacan algún plano de la universidad a la que va esta tremenda intelectual, alguna cena (escena absurda, forzada y un tanto grotesca que acaba a palos), alguna salida con el energúmeno amigo del protagonista (inenarrable la encerrona que le preparan a la chica) y ya, el resto es mucha tontería disfrazada de amor loco.
La idea, la intención, parece ser que va de mostrarnos los inescrutables caminos de la pasión amorosa, cómo no se elige y cómo se pueden perder los papeles, esas cosas, lo que no tiene sentido es que tenga que equivaler a hacer el indio constantemente, no debería ser incompatible con un mínimo de lucidez y cordura, no por hacer más el tonto estás más intensamente enamorado, esa ecuación simplona es para revistas con consultorio sentimental o para noveluchas que rompen el corazón, no es propia de un cine pretendidamente ambicioso, independiente y culto.
Se queda en esbozo sin desarrollar, en apunte, en idea naciente pero tratada con descuido y pereza, con desgana, molicie y torpeza, intentando tapar las evidentes carencias con pose y efectismo, con impostura de cine importante, valiente y profundo, pero no cuela, queda en aborto, fallido y ridículo ejercicio, vacuo y pedante, caos inerte.
La cámara en mano cansa cuando no se sostiene con un guion digno, la banda sonora está bien, quiere dar intensidad y grandeza a una historia que no la tiene, y los actores se defienden con personajes artificiosamente extremos, ella un poco sosa, con un deje de altivez que aumenta el disparate de la relación, él ofuscado y patán, en realidad hacen lo que pueden con la tontuna del guion.