Las razones del corazón
Sinopsis de la película
Emilia, un ama de casa frustrada por la mediocridad de su vida, por los fracasos de su marido y por una maternidad agobiante y mal llevada, siente que el vaso de su paciencia está a punto de desbordarse. El mismo día que la abandona su desdeñoso amante, le embargan sus bienes por las deudas contraídas a crédito. En su apartamento, vacío y desolado, Emilia toma una decisión… Adaptación de Madame Bovary de Gustave Flaubert.
Detalles de la película
- Titulo Original: Las razones del corazón
- Año: 2011
- Duración: 119
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Opinión de la crítica
Película
6.2
29 valoraciones en total
Retomando los dramas hechos hace ya muchos años ( La reina de la noche, Principio y fin…) Ripstein retoma el dram puro y duro para trasladarnos la historia de una mujer abandonada a su propia suerte, pero que es redimida finalmente.
Extraordinariamente filmada en un blanco y negro que traspasa la pantalla, los actores transmiten una veracidad en esta apasionada historia de seres que deambulan trágicamente delante d enuestros ojos.
Arcelia Ramírez borda el papel protagonista y, al igual que el El secreto de tus ojos, cuando Javier pronuncia dime que existo resume todo el drama que estamos viendo.
Es increíble como puede filmar Ripstein de esta forma tan trágica, tan auténtica un verdadero descenso a los infiernos de esta ama de casa desaquiciada por su gris supervivencia.
Además la cámara nos mete a fondo en los personajes, en la historia. Nos deja huecos en el lano para que percibamos las trascendencia de la escena, deja que los personajes abandonen el plano para que nuestra mirada les siga, da consistencia a los planos sin necesidad de llenarlos de escena o de objetos.
Y finalmente la redención a través del marido es una solución fantástica a tan trágica historia.
Esta película es un viaje a los interiores de la psique de Emilia, una mujer frustrada en todo, especialmente en el amor, que nos recuerda lo sórdido y amargo de una existencia sin sentido.
Ella vive en un desolador apartamento, sucio, sombrío y tan desordenado como su mente. Vive afligida por los años que se le van, y afligida por el amor que también se le va. Se la pasa escapando de sus deudas contraídas para retener a un amante que la desprecia. Vive huyendo tanto de sus cobradores como de su realidad.
Su vida está marcada por el fracaso, acompañada de un tibio y mediocre marido a quien no desea en lo más mínimo y a quien hace responsable de su infelicidad. Ignorando sus recursos y posibilidades reales no titubea en volverlo centro de sus demandas, sin consideración alguna y sin apego al principio de reciprocidad, con una actitud depredadora. Menosprecia tanto la vida que ha construido con éste como a su hija, quien se le ha vuelto un estorbo insoportable. No se siente culpable por ello ni por nada, su egocentrismo le impide sentir remordimiento alguno por sus acciones para con los demás.
Ella es una mujer egocéntrica, carente de empatía, que obra para su propio interés, siendo indiferente ante las necesidades y deseos de los demás, a quienes solamente toma como un medio para lograr algo provechoso. Su imaginación y pensamiento están tan constantemente ocupados consiga misma y sus intereses que es incapaz de ponerse en el lugar de otra persona, y de contemplar, desde el punto de vista de otro Yo, la matriz o el aspecto que tienen las cosas y los acontecimientos que ocurren. Su realidad es su propia soledad existencial y su vivir en una realidad determinada por un irrealizable deseo, a partir del cual pondrá de manifiesto su tendencia para referirlo todo a sí misma.
Creyendo que sus intereses son los únicos que cuentan, está decidida a lograrlos a costa de lo que sea, obrando sin freno inhibitorio o prohibición moral alguna y siendo capaz de pasar por encima de cualquiera para conseguir lo que anhela.
En este sentido, ella se encuentra fijada en un estado de inmadurez, que solo es normal y característico en la segunda infancia, cuando la falta de distinción entre la realidad personal y la realidad objetiva es apropiada. Pero en el caso de Emilia, es inusual que no cuente con los mecanismos mentales capaces de hacerle entender que otras personas tienen creencias, necesidades e intereses diferentes a los de ella, con lo cual, el rechazo amoroso le lleva a la disociación y a la desestructuración.
Su deseo evoluciona del amor a la pasión y termina por volverse un estado insoportable de desesperación: Incapaz de encontrar salida a la frustración de saber que sus elecciones han sido equivocadas, cae en una depresión donde la pasión y los instintos primarios, guiados por el principio del placer, le crean más frustración. Su vida está ahora destinada al acoso y la persecución, ya no tiene ningún otro interés que el de alcanzar la realización de su deseo. Aislada del mundo y confinada a perseguir incansablemente al objeto de su deseo acaba por perder sus límites y fronteras de contacto.
Progresivamente su egocentrismo evoluciona del estado narcisista a la humillación de la mujer que ha caído de sus propios sueños enamorada de un músico vividor y pobretón de cuarto de azotea, por quien ha dejado todo, persiguiendo incansablemente la realización de su deseo, sin saber que al final de todo solo quedará presa de este deseo hasta su ruina y destrucción.
