La vergüenza
Sinopsis de la película
Huyendo de la guerra civil que asola su país, Jan y Eva Rosenberg, dos músicos, se van a vivir a una isla, completamente apartados del mundo. Llevan una vida sencilla y apacible, preocupados únicamente por la música. Hasta que un día llegan unos soldados y todo cambia radicalmente. La pareja es arrestada bajo la acusación de colaborar con las fuerzas rebeldes. Al frente de la unidad militar que tiene la misión de defender la isla está el coronel Jacobi, un antiguo amigo de Jan y Eva. Pero esto no hará más que empeorar la situación. Con ciega brutalidad, la guerra sigue su curso con su cortejo de incendios de napalm, de sumarias ejecuciones, de redadas, de torturas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Skammen
- Año: 1968
- Duración: 99
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Opinión de la crítica
7.7
51 valoraciones en total
Una de las escasas películas con trasfondo político de Bergman. Cruda visión de la guerra lograda sin grandes dosis de espectacularidad. No hay batallas, no hay casi artillería, ni muchas muertes, pero no por eso es menos dura. La guerra de la vergüenza no es una guerra concreta, es la guerra como concepto, como abstracción, no sabemos quién es el enemigo, ni quién el aliado. Solo vemos gente violenta que usa la violencia, mata, coarta, amenaza, impone. Una guerra que salpica al matrimonio formado por Ullmann y von Sydow, sacando lo peor de ellos, como lo hace de las personas en general, trasladando la guerra exterior a una interior, la que vive la pareja contra sí misma. En un vía crucis donde la pareja se va degenerando hasta el terrible final. Vergüenza la de la guerra, pero vergüenza la de ella, vergüenza la de él.
Como en todas las películas de Bergman el reparto al completo está extraordinario, especialmente los habituales von Sydow, Ullmann y Björnstrand. La fotografía de Nykvist en Blanco y negro logra un tono tétrico devastador, con los claro-oscuros sobre los paisajes desolados, derruidos, de la isla. Con una violencia formal terrible, no solo por la violencia física, que también, sino por lo agresivo de los encuadres, los planos cortos con mucho movimiento interno, la brusquedad del montaje o lo lúgubre de los espacios.
Bergman, ese detective del interior de los sentimientos del alma humana, que llega a veces a lo casi insoportable (Gritos y susurros), a lo teatral (Tres mujeres), a lo sobrenatural (El séptimo sello) o a lo psicológico (De la vida de las marionetas) translada aquí sus pasiones a dos personajes. Y la guerra, elemento mortal y vergonzante creado por los hombres, le sirve de pretexto para desarrollar una mirada tremendamente solitaria sobre la existencia y las relaciones de pareja. Esa mirada plagada de desasosiego pero plena de luz cinematográfica convierte a la película en un inigualable tratado sobre la crudeza de la guerra. ¿Alguien sabe de una película que trate sobre la guerra con tan pocos personajes y tan pocas muertes?. No es lo que se ve, da más miedo lo que sigue. Y lo que sigue al final es, simplemente la nada.Obra maestra
Gran film de la tercera etapa de Ingmar Bergman (1918-2007). El guión es original del propio Bergman. Se rueda en escenarios naturales de la isla Faro (Archipiélago de Gotlands Ian, Suecia). Producido por Lars-Owe Carlberg para Svenk Filmindustri y Cinematograph AB, se estrena el 29-IX-1968 (Suecia).
La acción dramática tiene lugar en una isla indeterminada del Báltico, situada a bastante distancia del Continente con el que se une mediante los servicios regulares de un trasbordador. Eva (Ullmann) y Jan Rosenberg (Sydow) son pareja y residen en la isla desde hace 4 años. Se casaron hace 7 años, después de conocerse como violinistas de la Orquesta Sinfónica del país. A causa de la guerra civil, desde hace más de 4 años, se han refugiado en la isla, donde viven cultivando la tierra, cuidando ganado menor (gallinas y conejos) y produciendo en el invernadero arándanos para la venta. Llevan una vida natural y sencilla. Ella, de 28 años, es decidida, desenvuelta, extrovertida y espontánea. Él, de más edad que ella, es introvertido, indeciso, indolente, sensible y vengativo.
El film suma drama familiar y guerra. La pareja protagonista ha abandonado la ciudad en la que vivía y su trabajo profesional con el propósito de huir de la guerra. Han optado por la tranquilidad, el aislamiento, la vida en el campo, el autoabastecimiento y la producción de frutas en invernadero. No reciben la prensa y no escuchan la radio porque desde hace tiempo la tienen averiada. Viven entre sus recuerdos del pasado, la rutina diaria, los roces habituales de la vida en común y sus propias frustraciones personales y de pareja. Ella echa de menos la maternidad y él se siente manipulado y manejado por ella, a la que envidia porque es mejor violinista que él y por otras razones.
