Los chulos
Sinopsis de la película
Félix es un proxeneta dueño de un cabaret, dos bingos y tres casas de citas. Ahora se propone abrir una sala de fiestas, y para ello cuenta -como siempre lo ha hecho- con el apoyo del Obispo, al cual tiene sobornado con frecuentes donativos. Contando con el apoyo de la Iglesia le será mucho más fácil contar con el visto bueno del Ayuntamiento, aunque, por otra parte, también tiene sobornados, entre otros, al alcalde y al presidente del Consejo de la Diputación. Todo este estado de cosas va a verse seriamente amenazado con la llegada de Arcadio, seminarista y sobrino del Obispo. Arcadio, que abandonó el seminario por considerarlo demasiado frívolo para él, ahora ocupará el puesto de secretario de su tío, que había quedado vacante. Al encontrar a Rebolledo entre los feligreses amigos del Obispo, el casto seminarista queda enormemente escandalizado. Tanto es así que lo primero que hace es convencer a las esposas del alcalde y del presidente para que insten a sus maridos a rechazar la apertura de otro local del vicio y la corrupción. La guerra abierta acaba de declararse…
Detalles de la película
- Titulo Original: Los chulos
- Año: 1981
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
4.2
25 valoraciones en total
El obispo al alcalde, después de ver la escasa cuantía de la donación que hace el alcalde a una causa benéfica:
-Vaya, parece que no nos hemos estirado mucho.
-Es que los sueldos del ayuntamiento no dan para mas.
-Pues subanselos otra vez.
Ese otra vez , de hace 33 años deja muy claro que poco se ha evolucionado en tres décadas. La película sigue tan fresca en la denuncia de las corruptelas locales como en su momento. Que le pregunten a la alcaldesa de Alicante si es que vio la película antes de autorizar y traficar todo lo que traficó y autorizó.
Por lo demás, la película, tan divertida como las de este grupo Ozores-Esteso-Pajares, sin llegar al nivel de Yo hice a Roque III pero tampoco al descalabro de Padre no hay mas que dos .
No deja de ser una etapa de placer culpable. Las españoladas que se dieron en las taquillas españolas durante el aperturismo dejaron no pocos momentos sonrojantes. No obstante, el público reaccionó en masa y muy favorablemente en aquellos días a esa fórmula, en la que se acomodaron directores como Mariano Ozores. Y no deja de ser una pena en cierto sentido porque previamente había dejado algunas obras iniciales francamente buenas y otras cintas de solvencia.
De cualquier modo, Los chulos ya sería un ejemplo perfecto de lo desaliñado y casposo. Con dos de las grandes estrellas cómicas del momento, Andrés Pajares y Fernando Esteso, Ozores hizo comedias como Los bingueros , Yo hice a Roque III o Todos al suelo . Pueden gustar más o menos, propiciar X carcajadas, pero son dignas en su facturación.
Aquí ya nos enmarcamos en el re-doblaje cuando el intérprete claramente no mueve los labios, los culos al aire sin ton ni son (que no pasa nada por ponerlos, pero no cuesta tanto darle un cierto sentido a un desnudo o un propósito humorístico al menos), etc.
A nivel interpretativo, la pareja se muestra muy cómoda mutuamente en estos años dorados que, irónicamente, también propiciaron un encasillamiento. Puede rescatarse varios gags de mérito y algún diálogo ingenioso. Los acompañan otros fijos como Juanito Navarro en el papel del obispo y secundarias de lujo como Florinda Chico.
El problema es que esos méritos quedan empañados entre tanta caspa.
¡Tan chulo es el que explota a las mujeres como el que quiere que la gente entre en el Cielo a empujones! . Qué gran verdad, la sociedad en la que vivimos está plagada de chulos, en la política, los medios, los distintos sectores, incluso en la misma Iglesia. ¿Quién se salva?
Hay directores, como el gran Mariano Ozores, que bien valen una reivindicación. Hoy en día, en esta época de supuestas libertades (de expresión y sexual), y de obsesión ya enfermiza por lo políticamente correcto (qué contradicción, miren ustedes), las películas de antes, las que se realizaban hace cuarenta años o más, se observan desde la distancia con repulsión, incomodidad y hasta miedo, y más las comedias españolas, sin entender realmente la época en que se estrenaron y sin sir más allá del contenido erótico que pudieran tener. Pura caspa, así se las califica despectivamente.
En efecto, eran comedias, desenfadadas y absurdas, pero tampoco ocultaban la importante burla que hacían de la sociedad y la política del momento. Pues de las nueve colaboraciones que el sr. Ozores tuvo con Pajares y Esteso, la pareja que en los 80 le haría ganar dinero como nunca antes (aunque también dirigió títulos con cada uno, por separado), niguna quizás se ha mostrado tan literal, tan directa a la hora de criticar los vicios y perversidades de la sociedad de nuestro país de aquella década como Los Chulos , siguiente producción tras la memorable (y la mejor de la enealogía) Yo Hice a Roque III .
Producción que el director no haría bajo el respaldo de Ízaro Films, sino bajo el del productor y colega José Luis Bermúdez de Castro. Desde el inicio (no muy fácil de digerir debido a que se trata con humor) podemos comprobar que esta película no posee el mismo tono, simpático y luminoso de la anterior mencionada o Los Liantes , el rostro de una chica asustada precede a un golpe que le asesta Félix, el proxeneta que la maneja, un indeseable dueño de varios negocios sucios cuya intención es abrir un cabaret en un pequeño pueblo donde se dice respetar la tradición y la honradez.
