Los caballeros del rey Arturo
Sinopsis de la película
Después de una dura guerra, el rey Arturo, con la ayuda de Lanzarote, su caballero más fiel, consigue unificar toda Inglaterra bajo su mando. Después de ser derrotado por Arturo, Sir Mordred descubre la relación entre Ginebra, la esposa del rey, y Lanzarote, y se servirá de este hecho para acabar con el reinado de Arturo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Knights of the Round Table
- Año: 1953
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
Película
6.5
50 valoraciones en total
Le doy un 6 por la espectacularidad de las grandes batallas, por la insuperable fotografía, por la magnífica banda sonora, porque Ava Gardner y Robert Taylor hacen un buen trabajo (aunque muy teatral) y porque me niego a dilapidar una película que me entusiasmó de pequeño. Pero…
A los británicos hay algunas cosas que les hacen cuadrarse y cantar el God save the Queen con mucha facilidad, una de ellas es todo lo relacionado con el mito artúrico, al que han convertido en una especie de Mesías, al que muchos esperan que regrese de nuevo un día de estos y recupere para la nación parte de la gloria perdida.
Es curioso que Thomas Malory, el autor de La muerte de Arturo, es decir, el que crea el mito, le nombrasen Sir, cuando fue un bribón con más delitos que El Solirario y de ideales caballerescos sabía más bien poco. O al menos nunca los llevó a la práctica. Pero entiendo que esta medio novela, medio romance es más que suficiente para que los hijos de la Gran Bretaña hayan podido exportar un producto más al resto del mundo y tenerlo hasta en la sopa.
La obra de Malory está bien no cabe duda, aunque estaría mejor si no se hubiera dedicado a compilar –en algunos casos casi a plagiar- a muchos clásicos de la literatura francesa medieval, al que añade el toque británico.
Los caballeros del rey Arturo de Richard Thorpe es la segunda de la trilogía que hizo este director junto con su amigo Robert Taylor, sobre la Edad Media, y aunque es inferior a Ivanhoe tampoco le anda a la zaga –entre otras cosas porque tampoco aquella es que fuera una joya cinematográfica precisamente-, en esta ocasión tenemos más sentido del humor aunque a mi juicio las casi dos horas de metraje merman la calidad del resultado final.
Además me gusta que Ginebra sea rubia y no morena. Eso sí, Ava Gardner está muy atractiva, se nota que a principios de los cincuenta aún no empinaba el codo y salía tanto como hizo en los años posteriores sobre todo en los sesenta.
La película lógicamente no pretende ser fidedigna a casi nada, no ya ala verdadera historia, sino tampoco al libro. Digo lo primero porque lo que vemos es una representación de una sociedad de la Plena Edad Media mientras que Arturo, que no fue rey, sino un caudillo militar, vivió en la transición de la época Antigua a la Edad Media, muchos siglos antes.
Y en lo segundo también cambia lo que quiere, se excluyen todas las guerras entre Lanzarote y Arturo, y se les pone a luchar juntos contra Mordred, cosa falsa, ya que Lanzarote se va con Ginebra a Francia y es cuando a raíz de su persecución, Mordred toma el control del reino y Arturo emprende la guerra con él a su regreso.
Otro problema de la película es que Mel Ferrer, un actor limitado, no está a la altura de lo que exigiría un personaje del carisma que debe irradiar Arturo, y es que en esta ocasión es más la pesudohistoria de Lanzarote y Ginebra, más que del rey que vive en Camelot.
Evidentemente no hace falta decir que Excalibur es cien veces mejor, eso sí, por lo menos se puede ver con agrado.
Nota: 6,3.
Sabía que era una película de capa y espada como la que más y sin embargo me he metido. Sabía que dura casi dos horas y sin embargo me he metido. Sabía que me podía decepcionar y me he querido meter, porque en esto del cine hay que ver de todo y de este subgénero de aventuras apenas he visto nadanunca, principalmente porque me atrae bien poco. He querido meterme, ya tocaba, y es que la mitología artúrica (me encanta el epíteto artúrico, qué cosas…) me atrae tanto como una de piratas, es decir, ni poco ni mucho, es un subgénero que suelo ignorar. Hasta hoy.
