Les doy un año
Sinopsis de la película
Desde que se conocieron en una fiesta, la ambiciosa Nat (Rose Byrne) y Josh (RafeSpall), un novelista en ciernes, han sido muy felices a pesar de sus diferencias: Josh es más reflexivo, Nat es más activa. Cuando se casan, ni la familia, ni los amigos, ni siquiera el cura cree que esa relación vaya a durar. La ex novia de Josh (Anna Faris) y el atractivo cliente americano de Nat (Simon Baker) podrían ser alternativas tentadoras. De los creadores de Love Actually , Notting Hill y Cuatro bodas y un Funeral .
Detalles de la película
- Titulo Original: I Give It a Year
- Año: 2013
- Duración: 97
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes obtener una copia la película en formato HD y 4K. A continuación te mostramos un listado de opciones de descarga activas:
Opinión de la crítica
Película
4.8
87 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Alex MacQueen
- Alisha Bailey
- Anna Faris
- Anna Skellern
- Audrey Nicholson
- Clare Higgins
- Clare Welch
- Daisy Donovan
- Daisy Haggard
- Derek Hutchinson
- Djalenga Scott
- Dustin Demri-Burns
- Hasina Haque
- Jane Asher
- Jason Flemyng
- Joseph Millson
- Kerry Howar
- Kevin Moore
- Martin Trenaman
- Minnie Driver
- Nigel Planer
- Olivia Colman
- Pandora Colin
- Rafe Spall
- Rose Byrne
- Simon Baker
- Stephen Merchant
- Sue Wallace
- Terence Harvey
- Tim Key
- William Andrews
Working Title lleva mucho tiempo abonada a la comedia romántica, entre otros y muy heterogéneos campos, y gracias a ella ha cosechado numerosos éxitos que, si bien podrán gustar más o menos, son intachables en cuanto al reconocimiento popular del que gozan, bien sea en forma de risas o de alta recaudación en taquilla (o de ambas). Su particular historia de amor comenzó con Cuatro bodas y un funeral (Mike Newell, 1994) y (casi) siempre les ha correspondido. Love Actually (Richard Curtis, 2003) supuso la gran comedia romántica de la compañía, una especie de obra catedralicia en torno al amor y el pastel cinematográfico que aglutinaba todo lo que la gente ama (y detesta) del subgénero. Si la tomamos como punto de inflexión en el devenir del subgénero (al menos en su variante british), la presente Les doy un año (Dan Mazer, 2013) pretende ser otro punto y aparte, una suerte de deconstrucción o reconversión de dicho subgénero con el objetivo de alcanzar metas similares a través de un esquema (narrativo, moral y conceptual) distinto. La intención es cuanto menos loable y atractiva, pero, una vez dispone las cartas sobre la mesa, el director debutante, ligado a Da Ali G Show (2003-2004), no sabe jugar bien la partida y ejecuta su tarea de manera rutinaria, previsible, plana y acomodaticia.
La premisa (y la forma en que es presentada) resulta simple, pero efectiva y esperanzadora. Chico y chica se conocen, se casan, disfrutan de una boda con discurso apoteósico del padrino y sienten que podrán con todo a partir de ahora. Unos meses después, la situación es bien distinta, y no son más que otro matrimonio asentado sobre problemas, egoísmos y mentiras. La chica tiene un pretendiente (el mentalista Simon Baker ni más ni menos) y él a una ex muy cercana (Anna Faris, irreconocible tras sus malogradas operaciones de cirugía estética, quien da ángel a su personaje pero se pelea en cada escena con un rostro de gestos antipáticos y extraños). El embrollo se desarrolla a dos bandas, la de la novia y la del novio, y eventualmente éstas se unen para ofrecer momentos incómodos entre amantes, reiterar lo mal que les va (un plana caricatura del matrimonio) o, en el mejor de los casos, juntarles a ambos en las escenas de la terapia de pareja con una descacharrante psicóloga al mando.
No se puede discutir que el reparto no esté entregado a la historia, sobre todo gracias a unos inspirados y divertidos Rose Byrne (quien, una vez más, enamora) y Rafe Spall (también en cartelera con la estimable Amigos de más) en los papeles de la infeliz pareja protagonista, pero esa historia se tambalea constantemente a lo largo y ancho de una narración desequilibrada, aparatosa y falta de chispa, donde cada escena (y cada gag) parecen estirados en exceso, diluyendo las virtudes que el espectador va encontrando por el camino, virtudes todas ellas en torno al sentido del humor del film, una mezcla de maneras típicas del cine británico pero sólidamente apuntaladas en el humor grosero, escatológico y zafio (y no es un comentario negativo en absoluto) que predomina en la reciente y muy popular comedia USA. Ello provee al film de sus mejores líneas de diálogo y de las secuencias mejor trenzadas, siendo la muestra más perfecta y brillante de esto la escena del marco de fotos digital en casa de los suegros. Sin embargo, esta escena y otras no son más que esporádicas pinceladas de buena comedia que despiertan un poco el apagado ánimo de la cinta, lastrada por una vertiente dramática y (anti)romántica mal hilada que en ningún momento logra empatizar con el público.
