Las tres caras del miedo
Sinopsis de la película
Tres cuentos de terror con mujeres amenazadas por llamadas misteriosas, vampiros en las estepas rusas y sangrientas venganzas:
El teléfono : una mujer, que vive sola, comienza a recibir inquietantes llamadas. Al otro lado del teléfono, una voz masculina profiere amenazas de muerte y de deseo. Aunque, en principio, todo parece una broma…
Los Wurdalak : el viajero ha encontrado el cadáver de un hombre apuñalado. También una sombría mansión y, entre sus habitantes, una bella mujer. Y esa noche se cumple el plazo: si el señor del lugar regresa pasada la medianoche vendrá convertido en Wurdalak, horrible ser sin vida que se alimenta de la sangre de sus víctimas…
La gota de agua : una anciana espiritista muere mientras intentaba comunicarse con el Más Allá. La enfermera que la atendió roba un valioso anillo al cadáver. A partir de ese momento sufrirá la venganza de la difunta…
Detalles de la película
- Titulo Original: I tre volti della paura
- Año: 1963
- Duración: 96
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes descargar una copia de esta película en formato 4K y HD. A continuación te citamos un listado de fuentes de descarga activas:
Opinión de la crítica
6.6
54 valoraciones en total
Las tres caras del miedo en tres episodios diferentes: 1) El teléfono : una mujer recibe sádicas llamadas que la amenazan de muerte… Aquí, el miedo es la posible muerte, a la cercanía de ésta. Discretamente interpretada, es interesante pero el más flojo, 2) Los Wurdalak : desarrolla una historia de vampiros y aquí el miedo es hacia las leyendas vampíricas. Es el episodio en el que aparece Karloff, bien narrado y fotografiado, notable, 3) La gota de agua : una mujer roba un valioso anillo del dedo de una condesa difunta y a partir de aquí comenzará una pesadilla para ella… El mejor de los tres, excelente en sus interpretaciones e historia, eleva el buen tono general de la película. Y aquí el miedo está representado por los peligrosos juegos espiritistas.
Notable film de horror, muy bien estructurado en la calidad de los episodios, dónde el prestigioso Bava combina notablemente los colores, el sentido terrorífico y el erotismo en aras de dotar a la película de una adecuada personalidad y continuidad. Graciosa broma final.
Estupendo film que hará disfrutar a los seguidores de las películas de terror por episodios. Especialmente inspirado en su primera y tercera historia, es una lástima que la más extensa sea la más aburrida de todas. Tres cuentos muy heterogéneos entre sí cada uno a su estilo: uno sobre un acoso intrigante cercano al género policíaco, otro en clave de drama gótico estilo Corman, y el último, peculiar en su puesta en escena y fotografía colorista, pero sin duda el más terrorífico de todos.
Con Las tres caras del miedo Bava se acerca a un territorio del terror clásico que ya había explorado en la extraordinaria La máscara del demonio. Basada en tres famosos relatos de dos maestros de la literatura clásica (Tolstoi y Chéjov) y otro que desconozco (Snyder), el italiano ofrece una amplia perspectiva de sus inquietudes estéticas y narrativas acometiendo su tríptico con una mirada que equipara formas y tonos para divergir en el germen del suspense y el terror. En El teléfono, por ejemplo, el miedo aparece de forma mucho más real y temible, a la vez que preludia el inicio del Scream de Craven y homenajea a Hitchcock en su milimétrico y engañoso desarrollo dramático y en su perverso sentido del voyeurismo.
Con Los Wurdalak, sin embargo, Bava se enfrenta a una tradicional historia de vampiros (eso son y no otra cosa los tal wurdalak) con el pulso firme y el gusto por el detalle que le caracteriza, y beneficiado por la asombrosa interpretación del inmenso Boris Karloff (que también ejerce de maestro de ceremonias de la película, todo un lujo). Desplegando una puesta en escena sencillamente insuperable (esa fotografía no tiene nombre) y un aliento entre trágico y poético que le añade charme a la narración, Bava logra filmar uno de sus trabajos más potentes y conseguidos, una historia sencilla que desborda los sentidos y subyuga como los cantos de esos seres sin alma que la protagonizan (amén de funcionar como bello homenaje a las pelis que la Hammer producía por aquel entonces).
