Los traductores
Sinopsis de la película
Nueve traductores de nueve nacionalidades diferentes son contratados para traducir el último libro de una trilogía que se ha convertido en un bestseller mundial. Con el máximo secretismo, y para llevar a cabo su misión, deberán permanecer en un búnker de lujo sin contacto con el mundo exterior. Pero cuando las primeras diez páginas del manuscrito aparecen publicadas online, el trabajo soñado se convierte en una pesadilla, se desvela que el filtrador es uno de ellos y pronto se comprueba que el editor está dispuesto a todo lo que sea necesario para intentar desenmascararle.
Detalles de la película
- Titulo Original: Les traducteurs
- Año: 2019
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
5.8
60 valoraciones en total
Quizás porque en el trailer me pareció malísima es que al final me gustó. Me gustan las películas que no apuntan tan alto pero dan en el blanco. La premisa parece de antemano muy irreal y exagerada pero desde el principio está claro que lo que propone es un juego entonces te entregás más fácilmente. Quizás es algo convencional (en la estructura, la historia, el desarrollo, los personajes, le estética) y recurre a citas y metáforas un poco trilladas pero, creo, tampoco buscaba otra cosa y lo hace sin demasiados aires. No me complico, me gustó y no se si hay mucho más para decir.
A pesar de contar con un reparto de lujo, el guion (que intenta imitar claramente a las novelas de Agatha Christie) se queda embarullado en diferente tramas que la única finalidad que tienen es despistar. Este tipo de films requiere unos diálogos inteligentes y giros sorprendentes, algo que la película no tiene.
El editor Eric Angstrom ha contratado a nueve traductores de diferentes paises, para una misión muy especial, que es traducir en un corto periodo de tiempo el último volumen de los bestsellers más esperados de un famoso novelista. Pero Angstrom se enfrenta rápidamente con un gran problema, diez páginas se han filtrado en internet. Solo un gran rescate puede detener este acto de piratería. A pesar de no tener móviles, ni conexión al exterior de ningún tipo, la filtración tiene que haber venido de dentro…
Corrió el rumor de que el libro de Dan Brown Inferno fue traducido en un búnker, por doce traductores a la vez para que se pudiera mantener el secreto y evitar filtraciones. Basándose en esa idea el director Régis Roinsard junto con Daniel Presley y Romain Compingt escriben el guion con la esperanza de mantener un suspense hasta el final, intentado tener un satisfactorio final en el tercer acto.
Después de un arranque bueno, la película comienza a desinflarse por la mitad por los numeroso flashbacks, detalles y explicaciones que dan, muchos de ellos totalmente innecesarios. Así comienza a ralentizarse la historia provocando aburrimiento. Habrá que esperar a la resolución final para ver que este misterio interminable no depara algo sorprendente.
Un film que resulta en cientos aspectos entretenido, por la cantidad de actores buenos que aparecen, pero un guion poco brillante y una dirección torpe no terminan de tener el resultado esperado.
Destino Arrakis.com
Monótona, lenta pero con una premisa al menos novedosa transcurre este film francés que en un principio llamo mi atención y me motivo a verla al leer su argumento. Bueno, nada de eso que uno supone hay, creí que seria de suspenso pero no lo es, acción nada, todo es hablado con citas de libros remanidas y absurdas. La trama cuenta como un editor despiadado, lleva a 9 traductores a una aislada mansión para que en un total secreto traduzcan un bestsellers mundial. El problema surge que al cabo de unos días comienzan a extorsionar al editor cuando se publican en la red las primeras 10 paginas. A partir de esto todo es enredado, confuso, con personajes que no se desarrollan en su totalidad y con un final acorde a la mediocridad del film. Desechable.
*Un trabajo subterráneo
Los traductores parte de un género tan añejo como el whodunit, pero trata de añadir en su planteamiento un elemento distintivo. El objeto de las pesquisas y los afanes en descubrir al culpable se centran en quién está filtrando un libro que promete ser un best seller, ocasionando así grandes pérdidas a la atribulada editorial. No es quién es el asesino. Se agradece que un libro sea objeto de tantos desvelos, pero quizá el planteamiento es algo exagerado.
Un editor, Eric Angstrom (Lambert Wilson), reúne a varios traductores en un búnker para que realicen la traducción a diversos idiomas de un incipiente best seller. El libro en cuestión es el volumen final de la trilogía Dedalus, un conjunto de thrillers cuyo autor es el ignoto Oscar Brach, de quien ni siquiera se sabe mucho. Lo que no sospechan los traductores es que el búnker tiene más aspecto de una prisión de lujo que de un lugar de trabajo.
Cada traductor se ocupa de un idioma. Alex Goodman (Alex Lawther) se ocupa de la traducción al inglés, Katerina Anisinova (Olga Kurylenko) del ruso, María Leite (Telma Alves) al portugués, Javier Casal (Eduardo Noriega) al español, etc. Todos ellos se disponen a trabajar de forma espartana, totalmente desconectados del exterior. No obstante, pronto empiezan los problemas. Eric se muestra como un tirano paranoico, cosa que empeora cuando le llega un mensaje advirtiendo que las primeras páginas del libro han sido filtradas. Si no paga un cuantioso rescate, las filtraciones continuarán. Los mensajes contienen información que solo pueden conocer los traductores, de modo que tiene que haber sido uno de ellos. ¿Pero quién?