La pretendida revisión del subgénero romántico se queda en agua de borrajas, su cinismo no tiene recorrido y, para cuando la película ofrece los giros más originales, uno ya ha desconectado del todo. Su alargado tramo final incluye alguna tibia sorpresa, pero incluso en su clímax, donde aparentemente se rompen ciertas reglas del subgénero, no renuncia a los típicos resortes del mismo para alcanzar las metas de siempre: ofrecer melosidad y un discurso luminoso sobre el amor. Normalmente un servidor lo compraría, pero no cuando todo lo demás se mueve de manera tan impersonal y raquítica.
http://www.asgeeks.es/movies/critica-de-les-doy-un-ano-divorcio-a-la-britanica/
Podría haber sido una gran película si se hubiese creído sus posibilidades y hubiese equiparado sus enorme dosis de honestidad con un poquito, sólo un poquito, de convicción emocional.
El grado de cinismo y sinceridad a la hora de tratar la farsa de la que, en mi opinión, se compone el 80% de los matrimonios es tal que la película se acaba viendo con gusto pese a sus contados fallos de narración, la torpeza a la hora de presentar a algunos personajes y la escasa personalidad del conjunto. Efectivamente, la película funciona mejor como sucesión de gags que como un todo coherente y consistente.
Estas grandes limitaciones pienso que se deben a ese tono de comedia romántica comercial que es el que se ha le ha querido dar. La película contiene unas irrefrenables dosis de mala baba, sus personajes son caricaturas de lo que es la vida conyugal y la crueldad que hay de trasfondo no es más que la más cruda de las verdades que encierra esa santa institución llamada matrimonio y que el cine ha tratado siempre de salvar con finales en los que los personajes no eran más que extensiones de ese Cristo clavado en la cruz, que arrastraba el sufrimiento y tragaba agonía, que sacrificaban su bienestar y felicidad personal es pos, supuestamente, de hacer el bien al otro. Menuda hipocresía.
Hay mucha verdad en esta película y con eso es con lo que hay que quedarse. La pena es que esta encorsetado en un género en el que tienes que dar cierta concesiones a la galería para no ofender a nadie que es lo que creo, sin ningún prejuicio ni ánimo más que de dar su propio punto de vista de una forma corrosiva , pretendía Dan Mazer con su película. La dirección, así, se percibe que no tiene toda la soltura y desparpajo que podía haber tenido.
Quedan para el recuerdo un puñado de escenas desternillantes y uno de los finales más sinceros y puros, dentro del ámbito de comedia gruesa en el que se inscribe, que tengo la oportunidad de recordar. Ese final catártico y entregado a la más sincera de las verdades no hace más que desenmascarar a nosotros, pobres diablos, atrapados en la idealización del amor, tal como comenta uno de los personajes, y que preferimos estar con otro por ser lo correcto más que por voluntad propia.
Ha tardado bastante para lo que suele ser habitual en llegar a nuestras pantallas esta comedia agridulce, que tiene como punto de partida aquel que cualquier comedia romántica al uso propondría como colofón final: la gran boda. Y es que los protagonistas apenas se conocen pero deciden dar el paso para formar un hogar. Sin duda una premisa inicial diferente y atractiva a priori.
Sin embargo parece que Les doy un año se quiere tomar demasiado en serio al plantear la historia de manera lineal y sin sorpresas. Pronto el espectador entiende la situación y apenas hay variaciones, por lo que pierde esa chispa con la que había arrancado. Si lo mejor que se puede decir de su desarrollo es que es correcto, probablemente haya algún error en su puesta en escena.
También hay momentos graciosos, en los que los gags funcionan, pero son solo golpes de suerte más que una estrategia para contentar al público. Quizás los momentos más entretenidos son los que corresponden a las sesiones con la psicóloga, pero teniendo en cuenta que son solo un puñado y que no son importantes para la historia en sí misma, son muy poco bagaje. En contraposición el típico amigo del marido, que tiene que tirar del repertorio más soez para intentar dejar huella. Evidentemente no lo consigue.
También se nota una falta de química entre la pareja protagonista. Byrne demasiado seria y encorsetada en su papel poco se parece al divertido personaje de la fallida La boda de mi mejor amiga , película en la que sobresalía casi sin querer. Ha demostrado que tiene madera para la comedia en Malditos vecinos , pero Mazer no ha sabido sacarle provecho. Spall ( Prometheus ) no ha experimentado mucho el género, y se nota su inexperiencia con un personaje soso y aburrido.
Por mucho que los secundarios Faris y Baker hagan lo posible y lo imposible por elevar el nivel de la película (y lo logran), Les doy un año no sirve como película que quiera sentar las bases de la comedia romántica a la inversa porque no tiene contenido suficiente para ello ni se ha sabido sacar punta a un texto que no sabe si es melancólico u optimista. Para pasar un rato agradable cumple de lejos con su cometido.