El último episodio, La gota de agua, es el más terrorífico de todos. La historia la firma Chéjov, pero es muy Poe en su discurso sobre la codicia y la visión de los espectros como representaciones del remordimiento y la conciencia herida. Y es, ante todo, Bava al 100%: luces verdes que parpadean, pasillos largos teñidos de rojo, violeta y dorado, y pequeños signos de terror que desembocan en ese inolvidable y escalofriante final (pocas veces una aparición fantasmal había dado tan mal rollo). Una pequeña obra maestra.
Lo mejor: el ESTILO de Bava.
Lo peor: el primer episodio está un poco por debajo de los otros dos, quizás…
A modo de los denominados omnibus films, los diferentes estilos con que están narrados los tres episodios que lo integran permiten a Bava hacer una notable demostración de su habilidad en los distintos niveles del terror. Cada episodio refleja las correspondientes muertes bajo los respectivos mecanismos del terror, ya que se revelan disímiles en todos los sentidos y niveles. Oportunamente, la música de Nicolosi explica la diversidad tonal dentro de la concordancia estética.
El episodio El teléfono permite a Bava una narración dentro del tradicional terreno del cine negro. El guion recuerda mucho a esos relatos americanos de los años cincuenta, como Cornell Woolrich. Sin embargo, el enfoque artístico-conceptual revela a Bava un estilizado ejercicio de concentración con tres personajes exclusivamente, en el cual se aúna una formalización fluida y magnífica, a base de planos largos en movimiento con perfecto dominio del reducido espacio escénico, con una sensualidad embriagadora y una morbosidad envolvente.
(Esta insidia enfermiza establece la impronta del giallo, por consiguiente, implica un paso adelante en la decidida instauración del género. Por si fuera poco, Bava añade una triquiñuela argumental e incorpora una parafilia (el lesbianismo), subrayando, por añadidura, el fetichismo del asesinato y el sentido obsceno del impulso homicida. En suma, desarrollo ingenioso dentro de un trazado formal espléndido: historia, color, intérpretes, cámara, planificación, vestuario, escenografía, música, ritmo… conforman esta pequeña joya).
La familia Wurdalak cuenta una historia a medio camino entre el vampirismo (los vurdalaks o vampiros de los pueblos eslavos) y el amour fou (no exenta de cierto humor). Con todo, el mayor defecto es de tipo formal, y consiste en una linealidad narrativa carente de la fuerza debida. Mas todo ello no significa que este episodio sea fallido, pues Bava crispa con interesante espíritu la pulcra sobriedad mediante su personal forma de recargar la imagen y acentuar el cromatismo, y, pese a un desarrollo algo arrítmico, transmite con propiedad el tétrico encanto del relato, reflejando momentos muy inquietantes.
La gota de agua supone un brillante ejercicio de terror psicológico. El toque esotérico tampoco falta. El tema: la demencia autodestructiva.
Película de bajo presupuesto y de corte italiano que, sin embargo consigue crear un ambiente entre romántico y tenebroso a la altura de otras películas de serie b (véase La Caída de la Casa Usher, donde Mark Damon también tiene un papel protagonista).
Las interpretaciones son afectadas y el montaje deja bastante que desear, aunque la fotografía y la ambientación, así como la presencia, tanto como de presentador como de actor, del gran Boris Karloff (el mejor monstruo de la historia del cine), dotan al conjunto de cierto atractivo que compensa los defectos, al menos, para que se convierta en un film interesante para su visionado, con tres historias sugerentes sobre los principales miedos del ser humano: los asesinos, los muertos y los espíritus.