Las aventuras de Quentin Durward
Sinopsis de la película
En el siglo XV, Quentin Durward, un joven y apuesto escocés, va a ver a la bella Isabel, Condesa de Macroy, para presentarle los respetos de su tío, que tiene la intención de casarse con ella, la joven condesa rechaza las pretensiones del anciano y huye a Borgoña con la intención de dirigirse a la ciudad de Tours…
Detalles de la película
- Titulo Original: Quentin Durward aka
- Año: 1955
- Duración: 100
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes descargar una copia de esta película en formato HD y 4K. Seguidamente te mostramos un listado de posibilidades de descarga directa activas:
Opinión de la crítica
Película
6.3
97 valoraciones en total
Al ver esta peli pensaba hallar algo parecido al clasicazo Ivanhoe ya que los ingredientes son básicamente los mismos (MGM, Thorpe, Taylor, Walter Scott,…), pero el resultado final es como poco decepcionante, desde luego que Taylor cumple y Kay Kendall es todo un bellezón, pero no convence (por algo tenía que ser Ivanhoe tan conocida y se ha repuesto tanto y esta todo lo contrario) y a veces hasta aburre (lo que es grave siendo una de aventuras). De la novela de Walter Scott apenas adapta la mitad, el tono crepuscular que se respira de principio a fin no cuaja y la lucha final en el campanario pretende ser espectacular pero solo es ridícula, aunque (lo que también se ve de principio a fin) sin duda se debe todo a una grave falta de medios, a ratos parece un peplum italiano de la misma época y los decorados y los trajes parecen más de cartón piedra que nunca. En fin…
Capa y espada, de los más clásico del cine. Con un Robert Taylor en el cenit de su carrera, una Kay Kendall más que admirable en su proceder, unos escenarios naturales y decorados muy bien pertrechados, una música excelente, un guión decente y un resultado muy entretenido.
El enredo también es amoroso. Un príncipe Escocés encarga a su sobrino que lleve su retrato a una joven Condesa de Borgoña con la que pretende contraer matrimonio. Ella no quiere un compromiso de esas características con un señor tan mayor y escapa cuando le van a presentar al sobrino en una fiesta.
Entretenida, sin más. No es una de las mejores del género, en donde hay verdadera obras de arte.
Una cinta repleta de coloridas aventuras protagonizadas por un pintoresco caballero caracterizado a la antigua usanza y con dotes de héroe cortesano. Un cóctel de intrigas palaciegas magistralmente narradas pero con un aire caduco a pesar de todo. Digo esto porque su estética está pasada de moda y sobre todo porque el look de los protagonistas pertenece a otra época, a una época en la que los colores ultra-chillones en la vestimenta eran bien recibidos.
De modo que la película se sostiene como un carrusel de escenas atrevidas y llenas de audacia, como por ejemplo la del duelo a espada en el campanario, etc. pero a pesar de esto anda lejos de ser un clásico dentro de lo que viene a ser el género de capa y espada. Creo que los actores no pasan de ser resultones sin llegar a destacar en ningún momento, puede que por ello el conjunto no alcance mayores cotas de éxito y de dramatismo. Hay muchos comparsas secundarios -puede que demasiados- y esto dificulta un poco el seguimiento de las acciones, al menos si uno le pierde la pista a los protagonistas quienes van en pos de un amor casi imposible aunque finalmente consumado.
Bueno, me estoy extendiendo, a lo que voy es que a pesar de sus muchas virtudes el film no pasa de ser un correcta amalgama de aventuras caballerescas sin mucho lustre pero altamente entretenida. ¿Y qué más puedo decir? Su guion es fresco y distendido pero con momentos de cierta tensión en el cual se hace alarde de un pulso narrativo ameno y esmerado. Algunos personajes -como el rey- resultan petulantes, pero no olvidemos que estamos en la corte y ya se sabe que las cosas de palacio van despacio.
En fin, si te gustan las aventuras te puede llegar a interesar pero si no hay otros títulos dentro del mismo género mucho más interesantes que éste. Pasable sin más. Es un tipo de cine que tuvo su momento el cual ya pasó. Le damos un seis sobre diez.
Igual que existen los westerns crepusculares también existen las películas medievales crepusculares y como uno de los ejemplos característicos tenemos Las aventuras de Quentin Durward –aunque mi favorita es El señor de la guerra- que supone la última y la más floja de la trilogía medieval que el dúo de director-actor o lo que es lo mismo Thorpe-Taylor dirigieron e interpretaron a lo largo del primer quinquenio de los cincuenta.
Aún así, guarda suficiente encanto y sabor para que se la eche un vistazo, ya que como digo la historia basada en la novela de Sir Walter Scott –aunque esta en realidad es muy larga, publicada en tres volúmenes- nos lleva a un momento histórico, el siglo XV, que la pólvora comienza a imponerse paulatinamente a las armas de metal y el valor queda cada vez más en entredicho. Y no solamente las armas de guerra, sino los valores medievales se van perdiendo, así como sus armaduras y forma de cortejo hacia las mujeres y de vida al fin y al cabo.
Y aquí es cuando un caballero escocés por nombre Quentin Durward, el último de su especie, maravillosamente anticuado, tiene que ir a Francia a cumplir una misión encomendada y vivirá un sin fin de aventuras en el país galo con romance incluido como no podía ser de otra forma.
Pero desgraciadamente la película es demasiado plana y muchos actores carecen de la fuerza necesaria. Sobre todo la protagonista femenina Kay Kandall, una actriz de tercera fila, que no consigue encandilar al espectador y mucho menos a Robert Taylor.
La película copia algunas escenas de El principie valiente de Hattaway estrenada un año antes, aunque a su vez también servirá para inspirar a la célebre Los vikingos de Richard Fleischer posteriormente. Me refiero sobre todo a la magnífica escena del duelo del campanario, que es espectacular y bello.
Recomendable a fin de cuentas por todo lo anterior dicho, y además por los buenos exteriores rodados en Francia y en Inglaterra y porque las historias en la corte de Luis XI siempre son interesantes, aunque aquí la intriga política está deficientemente contada.
Y como no, también porque a muy pocos les han sentado las armaduras mejor que a Rober Taylor.
Y digo injustamente olvidada sobre todo por el personaje de Luís XI interpretado por Robert Morley y que pone un contrapunto cínico indispensable a los protagonistas, Robert Taylor y Kay Kendall. Frases memorables, como: me gustan los hombres honrados pero no tanto o no confío en alguien a quien no puedo comprar son sólo una muestra de algunos diálogos chispeantes.
Merece la pena verla, a pesar del tiempo transcurrido. Un magnífico ejemplo de cuando el cine era un arte.