Comedia británica que pretende ofrecer un modelo diferente a la típica historia de amor entre dos personas, con un contenido asequible y unos protagonistas que salvan la papeleta a pesar de la flojedad y la desiria de unos secundarios que no dan la talla -los eternos amigos que rodean a la pareja son puro cliché-. Una alternativa a la repetición amorosa tantas veces vistas, al enamoramiento aburrido que ya no te inspira ninguna sensación de entusiasmo, que entretiene y gusta a pesar de que el guión tampoco ofrece una gran historia, más bien, se nutre de situaciones que se supone, son cómicas y de diálogos que deben procurarte una sonrisa. Sólo lo consigue medianamente. Con la presencia del televisado Simon Baker, el cuarteto de actores es lo mejor de la misma, así como su correcta y no-extensa duración y su falta de pretensiones que, en ningún caso, pretende. Ofrece un producto ligero, de fácil consumo y de pocas preocupaciones. Ideal para momentos pesados de barrido rápido.
¿Quieres casarte conmigo? O mejor dicho, ¿quieres descasarte conmigo? Tenemos a la vista -12/09/2014- el estreno de una nueva comedia romántica británica, de la mano de Dan Mazer y protagonizada por Rose Byrne y Rafe Spall, y con Simon Baker de secundario -Patrick Jane en `El Mentalista´-. El director británico se esfuerza por cambiar la fórmula, trastocar los clichés de un género machacado en la actualidad por la gran industria de cine americana. Lo consigue en cierto sentido, pero acaba cayendo en los tópicos que caracterizan este tipo de películas. `I Give It a Year´ narra la historia de una pareja -Josh y Nat- que se conoce en una fiesta y cuyo amor surge tan rápido como la chispa de un mechero. Se casan, a pesar de ser personas completamente diferentes, y por ello nadie da un duro por su relación, ni siquiera su familia. Si consiguen superar el primer año de matrimonio, serán felices eternamente, o eso creen. Sin embargo, el camino hacia la prosperidad no será fácil: Chloe y Guy se cruzarán en sus vidas… ¿para bien o para mal?
El inicio de la película es gracioso -quizá el mejor momento del filme-: se presentan casi todos los personajes y se puede empezar a mascar la tragedia. La historia está contada desde el futuro, pues Nat y Josh deciden acudir a un especialista en relaciones matrimoniales para hablar de sus problemas y acabar encontrando una solución amistosa. No se quieren rendir y harán todo lo posible para que el amor no se acabe. La película, en todo momento, intenta esquivar la previsibilidad y ridiculez que se ha visto empujado este género en la actualidad, gracias a las grandes industrias -todopoderosas- norteamericanas y, en especial, a Jennifer Aniston y Adam Sandler, entre muchos otros. No obstante, tanto el argumento como la historia acaban resultando previsibles. En media hora, a lo sumo, ya conoces el final, aunque aún no haya sido representado en la gran pantalla, y pese a los esfuerzos del guion en ocultarlo con puntos de giro que intentan engañar al espectador…aunque sin acierto.
Los personajes son puro cliché. Algunos hacen gracia, es innegable, pero no tiene ningún mérito, pues son construcciones simples y calcadas de infinitas películas del género: el colega cómico, payaso y soltero que no se come ni un rosco, la amargada e infeliz hermana mayor de la novia y su marido aburrido y sin ganas de vivir…En definitiva, una conmemoración a esos personajes que se estiran y estiran y nunca rompen la cuerda. Los únicos que, presumiblemente, parecen interesantes son los personajes interpretados por Simon Baker y Anna Faris – Guy y Chloe, respectivamente-, pero tampoco acaban de convencer: son el recurso del guionista para crear el conflicto en la historia. Aportan algún que otro momento cómico y endulzan la película con sus `caras bonitas´, sin embargo, no consiguen transmitir ninguna emoción.
¿Con esto quiere decir que la película sea mala? En absoluto. Es un filme sin pretensiones, que desde el momento enseña al público lo que quiere ver. Y eso lo consigue. No te engaña, no intenta jugar contigo y, además, hace un esfuerzo por cambiar las reglas del género, aunque no lo consiga de manera óptima. ¿Quieres reír? No te fallará. ¿Quieres ver una comedia romántica y no pensar durante hora y media? No te fallará. ¿Te apetece ver algo sencillo y sin una historia alarmantemente complicada? No te fallará. Es una película que, si sabes a lo que vas, no te sentirás defraudado, pese al bajo nivel que el género está ofreciendo actualmente y que solo sirve para acaparar la franja horaria del mediodía en las televisiones.
El final, aunque previsible, es bastante cómico y rompe con las reglas generales del género, donde el drama y la comedia acaba imperando por partes iguales. Junto con el principio, lo mejor del filme.
¿Recomendable para ir al cine? Hombre, pienso que habrá mejores en cartelera. Pero como he dicho en el párrafo anterior: si te gustan las comedias románticas, te apetece distraerte un poco y ver algo sencillo, o simplemente no te importa lo que ver con tal de ir al cine con la gente que deseas, adelante: es tu película.
Destacar, simplemente como dato informativo, que la película se estrenó hace un año en Reino Unido y llega a España el 12 de Septiembre.
NOTA: 5,5/6
INTRACINE.ES