Las malas hierbas
Sinopsis de la película
Marguerite no contaba con que le robaran el bolso al salir de la tienda. Y menos aún con que el ladrón tirara lo que había dentro en un aparcamiento. En cuanto a Georges, de haberlo sabido, no se habría agachado a recogerlo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Les Herbes folles (Wild Grass)
- Año: 2009
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
Película
5.5
94 valoraciones en total
El hombre. La mujer. La cartera. El policía. Oh la la. Los aviones. Los teléfonos. Hijos, nietos, París no era una fiesta. La hierba, las hierbas. Cést moi. La soledad, el amor, el aburrimiento, la burguesía. Qué al pedo están todos. Comme Ci, Comme Ça. Qué lindo es el cine. Qué genio Resnais. Qué geniales todos. Una nueva manera de contar. Una vieja manera, o sea: un clásico. Qué bruto que soy, qué animal, qué ignorante. No entiendo nada de cine. Bestia. De qué se trata todo esto. De qué. Eh?. Vive la France. Voulez-vous coucher avec moi?. Sírvame un poquito más. Muy rico todo. Merci.
Aún no sé si Resnais hace con su título alusión a las drogas que tomó al pensarla, o a las drogas que se necesitan para interpretarla, pero de algo tengo plena convicción: adoro cuando alguien tiene muy en claro qué hacer con la cámara, y lo hace.
Yo sólo había visto sus primeras películas, y de pronto me estalló en el rostro un montón de color y un encuentro con el surrealismo. Me hizo acordar mucho a las películas de David Lynch.
La historia no es gran cosa, pero los manejos de la fotografía, el sonido y el montaje, hacen darte cuenta cuán desaprovechado está siendo el cine en las producciones puramente comerciales.
Viva el cine de autor!
Es interesante ver como alguien de casi 90 años, puede relizar una obra de autor tan lúcida, deconcertante y antojadiza a la vez. Está llena de momentos geniales, que desmuestran el aún vigente gran talento de Resnais, pero la historia en sí es muy border, los personajes que de tan obsesivos coquetean con la locura, se vuelven por momentos muy irritantes. Una película que amé y odié con la misma intensidad. Ah y el final es tan flashero como una hierba salvaje…
Malas hierbas debieron ser las que se fumaron mientras hacían esta peli. Ya sé que el chiste es malo y fácil, pero también es obvio y deja muy claro lo que pienso de este engendro.
Reconozco que en un primer momento la peli atrapa por su colorido, por esa forma tan peculiar de contarnos la historia y de presentarnos a los personajes: a la protagonista, mediante constantes planos a su espalda, al protagonista, con planos cenitales… Pero todo se queda ahí. Lo siento, no alcanzo a entender cuáles son las supuestas excelencias de esta película. El surrealismo y el sentido del humor son para mí un continuo discurso de extravagancias, donde nada se entiende, donde el espectador (o sea, yo) termina aborreciendo a todos los personajes. No es que no me guste la historia por ser absurda, es que el absurdo no tiene por qué ser interesante sólo por el hecho de ser absurdo.
Y se me ha hecho larga. Muy larga. Una vez que te das cuenta de que nada tiene sentido, de que la historia lo mismo puede avanzar que retroceder, que un personaje puede decir A y mañana B (y pasado, y al otro) sin que eso influya para nada, lo que queda es el más aplastante aburrimiento. Si todo puede pasar, nada interesa. Al menos, y en lo que respecta a esta peli, eso es lo que a mí me ha pasado.
Igual no le he cogido el punto. Ni ganas.
Inicialmente la nueva cinta de Resnais parece tener continuidad respecto a su anterior, Asuntos privados en lugares públicos: Mark Snow a la música y Eric Gautier a la fotografía. Pero en Les herbes folles el veteranísimo cineasta nos habla de vida y cine utilizando ambos lenguajes: la rutina de la vida puede provocar y convulsionar la manera de verla, de rodarla. También puede ser el motivo por el que el cineasta realice una adaptación como mirada cinematográfica mediante un juego de interrogantes e incertidumbre en lo cotidiano. Alain Resnais, por ejemplo, justifica un plano cenital desde una grúa por el amor que profesa a los aviones (y famosas aviadoras) el protagonista de la cinta, o se ofrecen soluciones narrativas en sus barridos, planos secuencias, elipsis y diversos elementos estilísticos.
Una serie de catastróficas desdichas: un robo y un bolso filmado como si fuera el vuelo de un avión, suspendido en el aire, o el encuentro con esa billetera por parte de ese cincuentón que podría generar en un thriller. Pero la cotidianidad empapa una serie de encuentros y desencuentros y unos personajes atrapados en un destino que desconocen: son meras hierbas que crecen en un duro asfalto y con futuro incierto.
Realmente la protagonista queda atrapada en el cine… en esa salida y momento eterno de su pretendiente a la salida del Cinema después de ver Los puentes de Toko-Ri. Lo que antes era emoción ahora no resulta creíble, le cuenta Georges Palet a Marguerite Muir. Y Les herbes folles tiene deslices increíbles, fantasiosos e in-absolutamente creíbles como parte de su argumento: la mujer del Sr. Palet es mucho más joven como controversia de lo nuevo y lo viejo que es el propio cine. Y la raíz que crece en el cine contemporáneo está limitada por un inquebrantable asfalto. La respuesta está en el cine pero pocos cineastas miran ni siquiera al pasado para buscar una solución ante el imposible problema: el cine es viejo pero desea amar a una joven a una anciana (que desea ser siempre joven y volar libre) a la vez. Esa incompatibilidad manifiesta es solucionada por Resnais por un malabarismo imposible: el cine ofrece soluciones e imposiciones ante un futuro que vuelve al principio en un cuento sin respuesta.