Los creyentes
Sinopsis de la película
Tras la muerte de su mujer en un accidente, el psiquiatra de la policía Cal Jamison (Martin Sheen) se muda a Nueva York. Allí se ve envuelto en una demoníaca pesadilla cuando encuentra al detective Tom López junto al cuerpo de un niño que ha sido sacrificado en una ceremonia ritual realizada por hispanos. Aunque López se convierte en el principal sospechoso de varios asesinatos similares, Cal no está convencido de su culpabilidad y se esfuerza por encontrar la verdad. Su investigación lo llevará a involucrarse a fondo en el ámbito de lo sobrenatural.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Believers
- Año: 1987
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
5.5
90 valoraciones en total
Los creyentes no dejaría de ser una película convencional entre la intriga y el terror, si no fuera por la profundidad con la que trata un tema bastante desconocido: La santería. Tiene sus fallos (ver spoiler) y podría haber dado más, pero no se puede negar que su trama es excelente. No aburre en ningún momento, a veces es inquietante y desasosegante y se aprende mucho sobre estos ritos que todavía existen debido a las supersticiones de mucha gente y a la herencia etnológica entre generaciones. También hay que apuntar que, pese a que todos los actores son más bien secundarios, cada uno realiza muy bien su papel. Una de las mejores de Martin Sheen en mi opinión.
Cuando a veces me meto con el cine de los ochenta no lo hago ya tanto por la calidad de las películas -que hay de todo, como en todas las épocas-, sino por dos motivos esenciales. El primero la masificación del cine como puramente industria de distintos niveles hizo que se produjese por primera vez granel, vídeo clubes, televisión, teleseries… la media por tanto de la calidad bajó por tanto ostensiblemente, aunque como repito en la cúspide de tan monstruosa pirámide se encontrasen buenas cosas.
Pero lo más significativo a mi juicio y lo que más interesa, es como esa década machacó a decenas de buenos directores que antes hacían cosas muy interesantes y pasaron a ser meros constructores de obras chabacanas. No sé si alguno de ustedes me pueden citar algún director que fuera mejor en los ochenta que años antes, pero lo que sí estoy seguro es que yo les puedo decir muchos más que les ocurrió lo contrario, porque son legión.
Uno de los casos más sangrantes el de John Schlesinger, un tipo que entre otras muchas cosas tenía una obra maestra como Cowboy de medianoche, terminó en la década que nos ocupa haciendo efectistas películas como Los creyentes donde al margen de la correcta actuación de Martin Sheen y de un par de momentos de cierto suspense bastante meritorios, la historia se desarrolla y continua por los derroteros imperantes en el momento que era ya un cierto cacao mental en los guiones, y sobre todo una estética y un terror más cercano al mal gusto que a lo psicológico.
En este caso, la lucha entre magia negra y magia blanca que se nos presenta en las calles de Nueva York con policías, psiquiatra y niños de por medio resulta como casi siempre destinado a los no entendidos. Pero es lo menos, bastante sangre y cuatro acordes sonoros en su momento hacen el resto.
Si quieren saber realmente algo sobre el tema les recomiendo el libro Brujeria y Magia en América de Carlo Liberio del Zotti y editado por Plaza & Janés. Si en cambio sólo quieren pasar el tiempo pueden hacerlo con Los creyentes, pero les advierto que hay mejores formas de divertirse.
En 1987 empezaba a fraguarse un cambio en las técnicas cinematográficas, cada vez más atentas a la comercialidad. Como es obvio, siempre ha habido excepciones, pero este título muestra claramente dicha unión entre los elementos más tradicionales del género y las innovaciones surgidas a partir del rentable cine de acción de la segunda mitad de los ochenta.
Las bases de este tipo de cintas se resumen, sucintamente, en su escenografía cada vez más videoclipera , sus concesiones a la acción (aún arriesgando la solidez del guión) y ese sabor tan característico de producciones que todos recordamos de esta época (JUNGLA DE CRISTAL, JÓVENES OCULTOS…). En ningún caso hago este análisis como reproche. De hecho, cierta nostalgia nos acontece a muchos al recordar películas tan solventes como, entre otras, las que acabo de citar, y , más concretamente, la que nos ocupa.
Los Creyentes recuerda bastante a la obra de Wes Craven, La serpiente y el arco iris , ya que ambas abordan eficientemente el asunto del vudú y la magia negra.
La cinta no aburre en ningún momento, no necesita de grandes efectos para resultar interesante, contiene escenas ciertamente turbadoras y, sin duda, su reparto está correctamente dirigido por Schlesinger. Podemos creer o no en su discurso, podemos intentar buscar pistas inverosímiles en el relato…incluso, si queremos, podemos tacharlo de tendencioso. Lo innegable, no obstante, es que se toma en serio su temática y, en consecuencia, toma en serio al, posiblemente exigente, espectador.
Por si sola, la peli no es nada del otro mundo. De acción e intriga poderosas pero que no dejan huella. Sin embargo, si miramos someramente el nuevo cine de horror y suspense que asoma a nuestras pantallas últimamente, desde luego Los Creyentes se crecerá y, además, evocará un tiempo en el que aún se procuraba innovar y, a veces, conseguir estremecer a la platea.
Y es que dicen que las comparaciones son odiosas.
Una muy entretenida y efectista película de los ochenta. Niño traumatizado por la muerte de su madre, espléndido Harley Cross, padre que intenta ayudar a la policía en una serie de misteriosos crímenes rituales y un terrorífico hechicero que trata de apoderarse del alma inocente del pequeño.
Rituales atávicos en el Nueva York de los 80, correctas interpretaciones y trama entretenida. Recomendable para pasar un buen rato.
Una cinta que se debate entre el thriller psicológico, el drama familiar y el macabro relato sobre brujerías y truculenta magia negra.
Una amalgama que extrañamente pareciera poder dar resultado, pero a grandes rasgos la cinta cumple en sus objetivos, aunque tampoco le sobra nada como para trascender y ser mencionada como una obra de referencia insoslayable.
Tiene una atmósfera conseguida, además de contar con una sólida interpretación de Martin Sheen en el protagónico. El filme se sumerge en ambientes con cuotas de intriga y halos de misterio, siempre dando la sensación de constante peligro hacia lo desconocido y perverso que acecha. Pero lamentablemente no llega a poseer mayor profundidad para emocionar con situaciones que valgan la pena recordar y todo queda varado en una sucesión de situaciones efectivas que cumplen como pasatiempo, pero insuficientes como para darle mayor sustancia a un argumento que adolece de circunstancias absorbentes.
Por ello, la considero una correcta película sobre conspiraciones y fundamentalismo religioso, que entretiene pero carece de trascendencia y se termina diluyendo en los tópicos del género.
Atractiva estética para una cinta que está conseguida desde lo visual sin tanto despliegue desde los efectos especiales, que posee dos o tres ratos de excite gracias a algunos picos de sanguinarias variantes, pero deja la sensación de que daba para más y que se ha desperdiciado potencial porque no tiene la suficiente complejidad en la estructura narrativa como para dar algo más que esos efectistas formulismos que divierten pero no se extienden mucho más allá de ello.