Las guardianas
Sinopsis de la película
Año 1915, en plena I Guerra Mundial. Los hombres están en el frente y las mujeres se han quedado para defender las tierras. Hortense, una madre de familia trabajadora sin límites, emplea en su granja a Francine, una joven de la asistencia pública, para que le ayude en el trabajo, ya que Solange, la hija, se niega a hacerlo. Las dos mujeres se van a llevar bien desde el primer momento.
Detalles de la película
- Titulo Original: Les Gardiennes
- Año: 2017
- Duración: 134
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Opinión de la crítica
Película
6.1
21 valoraciones en total
Las guardianas tiene un título perfecto para los hechos que nos encontraremos en pantalla. ¿Guardianas por qué? Porque se encargaron de guardar las tierras, las cosechas y las granjas, siendo mujeres en ausencia de los hombres jóvenes que se marcharon a la guerra.
En ésta historia la fotografía y los movimientos de cámara te cuentan muchas cosas, los diferentes travelling en especial en lo que al campo y la cosecha se refieren, nos hacen comprender y valorar los cambios posteriores, trabajos manuales por mecánicos, no, no es lo mismo, que se lo pregunten a nuestros protagonistas. Rodar siempre al aire libre lo digo siempre, le añade un plus a cualquier película. Toda familia debe seguir comiendo, aunque no hayan hombres y es ahí donde destaca por encima de todos la matriarca de la familia, la actriz Nathalie Baye en el papel de Hortense Sandrail, está increíblemente fantástica. El personaje más carismático y con más peso de la trama. La que dice, dirige y toma las decisiones. Y a la vez de jefa y directora, ejerce de esposa y madre. Vamos, completa total. Por otro lado está el nuevo fichaje en la granja para compensar la falta de mano de obra, para ello Iris Bry interpretará a Francine, una chica tímida, muy guapa, sencilla y sobretodo y lo más importante para los Sandrail, es muy responsable y trabajadora. Y por último destacaría a la guapísima Laura Smet ejerciendo el papel de Solange, la única hija del matrimonio con su marido también en la guerra.
El guión es muy pero muy entretenido e interesante, a pesar de que la velocidad del rodaje es muy lento, en mi opinión no se podría acelerar porque perdería el ritmo, no consiguió en ningún momento que me aburriese, porque tiene de todo. Por una parte nos cuenta como era el día a día de una vida en una granja en tiempos de guerra y allí nos encontraremos todas las vivencias posibles. Problemas económicos, frío, ayudas comunitarias de los vecinos, maquinaría agrícola en lugar de mano de obra y amor, que no se nos olvide, lo más importante de este mundo.
Me ha encantado como ha tocado este tema, porque tendremos dos casos bien diferenciados. Por un lado Francine, soltera y sin compromiso, con una gran cantidad de posibilidades entre gente del pueblo, hijos de Hortense y los soldados americanos. Tiene mercado donde elegir. Nadie le puede reprochar nada. Por otro lado Solange, quien tiene un compromiso por ser mujer casada, pero su marido está alejado de ella y un soldado americano le está tirando la caña. ¿Cómo será el comportamiento de ambas? Pues pasen, vean y disfruten y aclaren las dudas que sin duda alguna, repercutirán en el desenlace de tal bella historia.
La película se desarrolla en Francia hace 100 años, durante la I guerra mundial, en concreto desde 1915 y 1920, y tiene como protagonistas a la familia Sandrail, unos burgueses propietarios de la granja del Paridier, y que han visto como sus dos hijos varones, Georges y Constant, están participando en la guerra, y tienen que contratar a una joven, en principio hasta que termine la guerra, para que les ayude con la cosecha, y que poco a poco se irá ganando la confianza de la familia.
Nos encontramos con una historia dramática muy bien desarrollada, y que añade elementos románticos bastante bien insertados, y que funciona bastante bien a nivel de guion y actuaciones, sobre todo del reparto femenino, y a nivel técnico y artístico.
La historia está narrada con un ritmo pausado que funciona bastante bien con lo que nos están contando, pero que puede aburrir al público medio y los que acudan a verla pensando que van a ver la típica propuesta francesa convencional y entretenida. En algunas escenas me recordó a otra película de la misma nacionalidad estrenada hace un mes, La mujer que sabía leer ( 2017 ) , aunque las épocas son diferentes y el asunto central tampoco es el mismo, y me parece superior le película dirigida por Xavier Beauvois.
