La terraza
Sinopsis de la película
En una terraza de Roma se reúne un grupo de personas. Algunos son amigos, otros conocidos y otros se acaban de conocer. Todos son intelectuales y pertenecen a la clase media. En una de esas reuniones se encuentran Enrico, un guionista en crisis, Amedeo, un productor, Luigi, editor y periodista, Sergio, un ejecutivo de TV, Galeazzo, que acaba de regresar de Venezuela, Bruno, productor de anuncios de TV, y Mario, un diputado del Partido Comunista.
Detalles de la película
- Titulo Original: La terrazza
- Año: 1980
- Duración: 150
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Opinión de la crítica
Película
6.7
49 valoraciones en total
La terraza real de esta pelicula es el punto de encuentro de unos hombres en el declive de su vida, cuyas historias (y las de sus mujeres o amantes) se entrecruzan, formando una atmósfera de decadente solidaridad. Todo un lujo de viejas glorias del cine italiano, bajo la batuta de Ettore Scola, dan una lección de interpretación inteligente, bordando papeles que oscilan entre el dramatismo, el ridículo y la tragicomedia, todo ello envuelto en el humorismo negro, pero vitalista, de ese país. Nadie a destacar en concreto, porque todo el plantel de intérpretes es de primerísima categoría. Para ver sin cansancio, pese a su largo metraje.
Nunca me ha gustado mucho Scola. Lo considero más un escritor que un director que utiliza su cámara para buscarse excusas por haber traicionado los ideales políticos que una vez tuvo (y que ya nadie tiene, esto debería bastarle). Es, por lo demás, un tipo culto y de buena pluma, más original en sus historias que la mayoría de sus camaradas de viaje generacional, sin una concepción concreta del estilo cinematográfico más allá de las tres reglas técnicas bien aplicadas.
La terraza es una de sus películas más olvidadas, fue vapuleada en su día por la crítica militante y también por los que llevaban años odiando al izquierdista Scola, ya que tiene lo que más molestaba a ambos extremos: sentimentalismo e ideología mezclados en un vaso de cóctel para consumidores selectos.
Esta olvidada y no muy inspirada película la vi hace algunos años. Y siempre la recordaré, porque hay en ella algo que me sirve en mi vida personal. ¿No es lo máximo a lo aspira un creador?
Ayer vi este tostoncillo de 2 horas y media.
De las que vi de Scola (Una jornada particular, La familia, La cena, Competencia desleal) es la que menos me ha gustado.
El reparto reúne a grandes nombres del cine europeo de entonces: Vittorio Gassman, Marcello Mastroianni, Jean-Louis Trintignant, Ugo Tognazzi, Stefania Sandrelli…
En un papel menor sale una jovencísima (y todavía muy verde) Marie Trintignant. Guapísima, eso sí.
La verdad llega a cansar tanta cháchara densa sobre temas elevados (artísticos, socio-políticos…) y el hecho de ser filtrados por una suave comicidad no ayuda a hacerlos más digeribles.
En general este retrato de gente madura desencantada y bastante estúpida no me interesa demasiado, salvo por algún apunte aislado, los excelentes trabajos de Gassman y Sandrelli, y alguna metáfora inspirada (el afila-lápices eléctrico como símbolo del ingenio que precisa ser aguzado, y también del desgaste del espíritu, que como los lápices se queda en nada)
No hace aún una semana que nos dejó, intuyo, una buena persona. No le conocía personalmente pero le sentía muy próximo. Sus películas siempre me transmitieron vivencias, realidades y sentimientos con los que no era dificil identificarse y aunque algunas habrá más redondas que otras (para mí el orden sería: Una jornada particular, Una mujer y tres hombres, Brutos, feos y malos, La familia…….), lo cierto es que el espíritu y la curiosidad del hombre que duda y no deja de hacerse preguntas, está en todas. Ettore Scola ha muerto a los 84 años y es una lástima, y una injusticia, porque cuando la de la aguadaña hace sus cálculos debería ser más razonable, y en la media incluir también la edad mental, de forma que gente como el insigne italiano estaría aún lejos de su hora.
Como buen escritor a Scola en muchas ocasiones le gustaba transitar terrenos conocidos, en los que la pluma se desliza más fácilmente y los personajes ya están esbozados y prestos al diálogo, la diatriba, el poema o el chascarrillo. La terraza es un ejemplo de escenario familiar: copas con los amigos, cotilleos inmisericordes, medias verdades, amores que fueron y amores que pueden ser, lealtades traicionadas, secretos a voces, principios políticos pisoteados, dramáticos cuernos y cuernos de opereta…. La terraza, una vez más, en manos del realizador de Trevico, es una lánguida mirada a los estragos del tiempo y una desesperanzada huida hacia adelante, más cerca del despeñamiento que de la salvación. Porque el hombre que creía en el ser humano y en sus valores, no conocía la existencia de tierras fértiles en las que sembrar con garantías la frágil semilla de la solidaridad.