La última patrulla
Sinopsis de la película
Después de la Guerra Civil (1861-1865), el capitán Porter es destinado a Texas. Su esposa no quiere acompañarlo, pero él la convence para que vaya y proteja a los más necesitados de las especulaciones de los ricos. Uno de ellos, Balfour, compra una partida de grano en pública subasta, pero Porter le niega la protección que solicita para trasladarlo. Aprovechando la ocasión, unos bandidos atacan e incendian el vagón del tren que contiene el grano. Tras ser amonestado por sus superiores, el capitán se propone encontrar a los culpables.
Detalles de la película
- Titulo Original: Thunder Over the Plains
- Año: 1953
- Duración: 82
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Opinión de la crítica
6
78 valoraciones en total
No es la primera vez que oímos decir que conocemos mejor los españoles la historia de EEUU que la nuestra propia, y eso es en buena parte debido a las cintas del Oeste. Al menos en lo que se refiere a la segunda mitad del siglo XIX. ¿El motivo? Que muchos guionistas tienen el buen gusto de destacar en sus obras el trasfondo histórico en que se desarrolla la trama que plantean. Por supuesto, siempre arrimando el ascua patriótica a su propia sardina. También en esto dan un poco de envidia.
La última patrulla se desarrolla en un pequeño lugar de Texas poco después de la guerra de Secesión, cuando el estado está todavía pendiente de reincorporarse a la Unión de la que había sido apartado. Sometido a una rigurosa ley marcial, los especuladores sin escrúpulos aprovechan la situación para hacer fortuna a costa de los pequeños cosecheros de algodón.
Los soldados del vecino fuerte constituye toda la autoridad, civil y militar. Y ahí viene el problema, porque una vez más la injusticia es el caldo de cultivo adecuado para que aparezcan los pistoleros que se toman la justicia por su mano. Para satisfacción de todos sus vecinos que los admiran y apoyan sin fisuras.
El Ejército se ve en la obligación de tomar la iniciativa a través de dos de sus capitanes: un veterano tejano que entiende y comprende a sus paisanos, y otro joven y atractivo que acaba de llegar desde Westpoint con la galantería y don de mundo del excadete. Ambos constituyen dos de los vértices del discreto triángulo amoroso que forman con la joven y bella esposa del primero, pronto roto por las acometidas donjuanescas del segundo que se saldan a tortas.
En un segundo plano queda una pequeña acción detectivesca para desentrañar un crimen. Y aquí encontramos uno de los fallos del guión, que empieza por decirnos quien es el asesino cuando perfectamente podía haber esperado un poco a decirlo manteniendo la intriga en el espectador. Tampoco está muy bien resuelta la pelea entre los capitanes, de la que salen con gruesos moratones que han desaparecido en la escena siguiente. Todo lo cual no quita que nos encontremos con una buena película, una muy buena película. Bien ambientada, con excelentes cabalgadas de los soldados y, sobre todo, sabiendo mantener en todo momento la atención del espectador.
Concluye la cinta el 18 de agosto de 1869, un año antes de la reincorporación de Texas a la Unión, cerrando así una etapa difícil para el estado de la Estrella solitaria. Como dice el protagonista en un momento dado: Perder la guerra no significa renunciar a la dignidad .
Recomendamos vivamente revisar esta cinta tan poco conocida.
De factura artesana y épica unionista, esta cinta cuenta con una fotografía vibrante, unas actuaciones correctas y unos caracteres típicos que bien podrían confluir en las pinturas de Don Spaulding y Norman Rockwell (la impoluta presencia de Randolph Scott y Lex Barker, aparte).
Phyllis Kirk repite con De Toth -del mismo año es la excelente Los crímenes del museo de cera, donde un joven Charles Bronson borda un secundario inolvidable- en este filme entretenido, sencillo y con regusto a buen western.
