Los canallas duermen en paz
Sinopsis de la película
La hija del presidente de una importante empresa inmobiliaria se casa con Nishi, el secretario de su padre. Durante la boda, ciertos rumores y comentarios circulan entre los invitados: cinco años antes, cuando un hombre murió, tras caer por la ventana del último piso del edificio de la compañía, mucha gente dudó de la versión oficial, según la cual se había tratado de un suicidio.
Detalles de la película
- Titulo Original: Warui yatsu hodo yoku nemuru (The Bad Sleep Well)
- Año: 1960
- Duración: 150
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Opinión de la crítica
Película
7.7
51 valoraciones en total
Hace ya casi 50 años que Kurosawa rodó este film, pero su vigencia es asombrosa. Corrupción urbanística había antes, la hay ahora y la habrá siempre. Este es uno de los motivos por los que Los canallas duermen en paz será un film inmortal. Los otros temas que aborda, que son los más importantes, son también los más eternos de la historia: el amor y la venganza.
Para mí esta película no es de las más destacadas de la filmografía de Kurosawa, pero se acerca. Sus veinte primeros minuto son de la maestría más grande jamás vista. Estos minutos transcurren en la ceremonia nupcial de la hija del presidente de una importante empresa inmobiliaria y Nishi (Mifune), que se convierte en el secretario de su padre. En la boda hay varios policías de paisanos y muchos periodistas esperando a que detengan a alguien de la boda. En el banquete hay muchos peces gordos de empresas sospechosos de desfalco y corrupción. El espectador no sabe muy bien que está pasando, pero poco a poco todo se irá desvelando.
Hacerle caso a jastarloa y no leáis la sinopsis de esta página, te puede llegar a estropear la película ya que desvela la identidad de un personaje que no se debería conocer.
El final de la película es brillante, por original e inesperado. En Los canallas duermen en paz los malos son pequeños diablos, y se agradece ver a villanos tan bien perfilados. Roza el sobresaliente.
Como casi todas las películas del genial Akira Kurosawa, ésta también es una denuncia de actitudes y entramados canallescos.
No se puede considerar una obra excelente, pues es excesivamente larga a la par que de ritmo no apasionante y sí bastante cansino, tanto que en algunos momentos aburre y harta por su excesiva seriedad y su pesadez de secuencias cuadrículadas, de interiores, poco dinámicas. Pero por supuesto es una buena película por todo lo que su argumento conlleva.
A resaltar que la sumisión tan tremenda que llevan inculcados muchos japoneses a los superiores (los jefes), como parte de su forma tradicional de ser, Kurosawa la escenifica de manera magistral en esa escena donde el que obedece se dobla ante el teléfono en actitud sumisa hacia el que manda, quien no está presente aunque sea el que le habla a través del hilo telefónico.
Fej Delvahe
No sé, a mí ya se me agotan los elogios.
Por el momento, y en lo que a mí respecta, última muesca en el revolver de Kurosawa. Y si no es la película más deslumbrante que firmó jamás, está cerquísima.
Uno de los despliegues más colosales que recuerdo. Si se quieren encontrar peros, se encuentran, es cierto que la película tiene un tramo inicial algo frío y plomizo, pero cuando Kurosawa ajusta la brújula e irrumpe Mifune con el cuchillo entre los dientes, ya no hay marcha atrás, no hay tregua, hay sed de venganza, clamor de justicia, puto imperialismo, puto Florentino.
En particular, la recta final es asombrosa, una de las más encarnizadas y desalentadoras que he visto jamás.
Qué maravilla, por favor.
Dame más infiernos, más odio, más canallas, más barbas rojas, por piedad.
Especulación urbanística, corrupción, intriga, drama familiar, venganza,… todo mezclado no agitado como diría mister Bond para dar como resultado otra de las imprescindibles de Kurosawa y van… hemos perdido la cuenta.
El guión no puede ser más actual con todos los escándalos que pululan últimamente en los periódicos por los pelotazos urbanísticos. Los actores están perfectos. El ritmo va in crecendo. Tiene una secuencia que podríamos haber quitado de una película de terror y a nadie le extrañaría, pero por encima de todo hay que ver y disfrutar está película porque tenemos ante nosotros a uno de los 5 MEJORES VILLANOS DE LA HISTORIA y no exagero nada.
Hubo un momento en que me recordó a Oldboy porque comparten el mismo leitmotiv ambas con resultados maravillosos, divergentes y a su manera complementarios. 200% disfrutable.
Con bastantes dosis de crítica social, el mayor interés de Los canallas duermen en paz está en una estética negra muy lograda y en un elegante guión, aunque con un par de fisuras bien disimuladas. También la música de Sato es, como siempre, magnífica –me gusta hasta la cancioncilla que silba Nishi–.
En mi humilde opinión, la sinopsis de la distribuidora no es muy inteligente. Si no la has leído todavía o no te acuerdas de ella, hazme caso y no la leas, porque entonces la película será para ti una sorpresa tras otra. Si la has leído, los primeros cuarenta minutos (aprox.) se te harán previsibles, pues en ellos se cuenta con un magnífico sentido de la intriga todo lo de la sinopsis.
Sin llegar a desvelaros nada relevante que os pueda estropear la experiencia, os diré que al final todo es una historia negra de venganzas en la que el romanticismo adquiere un papel protagonista.
Contiene además una de las escenas más bonitas de la filmografía de Kurosawa: cuando a Yosiko se le cae el vaso.