Pero como rápidamente veremos, allí estas cualidades brillarán por su ausencia. Ozores no hace por disfrazar sus intenciones, que son las de exponer una crítica absolutamente demoledora sobre los diferentes organismos y funcionarios públicos, fáciles de sobornar, fáciles de corromper, Félix, que pega a sus chicas, que se jacta de las riquezas que posee a base de explotar a otros, se gana sin mucho esfuerzo el favor y la confianza de los altos cargos eclesiásticos y del ayuntamiento. La presencia del dinero es más que suficiente, esta crítica, de casi cuarenta años de antigüedad, resulta tan actual ahora como entonces.
Y bien lo ponen de manifiesto los diálogos (como el que mantiene el obispo con el alcalde sobre los sueldos y presupuestos) y el comportamiento de los personajes (tras ofrecer sus donativos a la Iglesia, los políticos del lugar celebran en plan dionisíaco la corrupción y el vicio en el local del chulo). A la vez conocemos a Arcadio, un repelente y muy devoto seminarista recién llegado allí para trabajar con su tío, el mismo obispo, el mal encuentro que tendrán los protagonistas desata entonces una guerra abierta entre las fuerzas vivas del pueblo y las de la Iglesia por la sala de fiestas que Félix desea inagurar.
A partir de aquí es cuando la película empieza realmente, situándonos el director en mitad de esa batalla entre los dos insoportables individuos (uno representando la censura y la tradición, el otro la libertad y la amoralidad) que incluirá chantajes, sobornos, engaños, chivatazos y otras artimañas varias con las que poder triunfar (éste es de los pocos films donde la pareja protagonista son enemigos), además de hacer hincapié en la omnipresente sombra de la corrupción, bien guardada bajo la hipocresía, las apariencias y el falso respeto por las buenas costumbres, el cineasta se dedica a describir con áspera mordacidad a sus personajes.
Y lo hace presentando sin tapujos a los hombres (a todos sin excepción) como viciosos, cobardes, oportunistas y mentirosos, incapaces de decidir por sí solos ni de actuar si no es por la presencia de las mujeres, que llevan toda la responsabilidad del argumento sobre sus hombros (como veremos serán las esposas de los funcionarios quienes tengan el poder para legalizar o prohibir algo en el pueblo, será Bárbara la que aconseje y dé ideas continuamente a Félix y nadie será capaz de visionar el local de éste con tanta claridad y belleza como Lucía, un momento impagable…).
Está claro que mientras se condena cómo los hombres sucumben al vicio y a su propia codicia y torpeza, se celebra la astucia y decisión que poseen las mujeres, incluso las prostitutas (para que luego algunos sabios critiquen estas películas de misóginas). Andrés Pajares y Fernando Esteso, peleando para comprobar quién resulta más irritante, indecente y respulsivo, hacen malabares para ganarse nuestra simpatía, mientras que Juanito Navarro, genial de obispo, vuelve a llevarse las frases y momentos más divertidos. Éstos están junto a Florinda Chico, Alfonso del Real, Ricardo Merino, María Isbert y Adriana Ozores, en el mejor personaje después de Navarro.
La preciosa Jenny Llada, habitual del destape , protagoniza las escenas erótico-festivas tan propias de este cine (y por las que alguno puede sentirse ofendido…), pero pese a enfocarse la trama casi todo el tiempo en un prostíbulo, el sr. Mariano no recurre tanto a los desnudos como podría esperarse.
Quizás de las menos famosas del triunvirato, Los Chulos no deja de ser una película con sus concesiones al absurdo, pero sin llegar al disparate al que llegan otras del director, que en esta ocasión prefiere facturar una comedia ácida, maliciosa y negra hasta el tuétano. Memorable el clímax sobre el escenario con Pajares disfrazado a lo Franco Nero y disparando contra un Esteso al borde del desvanecimiento.
Retrato perfecto de la sociedad española en un pueblo pequeño, sólo faltaba el Sheriff de Coslada.
A destacar la escena de Pajares dirigiéndose a las señoritas putas y la de la conga con el alcalde, el guardia civil y todas las tías buenas.
Definitivamente creo que esta película no puede mirarse como una simple película.
Creo que esta película en sí misma forma parte de un género, en lugar de pertenecer al género de la comedia, del romanticismo, etc… esta película forma parte del género Pajares y Esteso , esto quiere decir, una película con mucha presencia femenina, con escases de ropa, y en la que las situaciones son totalmente disparatadas y sin demasiado sentido.
Como todo género tendrá sus detractores y sus seguidores, yo creo que me voy más por lo segundo aunque tampoco en exceso.
La película no cuenta nada del otro mundo, trata de un hombre (Esteso) poseedor de varios negocios sucios , entre los que se encuentra un cabaret, y para abrir un nuevo local necesitará la aprobación del obispo, el cual no tiene inconveniente en dárselo. Sin embargo, la aparición de su sobrino (Pajares), le hace cambiar de opinión.
Es bastante simpática y divertida, pero como dije antes, si te gustan las películas de este género, te gustará esta también, sino pues es mejor no verla, ya que son todas del mismo estilo.