Los pasos perdidos
Sinopsis de la película
Mónica Erigaray es una joven que vive en una pequeña ciudad a orillas del Mediterráneo con unos padres muy conservadores: Ernesto, un argentino de buena posición económica, dueño de un concesionario de automóviles, e Inés, a quien su marido llama cariñosamente La Gallega . Sobre la chica ejercen una extrema vigilancia no sólo Ernesto, sino también una desconocida. Mónica tiene dos pretendientes: Luis, muy del gusto de sus padres, y Pablo, más desenfadado y progresista. Pero este ambiente de aparente normalidad se rompe con la llegada a España de Bruno Leardi, un conocido escritor argentino que reclama a la chica como nieta suya e hija de su hijo y nuera, desaparecidos durante la última dictadura militar argentina. A partir de aquí, comienza una pugna judicial, moral y psicológica entre el escritor y la familia Erigaray que alterará las relaciones entre todos los personajes.
Detalles de la película
- Titulo Original: Los pasos perdidos
- Año: 2001
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
6.5
64 valoraciones en total
Manane Rodríguez anduvo un poco perdido durante el rodaje de esta película y auque el tema que trata es interesante y actual (recordemos que hace escasas semanas, una hija raptada denunciaba a sus supuestos padres en Argentina) no consigue levantar la atención mucho más allá de lo estrictamente necesario.
En Los pasos perdidos no encontramos grandes interpretaciones (a pesar de contar con uno de los mejores actores en lengua española: Federico Luppi), y sí, torpes registros en personajes no muy bien perfilados. Tampoco encontramos un guión excelente, ni bueno, más bien pasable, con algunos momentos buenos y varios malos.
Los pasos perdidos se deja ver, pero desgraciadamente, no encontramos mucho más. Y digo lamentablemente porque el potencial de esta historia dura y real es tremendo.
Tremendo y real tema el que trata esta película: el de los niños que en la Argentina de la última dictadura militar, fueron robados a familias que asesinaban y eran dados en adopción a parejas afines al regimen político militarista. Algunos de estos niños crecieron felices y ajenos a una realidad que cuando se reveló ya eran adultos y lo que descubrieron les produjo auténticos traumas psicológicos. Una muy buena obra que toca las fibras más sensibles de la condición humana.
Un tema realmente importante que merece ser contado y denunciado las veces que haga falta.
Pero los actores no convencen a excepción de Federico Luppi que entra a mediados de la proyección para dar vigor a la historia , conmoverte y mantenerte en la butaca.
En cuanto a la dirección , escenas predecibles que añaden , si cabe , más tedio a la cinta.
Una lástima
Los pasos perdidos acapara todo lo acaparable para ser una obra menor. La interpretación es evidentemente mejorable y, en ocasiones, la película aparenta ser un mal telefilm. De hecho, la dirección artística, la fotografía y la iluminación arrastran claras deficiencias. Pero la historia tiene gancho y fuerza emocional: orienta los pasos perdidos de un tema tan recurrente como el de la tortuosa dictadura argentina, a través de un nuevo intento de convertir a las Madres de la Plaza de Mayo en estrellas cinematográficas. De cualquier forma, La historia oficial (Luis Puenzo, 1984) supera cualquier comparativa, convirtiendo el largometraje de Manane Rodríguez en una nueva forma de ver una vieja película.
Estamos acostumbrados a un mundo de lo políticamente correcto y debo decir que en mi nota he pecado por culpa de esta influencia, porque no se la merece. Los pasos perdidos cuenta una historia cruel, dura… en definitiva real. No sé si exactamente estos hechos han ocurrido, pero podrían. Y ahí esta mi 6. Cabalgando entre los dos primeros minutos de película previos a los créditos y el argumento, pero dejando a un lado las interpretaciones, el guión y la dirección.
En el cine es difícil saber donde acaba uno de estos elementos y empieza el otro ya que la interconexión es tan fuerte que es difícil salvar un buen guión si las interpretaciones no son buenas, o que las interpretaciones sean buenas si el guión es completamente irreal. Y es lo que sucede aquí (con permiso del gran Luppi), que sólo son creibles las escenas de silencio. La torpeza en la dirección, la lentitud del montaje, los diálogos de adolescentes, la embriaguez de Concha Velasco… todo te expulsa del universo diegético en el que de nuevo sólo el acento profundo y desgarrador de un hombre que se cree lo que dice, posiblemente los hechos los lleva en el corazón, te mantiene de vez en cuando en el film.
La pregunta es porqué. Porqué una película que comienza con una escena brillante, con una escena en la que con mucho se dice todo, con una escena en la que los ojos de una niña descubren sin saberlo aun lo que va a ser el Frankenstein de su vida (elemento que por desgracia se hace obvio posteriormente), una escena desenfocada de un mundo que ha perdido el norte, puede derivar tras esa barrera natural que divide un film con sus créditos, en una película de diálogos absurdos e increibles, de intrpretaciones predefinidas e irreales y de planos que se preguntan el porqué de su existencia.
Es difícil hacer una película de personajes con un personaje principal completamente mediocre. Es posiblemente el gran problema de este film, que no nos podemos creer de ninguna manera ni a Irene Visedo ni al personaje que interpreta. En dos ocasiones en a lo largo de la película grita era una guerra y en las guerras se mata y se muere . Quien se puede creer esas palabras de un personaje que en teoría es de clase alta y, por lo tanto, con acceso a la cultura, história… (no hay que olvidar su interés por el arte). Quien se puede creer que a finales de los 90 alguien de 22 años no sepa diferenciar una guerra de una dictadura. Todo eso para justificar su intento de huida mental de una situación durisima como a la que se expone. Se entiende el intento de huida del personaje, pero no la torpeza del guión.
En definitiva, una bella música estristecida por tangos torpemente bailados.