*Comienza la intriga
Los traductores tiene un inicio parsimonioso, donde se produce la presentación de los personajes y su amoldamiento a la insólita tarea de traducir un libro en un búnker bajo altísimo secreto. Una vez se conoce la filtración, la intriga sí genera, y se gestiona de diversas maneras. Como en muchas de las novelas de Agatha Christie, sin duda una de las más notables influencia de Los traductores , un grupo de variopintos personajes se encuentran encerrados en un espacio cerrado mientras se resuelve el crimen. Lo peculiar es que en está película el espacio consiste en un búnker, de modo que la sensación de claustrofobia aumenta.
Otro factor importante es el comportamiento obsesivo de Eric Angstrom, un personaje paranoico que pierde los estribos con facilidad. Como importante editor no está dispuesto a permitir que las ganancias previstas se vayan al traste por una filtración. De este modo, se genera una sensación de amenaza continua sobre los traductores. Ellos mismos son otro elemento clave.
Cada personaje, como bien puede preverse, tiene unas características propias. Apenas son cuatro pinceladas, pero lo suficiente como para crear conexiones o antagonismos entre ellos. Katerina está obsesionada con los libros de la saga Dedalus, hasta el punto de emular en todo lo posible a la protagonista femenina, Rebecca. Alex, es un joven algo pasota y desafiante, Javier es el más retraído y apocado… Todos los datos, comportamientos y observaciones sobre ellos deben conducir a descubrir quién ha sido el filtrador.
*Vueltas y vueltas
A partir de cierto punto, el guion de Los traductores comienza a esquivar la continuidad que había mantenido y muestra una serie de variantes y cambios de tercio que enmarañan la narración. Tendremos giros sorprendentes, flashbacks sobre los encerrados en el búnker, y una culpabilidad volátil que irá saltando de un personaje a otro. Hay que reconocer que la información no se nos ofrece de forma particularmente sutil, y hay momento en que al espectador no se le deja hacer pie con facilidad. Pero parte de estas características son inseparables de la naturaleza del whodunit, de modo que no debería ser una transgresión grave. Para el planteamiento de esta historia la suspensión de incredulidad casi se presupone.
Aparte del tema del robo, tangencialmente se diserta sobre otras cosas. Sobre los best sellers y su calidad literaria, sobre los manejos editoriales, sobre la naturaleza del trabajo de traductor (algunos son pintados como autores frustrados). También sobre cómo un texto puede tener varias significaciones distintas en función de quien lo lea. Tampoco es una divagación erudita, es un complemento a la trama de la filtración, que sigue siendo la principal. Sin embargo, son unas reflexiones que no sobran, ni parecen artificiales.
La propia convivencia en el búnker da bastante juego, pero pronto la historia se ramifica en otras vertientes. Cada vez va cobrando más fuerza lo sucedido en el exterior. Y, sobre todo, llega un punto en que la filtración del libro no será el único delito a investigar. Estos dimes y diretes son propios del género, pero el guion de Los traductores hace juegos de malabares para tratar de no traspasar la línea de la confusión o del embrollo. A veces con más suerte que otras.
*Los traductores y todo lo demás
Los traductores se basa mucho en sus personajes. Aunque sea para inmiscuirnos en un tipo de juego estilo Cluedo. De ahí que las actuaciones cobren importancia. El reparto es demasiado coral como para focalizarse en alguien. Los más destacados son Alex Lawther en el papel del irreverente traductor británico, unos de los personajes más complejos. El actor defiende su actuación con cierta destreza, y es uno de los puntos de interés de la película. Junto con Olga Kurylenko probablemente sea la actuación más destacada. La actriz ucraniana consigue el aire enigmático y algo letraherido que se pretende.
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Escrito por Mariano González
Para tan poca película no vamos a malgastar prosa ni discurso narrativo, así que voy a ir al grano:
1. La estructura temporal de la película, desde una perspectiva narrativa, más que ser una innovación es un atentado a los cánones del tiempo, primero utiliza flashbacks, luego se proyecta hacia el futuro, en fin, que no es ni lineal, ni in media res, ¿podríamos decir que es circular? Lo estuve pensando mientras la veía en el cine y me causaba angustia intentar comprender la estructura del tiempo, podríamos definirlo como anarquismo temporal.
2. Lo que mejor define los giros argumentales es la palabra ABUSO, un tornillo da menos giros.
3. Qué desperdicio tener a un actor como Eduardo Noriega para ponerlo de personaje secundario y además de tartamudo, estoy convencido que aceptó la película para conocer a Olga Kyrulenko.
4. Aunque se habla supuestamente de una obra literaria, en realidad es un best-seller, es decir, un producto de marketing editorial y no de literatura. La tensión es casi inexistente y lo de encerrarles en una especie de búnker es absurdo. Lo que sí es interesante es la crítica a los editores como peseteros.
5. Con los traductores parecía que se quería representar a las lenguas, pero el español figuraba más bien de relleno, el protagonista era el inglés, pues el protagonista era británico.
En fin, lo mejor de la película es contemplar la belleza de Olga Kyrulenko, que por otro lado actúa de manera correcta.
Una lástima, podrían haberle sacado más jugo a esta historia.