Muy interesante muestra de western policiaco con tintes detectivescos donde un capitán del ejército interpretado por el gran Randolph Scott tratará de demostrar contrarreloj, y a costa de su propia seguridad y reputación, la inocencia de un forajido al que se le atribuye un crimen que no ha cometido, y cuya ejecución, sin juicio previo, es inminente, forzada por la autoridad militar durante la ley marcial imperante en la época posterior a la guerra de secesión. El verdadero asesino, un tratante de algodón, impedirá a cualquier precio que descubran su culpabilidad. Una buena historia y un guión complejo donde se ponen de manifiesto las falsas apariencias, el falso culpable y los sentimientos de nobleza y justicia. El director André de Toth ( el autor de Los crímenes del museo de cera en ese mismo año) demuestra que su categoría está por encima de la media y logra administrar sabiamente la intriga y los contratiempos que surgen en el desarrollo de la trama jugando a desalentar al espectador, y que contribuyen no simplemente a entretener , como se suele decir normalmente con sentido infravalorativo, sino a mantener un alto grado de interés. A ello le une un excelente plantel de secundarios (Henry Hull, Lex Barker, Elisha Cook, Charles McGraw,) y un estilo visual personal en el que destaca una estética inusual de primeros planos enfáticos, unida a un solvente uso del color, que, en conclusión, hacen que esta película sobresalga por encima de otros westerns similares de la época, y no sea acreedora a la valoración simplona de western convencional o uno más..
Sorprende (no es nada raro) ver las pésimas puntuaciones que tiene una película como esta y el (atrofiado) criterio de los usuarios de esta web para juzgar las películas, que en vez de valorar un film por lo que vale lo valoran en base al tópico establecido (director poco importante, película vulgar…) y a los prejuicios, dándole sólo una nota media de 6 cuando cualquier mente mínimamente inteligente sabe que merece muchísimo más, por el simple motivo de su lograda vertiente policíaca y de intriga y de su competente dirección, que algunos llegan a despachar patéticamente como carácter de mera película entretenida . Aparte de que (y esto habrá que reiterarlo en muchas ocasiones) cualquier western policíaco de este nivel e interés vale infinitamente más que cualquier bazofia spaghetti leoniana orientada a mentes retrasadas o/e inmaduras, por archiconocida que sea.
Se trata simplemente de valorar las películas honestamente y en su justa medida, no siendo tacaños o, a la inversa, generosos, en los casos en que hay que ser lo contrario. Se supone que no es muy difícil hacerlo.
Convencional, pero bastante lograda película del oeste, donde las escenas de acción están magníficamente rodadas.
Esto es así al estar tras las cámaras André de Toth, que como ya he dicho en anteriores ocasiones, siempre fue un buen realizador, con películas muy majas y hasta bastante buenas, con otras simplemente artesanales.
En esta ocasión logra un film ameno que, pese a su no muy gran ambición de trascender, y por ello se puede olvidar con cierta facilidad, deja un buen sabor de boca.
Se pasa bastante bien viéndola y siempre es un placer ver a intérpretes característicos en en el género del western, teniendo en esta ocasión como co-protagonista, a Lex Barker, futuro Tarzán y marido de la Ex-Tyssen, que aquí intentaba tener un sitio destacado en el Séptimo Arte. Digamos que lo consiguió a medias, más en el plano popular que en cuanto a calidad.
http://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Amigos lectores de Filmaffinity y de esta humilde crítica, escapa de toda lógica humana que puedan salir a la luz películas tan mal aprovechadas, aburridas, ridículas, penosas y sosas como la que nos ocupa.
La idea de los autores del film era rodar una especie de western para el consumo rápido, una más entre mil o diez mil, con el presupuesto lo más bajo posible y han conseguido plenamente su objetivo. Ha partir del minuto diez, la película decae y cae en picado con un guión que tiene potencial y podría haber sido muy bueno, pero que resulta ser totalmente absurdo, con unos diálogos y unos interpretes que aburren totalmente, induciéndonos al sueño más profundo. Lo más demencial del film es que el protagonista está casado con una chica que podría ser su hija, 30 años de diferencia en la vida real.
No pienso añadir nada mas, porque la película no se lo merece. Un 4 y soy generoso.