El mismo día que le embargan sus bienes, el desamor le embarga el alma y decide poner fin a su propia vida con la esperanza de embargarse –a sí misma–, el fracaso que le ha cobrado su egocentrada existencia.
La trama parte del desprecio amoroso por Emilia y nos traslada hasta la compasión por ella, sus actos y sus consecuencias, todos justificados en el nombre de las razones del corazón, un corazón patológicamente enfermo de amor.
Al final todos aprendemos que la vida es corta y nuestros sueños pocas veces se cumplen, la aceptación de ello, en diversos grados, marcará la diferencia entre la subsistencia y la locura.
La crítica debería llamarse: El empeño de Arturo. Y es que el señor insiste en querer retratar una sociedad mexicana de un nivel económico medio a bajo. Algo que es respetable, siempre y cuando lo haga como debe ser, sin parafernalias que rodeen el argumento dando como resultado final una película muy lejana a la realidad.
Pero el título fue otro, en gran medida por que dejando al lado ciertas extravagancias que ha manejado en muchas de sus cintas como un lenguaje pseudo-popular con palabras anacrónicas y nada encajables a la conversación, el mostrar a sus actores con presencias aclichadas para sus personajes, el recrear atmósferas de pobreza o semejantes dándolas por hecho que así se vive, dejando muy, pero muy de lado todo ello,me gustan sus pelis.
Sí, y es que en este caso, Las razones del corazón, tiene a su favor un historia muy buena, que sin lugar a dudas maneja un tema universal como lo es el desamor.
Y goza de muchas facultades a favor, como una fotografía muy ad-hoc basada en la desesperación y la desesperanza,o las actuaciones que están en su punto secundando bien a una Arcelia Ramírez que luce bien, o el guión de Paz Alicia, aún sin que me guste del todo su poco conocimiento del vocabulario popular es innegable su habilidad para transportar la novela de Gustave Flaubert a un país muy distante al original con un ligero toque de humor, pero sobre todo a la mano muy segura de Arturo Ripstein, quien hace una obra muy agradable para pasar un rato a gusto, con todo y su visión falsa del México clasemediero.
Brutal y desolador drama existencial, trasunto de la Madame Bovary de Flaubert. Ripstein rueda con maestría en un ambiente teatral donde cada una de las piezas cumple a la perfección su rol en un guión notable que pincha un poco en los minutos finales cayendo en un melodrama donde afloran algunas frases algo pretenciosas. Película de actores con una excelente fotografía. La desesperación de esta mujer (gran interpretación de Arcelia Ramirez) que no es capaz de encontrar una salida a la frustración de saber que sus elecciones vitales han sido equivocadas le hace caer en una depresión sin retorno donde la pasión y los instintos primarios crean más frustración. La vida es corta y nuestros sueños pocas veces se cumplen, la aceptación de ello en diversos grados (la portera, la vecina, el marido) marcará la diferencia entre la subsistencia y la locura.
Tras varias colaboraciones, la guionista Paz Alicia García-Diego vuelve a trabajar con Arturo Ripstein en Las razones del corazón , un exageradísimo melodrama que adapta la obra Madame Bovary de Gustave Flaubert y que nos cuenta la historia de una mujer enamorada perdidamente de su amante, aunque éste pase de ellal. Esto, sumado a sus problemas con su hija y la fría relación que mantiene con su marido, la harán tomar la decisión más drástica que podría pasársele por la cabeza. Rodada de forma elegante con planos largos que van engarzándose uno tras otro, sin apenas cortes de varios segundos y funcionando casi como viñetas de las que vamos saltando, el problema de la película reside en sus excesos y en su tono, demasiado discursivo, repleto de diálogos pomposos y dramáticos. Y en su exageradísima duración (dos horas), innecesaria partiendo del hecho de que a partir de cierto punto se repiten las mismas ideas.
Defiendo el melodrama como una ventana para narrar historias que por su dramatismo no encajarían en la realida, a pesar de esa búsqueda de realismo para que el espectador se identifique con los personajes. Sirk o Almodóvar lo han hecho fantásticamente en algunas de sus películas pero a Ripstein y García-Diego se les va la mano. Aracelia Ramírez, que encarna al personaje principal del film (Emilia) hace de todo y en todas las intensidades posibles: llora, ríe, se rebaja y se alza, grita y gime, su interpretación es poderosa, intensa, pero excesiva. Los demás miembros del reparto actúan a la inversa: con menos fuerza, casi suavizando la presencia de la mujer. No se me ocurren muchas más películas en las que el fondo y la forma estén tan diferenciados: una técnica perfecta (la fotografía en blanco y negro es realmente buena, la dirección es modélica) en contrapunto a una historia que cuesta abrazar. Las razones del corazón parece el trabajo de un estudiante de cine que en su debut ha intentado demostrar lo mucho que sabe cómo encuadrar y mover la cámara y que ha descuidado un poco el guión por el simple hecho de lucirse en lo primero y llamar la atención. No es una mala película per se, pero cuesta defenderla.