Los verdes pastos de Wyoming
Sinopsis de la película
Un joven compra una potranca con la esperanza de entrenarla para las carreras. Pero su plan fracasa porque un famoso potro salvaje libera a la yegua para llevársela a las tierras indómitas. Clásico familiar que es una secuela de Mi Amiga Flicka.
Detalles de la película
- Titulo Original: Green Grass of Wyoming
- Año: 1948
- Duración: 89
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Opinión de la crítica
Película
5
80 valoraciones en total
Pianista, compositora, pero sobre todo escritora, Mary O’Hara (1885-1980), supo aprovechar muy sabiamente las experiencias vividas y oídas en el campo, y tras haberse establecido con su nuevo marido, Kent Kane Parrot, en un rancho localizado en Wyoming, en los ratos libres que le dejaba su cónyuge y la crianza de su hijo Ken, se dedicó a escribir profusamente… y entonces surgieron una serie de publicaciones entre las que se destacó su trilogía de novelas sobre los caballos: My Friend Flicka (Mi amiga Flicka, 1941), Thunderhead (Nube de Tormenta,1943) y Green Grass of Wyoming (Las Verdes Praderas de Wyoming,1946).
Lo que más contribuyó al éxito de la talentosa escritora, es que las tres novelas fueron pronto llevadas al cine, habiendo sido muy bien acogidas, especialmente por el público juvenil y por los amantes de los caballos. La primera, la dirigió Harold D. Schuster conservando el título original, Mi Friend Flicka, la segunda, se exhibió con el título Thunderhead, son of Flicka y la dirigió Louis King, y la tercera, también conservó el título original (Green Grass of Wyoming) volvió a dirigir King, pero, fue una versión tan libre con el ánimo de sorprender a los lectores, que despertó sentimientos encontrados.
LOS VERDES PASTOS DE WYOMING (como se conoce en España), me llega profundamente, pues, es una historia familiar donde se compagina, de manera muy cálida y ejemplarizante, la relación entre dos familias vecinas: En la primera, tan sólo viven el abuelo Beaver Greenway -vieja gloria de las carreras de caballos- y su joven y muy bella nieta, Carey, la cual le cuida y le soporta sus resacas, mientras lucha por hacer su vida viviendo en armonía y de manera muy solidaria con los demás. Al lado, viven los McLaughlin, el padre Rob y su joven hijo Ken, se esmeran por hacerse socios en la cría de caballos, con el beneplácito de su esposa y madre, Nell… y todos se aguantan las rabietas del abuelo Greenway, pues, anda muy ofendido con dos yeguas que ya le ha robado el salvaje caballo blanco, Thunderhead -propiedad de sus vecinos-, quienes no saben como cogerlo para pasarlo a mejor vida.
En adelante, cuando el joven Ken lleve a la casa su nueva adquisición, Crown Jewel, una preciosa yegua negra, vamos a presenciar la más singular historia de amor entre dos pura-sangre dispuestos a todo para mantenerse unidos. Sin duda, el caballo y la yegua se roban la película, y quienes aman -como yo- a estos animales, se sentirán muy complacidos con esta especial y divertida historia, la cual consigue opacar el romance que también va cogiendo vuelo entre los dos muchachos.
El filme resulta muy bien ambientado, la fotografía y la banda sonora son muy agradables y una sensación de gusto y aspiración por la vida campestre, vuelve a despertarse entre los que, como yo, ahora padecemos el tráfago y los excesos de la vida citadina.
Muy gratas actuaciones de Charles Coburn, Peggy Cummins, Lloyd Nolan y Robert Arthur, y quedo con ganas de ver las escurridizas dos primeras partes de esta trilogía que luce bastante agradable.
¡Ah!, quien haya dicho que por la película anda Marilyn Monroe, no sé dónde la vio, porque, ni con lupa pude encontrarla.
Modesta producción, acerca de dos familias de criadores de caballos. Quiero aclarar primero que, esto no es un western, ya que no posee ninguna de sus características, sino más bien, un drama rural familiar, en el que los principales protagonistas son los caballos.
Película amable y bienintencionada, está orientada a las familias. Con paisajes bucólicos, destaca sobre todo por su fotografía, realmente notable.
Ensalza los valores familiares norteamericanos de la época y a quién le gusten los caballos, aquí encontrará preciosas imágenes de ellos.
Por último resaltar a nuestro adorable abuelo del cine, Charles Coburn, que haga el papel que haga, no pasa desapercibido en ninguna película. Un secundario muy simpático. INTERESANTE.
Una película amable, positiva, sin ninguna maldad en ninguno de los protagonistas.
Hay que destacar la fotografía en color, muy conseguida para aquellos años de post-guerra, de hecho fue nominada para un óscar.
Da gusto ver esos caballos tan bonitos por esos prados y está bastante conseguida la carrera por el premio final que se disputarán entre el abuelo de la joven protagonista y el novio de la misma. ¿O aún no son novios?
Película muy simple, para aprobarla y verla en un rato de optimismo sin querer meter intriga ni emociones fuertes al cuerpo. Un 5.