Lluvia de jaulas

Los barrios populares son cárceles sin necesidad de puertas, ni de muros, ni de estar vigiladas por rabiosos centinelas. Donde la belleza convive con la violencia. Flores que crecen sin muletas. Un basural de cicatrices, que se conforma con la piedad de los turistas. Personas que arriban al mundo con una marca en la frente. Generaciones de jóvenes ya veteranos del horror, donde pocos sobreviven al carnaval de la mano dura.