El progreso del conflicto lo lleva a la isla y pone la vida de la pareja en contacto directo con la realidad cruel, hiriente y monstruosa de la guerra. En estas circunstancias, el film analiza la influencia de la guerra sobre el pensamiento, la emotividad, las costumbres, los deseos, los sentimientos, las pasiones y la conducta de los dos protagonistas. La exploración que se establece trata de averiguar cómo, en qué medida, de qué manera y a través de qué mecanismos la brutalidad vergonzosa de la guerra influye sobre las personas, incluso sobre aquéllas que se esfuerzan en permanecer ajenas a la misma y al margen de las diferencias que la motivan. Muestra que la guerra es dura, siembra destrucción y desolación, mata a inocentes (niños de corta edad), se rige por impulsos absurdos y alimenta odios, afanes de venganza, ansias de matar y represalias inhumanas.
(Sigue en el spoiler sin desvelar partes del argumento)
El 99 % de los que escribimos en esta página no tenemos ni zorra idea de lo que es una guerra. Básicamente porque jamás hemos vivido una desde dentro. De nada sirve que hayamos hecho la mili o que nos hayamos puesto tibios a base de cine bélico. Tampoco sirve de mucho que hayamos hecho turismo en zonas seriamente afectadas por conflictos armados o que hayamos escuchado tropecientas mil veces las batallitas del abuelo Baldomero. El estruendo de las bombas o el aroma del napalm mezclado con el de la carne quemada debe ser horrible, seguro, pero si todo eso no se percibe en primera línea de fuego nuestras sensaciones al respecto no dejarán nunca de ser una atroz suposición.
Películas como La vergüenza, sin embargo, nos sitúan con inmisericorde premeditación en el epicentro del horror porque no solo se limitan a mostrarnos su faceta más efectista (explosiones, fuego, hambre, pánico, sufrimiento, muerte…) sino porque se atreven a profundizar -y de que manera- en muchos de aquellos efectos colaterales que una guerra sobrelleva a nivel familiar o conyugal. Porque la guerra no sólo constituye un contexto propicio para actos denigrantes y/o heroicos. Ni mucho menos. La guerra nos envilece. La guerra constituye un inmejorable caldo de cultivo para multitud de pequeñas (o no tan pequeñas) canalladas y es capaz de devaluar nuestros principios morales hasta límites insospechados. Pues bien, esa vergüenza, esa infamia, es la que consigue plasmar Bergman de forma magistral. Sin reticencias ni paños calientes. Diseccionando nuestros temores y nuestras miserias con la frialdad y la precisión de un cirujano. Del resto se encargan dos enormes actores (Ullmann y Von Sydow) y su fiel escudero, Sven Nykvist. El fotógrafo del alma.
Recomendable para cualquier cinéfilo en general y, sobre todo, para aquellos que se estén planteando seriamente perder la virginidad con el sueco.
Una película extraña y bastante desangelada, donde resaltan los primeros planos de Liv Ullmann, cuyo rostro es lo único verdaderamente atractivo y hermoso de todo el filme.
El argumento empieza con la calma del aislamiento que un matrimonio se ha construido en su propio mundo campestre, de arándanos, alejados del gentío, de la política y de la actualidad noticiera. Ellos se tienen cariño, se quieren, pero ¡ojo! no tienen hijos (ella insinúa que el problema puede deberse a él por haber andado con diversas mujeres antes de unirse a ella) a pesar de que regularmente lo tratan de engendrar. Se ve a todas luces que ambos han llegado a esa etapa de la vida matrimonial en que ya hartan y molestan algunos de los hábitos del acompañante, lo cual no quita que estén hechos el uno para el otro y haya uentre ambos un fondo fuerte de amistad que les une por encima de los inconvenientes.
Sin embargo, de repente aparece sobre el relativo sosiego de esta pareja la barbarie de la guerra, quedando ellos en el medio de los dos bandos de combatientes desvergonzados que poco a poco les van inyectando en su modo de ser la propia degeneración e inhumanidad de los tipos armados-guerreantes.
No considero esta obra de Bergman como de las mejores del autor, mas se ve con interés. El final es de esos cortantes que te dejan decepcionado y con ansias de algo más específico, porque acabar por acabar un filme se puede hacer en cualquier momento y sin venir a cuento, pero siempre es de agradecer en un director que el acabado sea si no lo mejor al menos una parte tan buena como el desarrollo, o por lo menos que no haga desmerecer todo lo anterior (cosa que sucede con el final de esta película).
Fej Delvahe