Los cautivos
Sinopsis de la película
Pat Brennan es un veterano vaquero que ha decidido establecerse por su cuenta en una granja. Un día se cruza con la diligencia que conduce su amigo Ed, en ella viaja el peculiar matrimonio formado por Doretta, hija de un rico hacendado y el antipático Willard. Poco después, un grupo de bandidos ataca la diligencia. Considerada el mejor western de Boetticher.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Tall T
- Año: 1957
- Duración: 78
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Opinión de la crítica
Película
6.9
45 valoraciones en total
Desde un punto de vista puramente histórico y económico, la serie B existió entre 1935 y 1958, y estaba compuesta por películas de bajo coste, rodadas en pocos días y sin actores famosos o estrellas, de duración inferior a 90 minutos y destinadas al complemento de los programas dobles. Casi no se anunciaban, y recibían tan sólo un pequeño porcentaje de los ingresos en taquilla del cine en que se proyectaban, por lo que a las grandes compañías no les resultaba rentable producirlas, y las compraban, por lotes, a pequeños estudios especializados. Muchas de estas pequeñas obras, contienen hallazgos narrativos, y propuestas innovadoras que eran propiciadas por la libertad artística que el autor disfrutaba gracias al poco riesgo económico.
Los cautivos es el segundo de los siete westerns introspectivos, hoscos y escuetos de serie B que el cineasta realizó junto a Randolph Scott. Con una gran capacidad de síntesis y economía de medios, donde el realismo impregna especialmente la forma de mostrar la violencia. Es el título más determinante en cuanto a la ruptura y la emancipación con respecto al género y a la propia industria. Scott no interpreta nunca al héroe perfecto sino un anónimo poblador del oeste salvaje, con defectos y virtudes, de tal forma que no hay maniqueísmo sino, más bien, cierta ambigüedad, reforzada, además, por la habilidad del cineasta y su guionista para conseguir que el villano (Richard Bonne) resulte interesante y, a menudo, simpático o patético.
La película sobria y austera está ambientada en una zona terrosa y escarpada, de extraordinaria fisicidad, el calor desértico expuesto en el sudor de la camisa de Scott, el pequeño cobertizo apuntalado por unos maderos, espacio rudimentario donde suceden los conflictos, de Pat (Scott) consigo mismo, de éste con Doretta (Maureen O´Sullivan) y del mezquino esposo de Doretta, capaz de venderla a los bandidos para salvar el pellejo. Los movimientos de los personajes y sus ropajes están en consonancia con ello, como si Boetticher quisiera difuminarlos entre el colorido y la sequedad del paisaje. El argumento es bastante convencional, pero la que sorprende es la puesta en escena por su originalidad visual y narrativa, diseccionando las motivaciones psicológicas de los personajes.
The tall T (1057) Otro western del gran Budd Boetticher, protagonizado por su muso Randolph Scott y escrita por su guionista favorito Burt Kennedy (bajo una idea del novelista Elmore Leonard).
Es imposible rodar un western de tanta calidad con menos elementos: un puñado de actores y una cueva… es cierto que al principio del film se hace un despliegue de medios más aceptables, y que se permite un registro humorístico que tiene todas las pelis que he visto hasta ahora de Budd Boetticher, y que es bastante de agradecer. Pero al cuarto de hora el film sufre un giro dramático que transforma lo que parecía un ludico western en un minimalista y angustioso western psicológico.
Unos asesinos roban una diligencia, pero se enteran de que la chica que va es hija de un hombre muy rico y deciden raptarla para pedir rescate (la cobardía del marido provoca esta situación), después piensan asesinarla paguen o no, en el viaje hay un vaquero que no es asesinado porque le cae bien al jefe de los bandidos… ¿lograrán el vaquero desarmado y la chica sobrevivir frente a tres pistoleros muy agresivos y de gatillo fácil? El suspense esta servido.
La película es de una sencillez aplastante, dura apenas hora y cuarto, y te mantiene en vilo durante todo el metraje, un buen western, muy recomendable y perdonad que insista, dirigido por el gran Budd Boetticher, cineasta a reivindicar.
