Lichtspiel Opus I (C)
Sinopsis de la película
Estrenado en 1921, aunque casi terminado en 1919, se considera el primer film absolutamente abstracto. En lugar de contener descripciones de la realidad consiste en una sucesions de colores y formas, de acuerdo con lo ya expuesto en el manifiesto del autor Pintar con la luz .
Detalles de la película
- Titulo Original: Lichtspiel Opus I (S)
- Año: 1921
- Duración: 10
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Opinión de la crítica
Película
5.5
62 valoraciones en total
En la Alemania de los años 20 las películas eran la moda intelectual. Se propagaron por todas las escuelas de arte. Por eso, no sorprende que los artistas y cineastas experimentales que llevaran las películas más allá de las normas de Hollywood y el cine convencional de aquellos años fueran los expresionistas alemanes.
El Opus 1 de Walter Ruttmann parecía biología. Pintó sobre cristal, grabó el resultado, limpió la pintura húmeda, añadió más y volvió a grabarlo. Una de las primeras animaciones abstractas.
La recepción de la obra de Ruttmann ha pasado en la historia por tremendos altibajos. Qué duda cabe que el llamado a las vanguardias tiene eso: a los dos segundos la vanguardia queda como curiosidad, casi obsoleta y, para muchos, como artificio ininteligible.
El problema del film es que depende extremadamente de la cultura que se posea en eso llamado vanguardias. No solo hablamos de abstracción, sino de toda esa corriente de abstracción musical. El que aquí escribe por muchos años consideró todo aquello de dodecafonismo y demás como pura basura. Hoy, años más tarde, lo veo de otra manera, como un movimiento enriquecedor de la historia del arte. No me planteo si me gusta a mí o no, sino si está bien hecho técnicamente. La respuesta para la asunción general y para Ruttmann es sí: ese arte es valioso, con todo. Quien piense de otro modo, mejor que no se acerque a Ruttmann.
Lo que el director hace en este corto, como lo que hacía Alban Berg con el que tanto en común tiene, es devolver el privilegio a la forma y al ritmo en que se combinan las formas. Dejemos el cine como historia, el arte como representación -parece decirnos-, ¿qué nos queda? Formas.
Ruttmann en sus dos opus hace una apología de la forma, del ritmo de la forma. Las secuencias siguen a la música en sus motivos: hay una correlación entre las formas circulares, los triángulos, los rayos pendulares y las recurrencias musicales. Siguiendo los movimientos de la sonata cada movimiento se articula en torno a células visuales que normalmente se repiten dos veces, casi como frases musicales. Como verán hablamos de un arte para los pocos que puedan seguir las recurrencias.
Si de las alturas nos vamos a la tierra, descubriremos en Ruttmann a un artista en avanzadilla que abrió camino para las fantasías visuales de Vertov o la secuencia inicial de la Fantasía de Disney, productos, estos mucho mejor digeribles.
Con todo, en tiempos donde el gato con liebre del cine de sensaciones lleva al aplauso, tiendo a pensar que más nos hace falta un Ruttmann que diez mil películas comerciales.
Es interesante, como ya lo había dicho en alguna otra crítica mía, como en los inicios del cine se podía plasmar color en una pantalla de cine, aunque sean un montón de figuras que aparecen y desaparecen al ritmo de la música clásica que está sonando. Simplemente es una curiosidad increíble.