Quizás le sobre algo de metraje en los minutos finales, en concreto un último salto temporal en los minutos finales que me parece innecesario, pero el resto de giros y situaciones personales de los personajes me parecen interesantes y que no sobran, y además me parece que tiene una voz en off necesaria e insertada en los momentos necesarios.
Hortense y Henri son el matrimonio Sandrail, los dueños de la granja, cuyos personajes están interpretados por Nathalie Baye, la veterana actriz 4 veces ganadora del César, que está magnífica y es el personaje que aporta más calma a los que tiene alrededor pero que también tiene carácter para mostrar su enfado en los momentos que no está de acuerdo con algo, y Gilbert Bonneau en el papel del patriarca ( aunque su importancia se va diluyendo con el paso de los minutos ). No es sencillo el papel de la actriz francesa de 70 años que está irreconocible por el trabajo del peluquero de la película. Completan el reparto masculino Nicolas Giraud y Cyril Descours como Constant y Georges respectivamente, los hijos del matrimonio protagonista, Olivier Rabourdin en el de Clovis el marido de una de las hijas y que también está luchando en el campo de batalla.
Pero la película destaca por sus personajes femeninos y sus interpretaciones, ya que además de la citada Nathalie Baye, nos encontramos con Laura Smet como Solange, y sobre todo el duelo interpretativo entre Mathilde Viseux y Iris Bry, que al principio parece se llevan bien, pero que van surgiendo las rencillas y envidias según pasan los minutos. La segunda es la verdadera protagonista, ya que aunque es la nueva en el lugar ya que es la joven de 20 años contratada como campesina, y que procede de otra localidad cercana a la granja, y que poco a poco irá tomando un papel más relevante en la trama. Un gran trabajo de las 4 actrices más importantes de la película.
El trabajo de fotografía de Caroline Champetier, ganadora del César en 2011 por De dioses y hombres de Beauvois, es de gran calidad y tiene unos travelling lentos, entre otros en las escenas en el campo para mostrar como espigan el trigo y en el interior de la iglesia para presentarnos los asistentes a la ceremonia religiosa. La iluminación en las escenas de exteriores son de gran calidad. La dirección artística de Patrick Schmitt, el diseño de vestuario de Anaïs Romand y la música del veterano Michel Legrand, ganador de 3 premios Óscar, son los otros aspectos destacados de la película. En el caso de la banda sonora solamente la escuchamos en algunos momentos, precisamente cuando es necesaria, dejando los sonidos naturales de la naturaleza, el viento o las conversaciones de los personajes durante el resto del metraje, sin necesidad de la intensificación musical. Otro gran trabajo de Legrand.
La película muestra la intolerancia de la sociedad de la época, y los celos y envidias, que se irán intensificando según pasan los minutos. También destacó una escena en donde Francine canta una canción mientras la observa Georges, en una de las primeras apariciones en escena de ese personaje masculino, y como sabe insertar bastantes bien las pesadillas del hijo del matrimonio protagonista en unas imágenes en el campo de batalla a cámara lenta para mostrar la crudeza de la guerra, ya que en el fondo la película pretende criticar el sin sentido de las guerras y muchas actitudes contra la mujer que desgraciadamente son noticia en la actualidad, pero que ya existían en épocas pasadas y seguramente de manera más frecuente.
Una película que gustará a los aficionados a los dramas de época con una historia romántica y varias situaciones dramáticas, pero avisando que su ritmo es bastante pausado.
LO MEJOR: La fotografía. La recreación de la época.
LO PEOR: Sobra algo de metraje en la parte final.
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
Cuando los silencios lo dicen todo. Cuando las miradas se detienen por un espacio de tiempo suficiente para transmitirnos una sensación. Cuando la luz y la ambientación es tan fidedigna, que te transporta a esos territorios y a esa época. Se puede decir sin ningún género de dudas, que tenemos delante una gran película.
