Leonard Cohen: Im Your Man
Sinopsis de la película
Compositor de canciones, poeta, ícono de la contracultura, y consumado seductor. Todo eso es el canadiense Leonard Cohen, un grande de la música desde que apareció en escena en 1967. Este documental le rinde homenaje.
Detalles de la película
- Titulo Original: Leonard Cohen: Im Your Man
- Año: 2006
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
Película
7.1
100 valoraciones en total
Yo sin duda estoy entre los primeros y por ello la nota es la que es. Se trata de un concierto-homenaje, donde Cohen no canta, enlazado con comentarios del poeta sobre su vida y milagros e impresiones de los cantantes que versionan alguno de sus salmos (himnos está muy trillado). Los hermanos Wainwright llevan el peso del concierto -no se si por canadienses-, sobretodo la princesa collares de Rufus ( qué Everybody knows…).
Notas a las interpretaciones: Cave (6,5), Rufus (8,5), Martha&Berth (6), Linda (5,5), Teddy (9), Jarvis (7,5), Handsomes (6) y Anthony (9).
La filmación es impecable y las fotos y comentarios de Cohen oportunos y enriquecedores. Canta a la limón con U2 como broche final Tower of Love.
Bueno, por lo visto, a Leonard Cohen le falló su tesorero y se encontró, de pronto, en una situación económica complicada. Es por eso que resucitó su actividad (después de casi 10 años) sacando dos discos casi consecutivos y auspiciando varios homenajes. Este, en un principio el más importante, parece estar montado por la familia Wainwright (que por algo comparten origen con Cohen, ambos son de Montreal). Consiste en extractos de un concierto homenaje, declaraciones laudatorias de los músicos participantes y partes de una entrevista a Cohen salteadas con curiosas imágenes de archivo.
Los comentarios de los otros músicos son bastante insustanciales, con los típicos comentarios de admiración y alguna anécdota curiosa.
Las versiones musicales me decepcionaron mucho (y yo soy un total admirador de su música, lo pondría entre mis 5 músicos favoritos). Nick Cave (otro de mis favoritos, quizás por eso esperaba demasiado de sus versiones) decepciona con I’m Your Man, y hace una bonita versión de Suzanne (imposible afear esta canción). Pero para mi las mejores actuaciones son las de Martha Wainwright, con un The Traitor que pone la piel de gallina (vaya letra!!) y Anthony con If It Be Your Will (este tío es una bestia de interprete, cada vez que pilla un buena canción la lleva a otra dimensión, lo ha vuelto a hacer con Knockin on Heavens Door en la banda sonora de I’m Not There). Lo demás son actuaciones correctas, pero ninguna se acerca al impacto emocional de las originales. Mención especial para la lamentable aparición de U2, que, por supuesto, se aseguran una presencia muy especial, con Bono soltando estupideces y haciendo de acompañamiento final a Cohen en una versión de Tower of Son.
Resulta que lo mejor del documental son los comentarios de Cohen. Y es que como letrista o como entrevistado Leonard Cohen está a años luz de cualquier otro músico contemporáneo. Impresiona oírlo reflexionar con esa humildad y profundidad sobre cualquier cosa. Al final uno desearía que el documental fuese sólo una entrevista continua con el músico o, mejor aún, dan ganas de invitarlo a cenar y pasarse horas y horas escuchándolo contar anécdotas de su vida y divagar sobre el amor, dios y el fascismo.
Enorme, Leonard Cohen (se merece algo mejor).
Para quien admire a Cohen, tanto su música como su poesía, éste es un documental musical, sugerente, inexplicablemente conmovedor, lleno de sensibilidad y de vitalidad, un Leonard Cohen, que hace un viaje interior a través de sus recuerdos y sus anhelos, tomando como referencia la estancia en un monasterio de años, que cambio su vida. Entrevistas y charlas con el cantante-poeta, y una serie de versiones de sus canciones más famosas que me parecen una proeza musical, para terminar con el emblemático y legendario Tower of song, con Leonard Cohen y U2 a la par, legendario e increiblemente esperanzador.
Con demasiados aires a homenaje póstumo, Lian Lunson nos acerca a la vida y obra de un artista, de un trobador, de un vividor en el más puro sentido de la experiencia: Leonard Cohen.
Todo el mundo, quien más quien menos, conoce de nombre a Cohen. Se sabe que es un cantante (¿cantautor?) parecido a este otro… cómo se llamaba… ah, sí: Bob Dylan, se sabe (por el apellido) que es judío, y se sabe que es canadiense. Por suerte habremos escuchado alguna de sus canciones (prácticamente seguro que Hallelujah ) y puede que nos suene que estuvo relacionado con el mundo del budismo. Cuatro pinceladas suficientes. Pero quien no sepa esto, que no se preocupe, en Im your man conocerá la vida de un hombre-artista, un verdadero poeta que ha influenciado e influencia todavía a millones de personas.
El documental mezcla imágenes de una entrevista al Cohen actual, fragmentos y fotografías de su pasado con su misma voz en off describiéndolas, y actuaciones musicales de compañeros y amigos suyos (como Nick Cave o U2) interpretando de forma majestuosa sus canciones. A mí sinceramente se me han puesto los pelos de punta en más de una ocasión.
La vida de un verdadero artista, cómo un hombre es capaz de despertarse cada mañana para ir al trabajo y que éste consista en escribir canciones de tal belleza.
Técnicamente, el documental está rodado con maestría y los efectos de imagen son agradables y vistosos. Se le infunde un aura de misterio y a la vez de sosiego a Cohen en cada uno de los primeros planos.
Definitivamente un documental agradable de ver y escuchar.
Todo documental en homenaje a un músico veterano ha de contener tres requisitos imprescindibles para que un productor ansioso se lance a rodarlo: 1) Tiene que salir Bono con sus estupideces habituales. 2) Al espectador le ha de costar unos 25 minutos encontrar la relación entre lo que se explica y el artista en cuestión. 3) Los músicos invitados han de versionar los temas originales igual que lo haría Ramoncín. Esto es muy importante. Han de ser malos. Si no es así la productora no acaba de embrujarse con el proyecto.
Qué forma de insultar a uno de los más grandes compositores que haya dado este arte. Qué bajeza escuchar al gilipollas de Bono con sus imbecilidades de siempre, su ignorancia atroz y su vanidad bochornosa. Qué vergüenza oír las versiones de los temas de Cohen en boca de estos infames que, además de no saberse la letra de las canciones, les costaba leerla en el telepronter. Y encima las canciones las berrean enteritas, de principio a fin. Es un horror.
Rompe el corazón ver a Cohen ahí en medio de todo eso. Tan sencillo, tan tímido, tan agradable, como siempre ha sido. Lo quiero tanto a Cohen, pasaría días escribiendo sobre él. Hasta ganas de llorar me han entrado. ¡Desgraciados!