Quiero decir que no me ha parecido un tostón del todo, hay cosas que me han maravillado, principalmente el vocabulario de todos aquellos que pasean delante de la pantalla, desde el rey y la reina hasta los vasallos, los buenos, los malos y estoy seguro que si los caballos hablaran también lo harían así, casi en verso, dirigiéndose a toda alma de vos y con una cortesía ante la que me rindo, me encanta, no lo puedo evitar. Luego está el personaje de Robert Taylor, un canalla en el buen sentido, lo mejor de lo mejor, y es que llamándose Lancelote, no se podía esperar otra cosa, excepcional, maravilloso, hasta yo quisiera ser su dama… Pero la película es justita para los que no gustamos de estas cosas, matar sin clavar la espada realmente no me parece un buen recurso y en general, para mí, su atractivo es muy poco. Entretiene a veces, sí, pero también es verdad que en otros momentos casi me quedo dormido.
Discreta traslación del universo artúrico al cine a cargo del correcto, sin más, Richard Thorpe. Aunque efectivamente Ava Gardner ha sido la Ginebra más hermosa del cine, a esta película no cabe compararla, ni por casualidad, con la arrebatadora Excalibur de John Boorman. Aquí los mitos artúricos (excalibur, Merlín, la Tabla Redonda, Lanzarote, Perceval o Ginebra) desfilan como meras marionetas sin pulso ni pasión, cuando es una historia plagada de arrebato, fuerza interior, surrealidad y delirio.
Muchas versiones, adaptaciones, y cintas basadas en la leyenda del rey Arturo se han producido a lo largo del tiempo para el cine, la TV o para hacer documentales. En lo que respecta al cine no hay que ir muy atrás para buscar algunos ejemplos, sin ir más lejos, la versión de 2004 que vendían como la más fiel a al realidad histórica y patatín patatán. La realidad es la que sigue. En primer lugar se trata de una leyenda, con lo cual que me vendan una presunta fidelidad (y mucho menos en una película, que como arte es por definición justamente lo opuesto a la realidad, hiperrealismo incluido). En mi opinión la mejor manera de llevar a la gran pantalla una leyenda es siendo fiel a la leyenda, que no es exactamente historia, y en esta película de Richard Thorpe lo hacen, en este sentido, de un modo acertado. Además las películas de esta época eran originales no como las de ahora, que son mucho más espectaculares a nivel visual pero todos sentimos que les falt algo, las películas clásicas son también lo contrario, les falta todos los avances técnicos actuales (aunque tenían los suyos, cinemascope, etc.) pero a nivel narrativo son muy superiores. Las películas de esta época eran cuentos, historias, las de ahora sson una mera sucesión de imagenes impactantes carentes de espíritu. Tampoco me gusta Excalibur de 1981, aunuqe reconozco que no es más que mi opinión subjetiva, porque es una película excesivamente fantástica, más bien de fantasía y demasiado cruda desviándose de una visión histórica y acercándola a una versión burda (una vez más en mi antipopular opinión). En todo caso e independientemente de estas comparaciones la pelíocula que estamos analizando es muy buena y muy recomendable, de esas que hay que ver aunque sea solo para matar la curiosidad de no haberla visto. ¿Lo mejor? El reparto, encabezado por Robert Taylor y especialmente por Ava Gardner interpretando a Ginebra, aunque a Mel Ferrer quizá le quedaba un poco grande el papel de rey Arturo. La estética de la película es la de un cuento, con Lazelot, Percival, Ginebra y rey Arturo pero el tipo de narración es histórica, y en eso el mériot hay que dárselo a lo mejor de esta cinta, su director, Richard Thorpe.