Los sucesos de la primera guerra mundial, vivida por una familia en toda su crudeza, nos permiten integrarnos en una realidad con todas sus miserias, y porque no: sus esperanzas. Sin olvidar el egoísmo de la condición humana, incluso en las peores circunstancias.
Creo que ese ritmo y esa recreación repleta de claroscuros, son necesarios para revestir de mayor soledad, unas vidas que siempre están esperando que algún familiar haya caído en el frente. Esa incertidumbre que tienen que soportar, dará pie a unos diálogos escasos y a unas personalidades muy curtidas, pues son ellas quienes tienen que llevar las cosechas y por tanto Las guardianas de sus tierras.
Buen film, magistral fotografía, buena dirección, fantástica caracterización y buena interpretación. Sobre todo Francine, la empleada (Iris Bry), que se puede decir, es en quien gira toda la historia. Y bien también Hortense, una madre (Nathalie Baye) arrepentida, pero con unas convicciones lo suficientemente arraigadas para no reconocer su error.
Hay que verla pero sabiendo lo que te vas a encontrar, de otra manera, te puede parecer tediosa.
Ahora que nos acercamos al 8 de Marzo Día Internacional de la Mujer, no vendría mal visionar este trabajo exquisito de Xavier Beauvois (su décimo film desde 1986) que también guioniza. Trabajo que se une a un magnifico puñado de films actuales que centran sus afanes en revindicar a la mujer, denunciar su discriminación y poner en valor su decisivo papel social en tantos momentos claves de la historia. Los hombres es cierto que han sido siempre los elegidos para la gloria de morir en los campos de batalla. Pero no es menos cierto que las mayores víctimas siempre se producen en la población civil y que la mujer para mayor inri es utilizada mediante la violación y el asesinato como arma arrojadiza para dañar psicológicamente al enemigo.
La mujer siempre ha sido la responsable de sustentar los cimientos mientras que los hombres morían en los terremotos, demostrando siempre que estaban más que sobradamente capacitadas para ello y generalmente con mejores resultados. Obviamente su jefatura era siempre temporal y no reconocida socialmente. El orden divino (Petra Biondina / 2017) o La mujer que sabía leer (Marine Francen / 2017) son dos ejemplos estupendos de películas actuales dirigidas por mujeres sobre la cuestión, esta última además guarda semejanzas y paralelismos notables con la que nos ocupa. Entre ellos una excelente fotografía en buena medida de corte pictórico que ensalza la belleza del ámbito rural.
Durante dos horas Beauvois, da una lección más que didáctica de lo que es la esencia del cine donde las palabras quedan relegadas a un ámbito secundario y son las imágenes las que cuentan una historia de superación, de angustia, de pasiones y deseos, de egoísmos, de amor, de tradiciones machistas, y de clases sociales a comienzos del siglo pasado en el corazón de una Europa empeñada en aniquilarse mutuamente. Un alarde increíble de síntesis narrativa, manejo sobresaliente de las elipses y el tiempo con una interpretación que aúna a tres generaciones de mujeres con diferentes grados de experiencia actoral e igual resultado brillante en la composición de sus personajes: Nathalie Baye ( 70 años), su hija en la ficción y la vida real Laura Smet ( 36 años, que no puede negar ser hija de su padre Johnny Hallyday) y el debut casi sin querer (fue descubierta de forma casual por una directora de casting) de Iris Bry (24 años) a la que ama la cámara y transmite verdad por los cuatro costados. Mujeres que son humanas, que no son de una pieza, que acarrean sus luces y sus sombras
.
Roza un cierto clasicismo y coquetea con el melodrama, pecados veniales de un gran trabajo colectivo.
Me gustan los dramas, me encanta el cine pausado, cuidado, de una estética fina y un resultado atrayente, en este caso menos el resultado lo tiene todo, estamos ante una cinta con numerosas pausas y un guion, no lento pero acercándose mucho. Las guardianas hablan sobre la fuerza que llevaba a esta mujeres del siglo xx a luchar en dos sentidos, por la perdida bien temporal o bien total de sus seres queridos y la fuerza que debían tener tanto física como mental para llevar todos los asuntos de las tierras que poseían mientras duraba la guerra. Buena historia, bien llevada casi en su totalidad pero falta ese punto que arrastre al espectador a seguirla de una manera permanente y con atracción hacia ella.