Las aventuras de Huckleberry Finn
Sinopsis de la película
Huckleberry Finn, un joven aventurero que vive en un pequeño pueblo, decide huir por el río, para dejar atrás a su padre alcohólico y a la viuda Douglas que pretende cuidarlo. En su viaje por el Mississippi lo acompaña Jim, un afable hombre negro.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Adventures of Huckleberry Finn
- Año: 1960
- Duración: 107
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Opinión de la crítica
Película
6.1
45 valoraciones en total
Son situaciones demasiado ingenuas y artificiales como para que nos hagan entrar en la película.
El intérprete de Huckleberry es un niño demasiado blando, demasiado bien educado, demasiado listillo, demasiado personaje de cuento de hadas. Y el resto de personajes son demasiado tontos. Así que el resultado es demasiado simple.
Cinta de aventuras con un guion tal vez demasiado fiel al libro de Twain, con los consiguientes altibajos en el ritmo y bruscos saltos temáticos como si saltara de un a otro capítulo de la novela.
El argumento es bien conocido, la huida de un niño, Huckleberry Finn (Hodges) que quiere recorrer el río con libertad y dejar atrás a un padre borrachín, Ya no eres hijo mío. Llevas zapatos y sabes leer. Tal vez hasta escribir , así como también a las señoras de bien que quieren educarlo a su manera y que sufren por ello el chantaje paterno, No está bien que un hijo viva mejor que su propio padre . Huida que realizará acompañado del bonachón Jim (Moore), un negro con firmes creencias religiosas, Nunca he visto a nadie que rece tanto como tú .
La picaresca que despliega el pequeño Huck recuerda mucho a la del joven Lázaro en sus andanzas por las orillas del río Tormes, con algunos toques del travieso niño de Solo en casa cuyas ocurrencias llevarán de cabeza a los no menos pícaros El Rey de Francia y al Duque de Bilgewater .
Hay algunas referencias a las secuelas de mudez y sordera que deja la escarlatina en una persona, así como a los estragos que entonces producía la viruela.
Picaresca, ternura, interpretaciones correctas y bellos paisajes ribereños que no dan mucho más de sí. Regular.
Esta es la historia de un chico listo. Uno de aquellos, muy escasos y especiales, que nacieron dispuestos a asumirlo todo con tal de disfrutar su libertad. Huckleberry Finn, nació sin alas, pero, persiste en volar. Es aún un niño, pero ya ha descubierto la inmensidad de la vida. Por esto, para un muchacho como él resulta inconcebible que un hombre sea esclavo, pues, la privación del derecho a la libertad es quizás peor que perder la existencia. A fin de cuentas, nunca se es más libre que cuando se regresa a la dimensión espiritual.
Por esto, ese estrecho lazo que se da entre él y Jim, el esclavo fugitivo. Por eso, ambos recorren largos caminos y hacen duros viajes decididos a vivir todas las aventuras, como si en eso les fuera la vida.
Basada en la clásica novela juvenil de ese grandioso escritor conocido como Mark Twain, y con guion de James Lee, ésta es una particular y libre versión dirigida por Michael Curtiz, donde la aventura se produce, tras el encuentro de Huck y Jim, con dos truhanes que esperan sacarles partido, sin reconocer todavía que, aunque no tiene muchos años, el chico tiene astucia y sabe mentir, con tanta facilidad como si estuviese predestinado a ser un presidente.
Con una atractiva ambientación plena de cálidos colores, y con encantadoras anécdotas en las que abunda la malicia, la suspicacia y el buen humor, <>, discurre de manera solvente y debidamente acompasado por muy gratas actuaciones. Sobresale, un sorprendente Archie Moore, excampeón mundial de boxeo quien, como Jim, se convierte aquí en un hombre cálido, manso y creyente, noble y agradecido amigo del pilluelo que le acompaña en su viaje hacia la libertad. Eddie Hodges, convence también como el travieso muchacho que siempre se las ingenia para timar a los timadores, representados éstos por los estupendos, Tony Randall y Mickey Shaughnessy.
Sólo nos duele ver la fantasmal presencia del gran Buster Keaton, reducido aquí a un rol secundario y casi insignificante (el del domador de leones), que quizás aceptó por el privilegio de trabajar con Curtiz… y por algunos dólares que le hicieran posible sobrellevar la dura crisis. De resto, el filme se disfruta sin ambages y nos permite recordar aquellos viejos tiempos en que las horas pasaban volando mientras leíamos, con sumo agrado, los divertidos libros del inolvidable, Mark Twain.
Y recuerda las palabras de Huckleberry Finn: Dios ayuda a quien se ayuda a sí mismo.