Aunque no alcanza la excelencia de otros Westerns de Boetticher, como la soberbia Seven men from now , esta película, de argumento aparentemente tópico y personajes que trascienden los habituales arquetipos del género, se ve en todo momento con sumo agrado.
Ello es así, además de por un buen guión adaptado, por la excelente concepción de los protagonistas, muy bien interpretados, especialmente en el caso de algunos secundarios. Como otros usuarios han apuntado, la película es escasa en acción pero generosa en tensión psicológica, característica a la que contribuye de manera considerable la elección de los escenarios y localizaciones (magníficas, especialmente las del pedregoso desierto en el que transcurre casi toda la historia). De igual modo, la cámara de Boetticher sabe utilizar tales parajes, confiriéndoles un carácter intimidatorio y encerrando en ellos a los protagonistas.
Los héroes de Boetticher son tipos solitarios, escépticos e independientes que se ven arrastrados a situaciones no buscadas, ante las cuales saben responder con lo mejor que llevan dentro: coraje e inteligencia. Randolph Scott encarnó estos personajes -con diversas variaciones- en varios filmes del director, y en este caso interpreta ese mismo héroe, que ante la situación en la que se encuentra sabrá aplicar la máxima atribuida a César, de probada eficacia en tantas ocasiones.
Su estrategia se verá beneficiada por las diferencias de personalidad de sus captores, que él sabrá explotar con suma inteligencia. En efecto, poco tienen que ver Richard Boone y sus secuaces (más allá de sus escasos escrúpulos y su violencia), tanto por edad como por actitudes. El primero, en particular, es un personaje muy interesante, lleno de ambigüedades y matices, pues es al tiempo implacable -decide friamente sobre la vida y la muerte- y sensible, como demuestran sus charlas con Brennan o su actitud para con la mujer. También se retrata eficazmente la soledad y desesperación de esta última, así como el egoísmo y la ruindad, encarnados por su esposo.
Puede pensarse que el tramo inicial del filme no es necesario para la historia, pero en cambio sí lo es para la construcción moral de los personajes, para nuestra percepción sobre ellos, así, en pocos minutos sabemos que Brennan es un buen tipo, que el matrimonio es una farsa de conveniencia y que los malos irán hasta el final, independientemente de sus diferencias. Súmese a ello una excelente fotografía, precisos diálogos e interpretaciones eficaces o buenas (Boone especialmente), y sólo queda disfrutar de un buen rato de cine.
Budd Boetticher y su habitual equipo nos brindan la oportunidad de disfrutar otra vez con otro buen western, sin las pretensiones económicas de otros westerns de la época.
Si hay algo que me gusta de este director es la facilidad en la que logra acabar sus películas, con un desenlace magistral.
Los cautivos comienza con la llegada de un vaquero a lomos de su caballo, el es Pat Brennan, un hombre que ha decidido asentarse y vivir por su cuenta. Este tipo de comienzos ya era habituales en el género, sin ir más lejos nos recuerda a Raíces profundas .
Otro buen western de Boetticher, que personalmente no me parece su mejor obra pero si de las mejores.
Como curiosidad nadie sabe por qué se llamó The tall T en la versión original, ya que la película es una adaptación de la novela de Elmore Leonard titulada, The captives .
Después de perder su caballo en una apuesta, el lacónico vaquero, Pat Brennan (Randolph Scott) es recogido en medio del desierto por la diligencia de un amigo. Unos pistoleros les asaltan y uno de los viajeros revela la procedencia de su mujer para que pidan un rescate al padre. Usher, el jefe, envía a uno de sus hombres a por el rescate y mientras él y sus dos jóvenes pistoleros retienen a la mujer y a Brennan que hará todo lo posible por minar la moral de sus secuestradores.
Así comienza la trama de este western psicológico, austero, personalísimo, del desconocido Boetticher, muerto hace unos años en el olvido. Los tiempos cambian, la épica se acabó y los pistoleros ya nos son héroes sino hombres solitarios y sin rumbo. Para mostrarnos esa decandecia del género se desnuda la puesta en escena, interesa mas ahondar en la psicología de los personajes que en las grandes hazañas. Boetticher es un pilar básico en la historia del western, igual que lo fueron John Ford o Anthony Mann.