La tercera parte de la noche
Sinopsis de la película
En el marco de la ocupación de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, narra la historia de un hombre cuya huida y supervivencia se convierten en una búsqueda de la propia identidad. A pesar de que la película fue galardonada en Polonia como mejor ópera prima, su distribución fue entorpecida por las autoridades.
Detalles de la película
- Titulo Original: Trzecia czesc nocy
- Año: 1971
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
6.7
33 valoraciones en total
Y la tercera parte de los árboles morirán arrasados, y la tercera parte de la luz abandonará su brillo, y la tercera parte de la humanidad será condenada…
Extractos de un juicio final contextualizan el inicio de este enigma en forma cinematográfica.
Es decir, la tercera parte de cada parte, como un chiste de los hermanos Marx, quedará como ejemplo sangrante de que todo esto de la fe iba en serio.
Entonces, La Tercera Parte de la Noche se centra en una realidad prescindible a crueles ojos humanos, un sacrificio necesario que tiene como último testigo la Historia, y que por si hace falta incidir en el simbolismo empieza con cuatro jinetes (ojú) aplastando la mujer e hijo de un hombre justo.
Sí, así debía ser la Polonia en víspera de amanecer nazi: un laberinto de calles grisáceas e inciertas, donde los gritos se acallan en los rellanos y la muerte visitaba al desembarque de soldados en cualquier mercado callejero.
Un apocalipsis, no de caos y furia, sino de miedo amable, donde pierde el que antes se queje.
Espeluznante, y por desgracia cierto.
Michal, el hombre justo, que hasta ese momento todo lo había hecho bien, pierde entonces el culo por una oportunidad para resistir, para luchar y devolver el golpe, porque está en nuestra naturaleza seguir adelante, reclamar lo nuestro, asistir partos aunque sea en el más deprimente habitáculo de este cochino mundo. pero no se da cuenta de la tragedia inherente a su odisea.
Ellos ya han ganado. Ganaron desde el mismo momento que vives temiendo que vengan a buscarte, sin previo aviso como siempre sucede.
Un trasunto de su esposa muerta, que curiosamente se parece y padece como su esposa muerta, le dará todo aliciente para seguir adelante, consiguiendo las mejores cartillas de racionamiento por unos cuantos picotazos de piojos, sugiriendo si acaso que cuando todo bien a conservar ha sido destruido (su familia), nuestra mente encuentra la manera de distraerse, engañándose hasta su probable fin.
(O quizás la misma actriz quería interpretar los dos papeles porque sí, pero el simbolismo da gracia al asunto)
Seguro, una de las sensaciones más horribles debe ser ver, sentir, padecer en vida febril cómo tu hogar te está siendo arrancado del alma, y mientras, para ti, la rutina sigue, como para cualquiera.
Con tu padre enfadándose porque ya no tocáis juntos, con tus colegas envidiando lo jodido que estás por la pasta que vas a ganar, pero con ejecuciones atisbadas desde la ventana del comedor.
Eso fue Polonia: si se antoja demente en esta película, solo habría que haberla contemplado en la realidad.
Ambientada en la ocupación alemana en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, cuenta como Michal (Leszek Teleszynski) pierde a su esposa y su hijo, cruelmente asesinados en la casa de campo de su padre.
Michal decide optar por volver a la ciudad, donde buscará incorporarse a la resistencia polaca, pero por azares del destino, termina enfocándose más en proteger a una mujer y su hijo recién nacido, luego de que el esposo de ella fuera capturado por los alemanes.
De esta forma, en un film que mezcla la locura, la desesperación y el drama, el protagonista intenta ayudar a como dé lugar a esa mujer, a pesar de los peligros que ciertas prácticas pueden conllevar, siempre con el vivo y latente recuerdo de su esposa y su hijo, sin olvidar el objetivo de su labor en la resistencia.
La película es ciertamente un film complejo, me costó en un inicio seguirle la trama y aun así, no sé si la he captado del todo, recordar que este film es el primer largometraje de Zulawski, quizá de ahí que no tenga un guión tan fino y que se complica de más.
Hay momentos muy interesantes, las lecturas que se hacen de distintos pasajes del apocalipsis, o ciertas secuencias de mucho impacto, pero en general flaquea y se complica más de lo que debería. Cuesta recomendar un film como este, sería más por tener la curiosidad de ver el inicio de este director polaco bastante sugestivo.
Se me hace difícil clasificar y votar esta cinta, debido a su extraña temática. Es una película oscura, misteriosa y demasiado psicológica. El director recurre más a imágenes que a palabras aumentando así la confusión que crea en conjunto la película, todo ello rodeado de una atmósfera asfixiante. Con ello quiere mostrar un clima apocalíptico, en el que la gente ha perdido toda esperanza, con la única excepción del protagonista que se resiste a esa idea.
No le recomendaría esta película a casi nadie, sólo a aquellos que no se duerman fácilmente y que estén dispuestos a entrar en un cine lento, barroco y psicológico.
Ambientada en la apocalíptica Polonia de ocupación nazi, la cinta ofrece indicios del talento de Zulawski para los climas insanos. Quizás aún pesa demasiado el simbolismo obvio y trascendente (ya desde el título de la cinta, y ya desde un punto de vista directriz que denuncia la pérdida de contenido lógico en la realidad a percibir). Así, en comparación con Possession, por ejemplo, diríamos que el tono desquiciado es más alegórico en esta Trzecia czesc nocy, no patológico. Más racional que orgánico.
La cinta incide en la vuelta de tuerca habitual a la hora de presentarnos una perspectiva centrada en un enfoque psicologista y no realista. Siendo descartable una postura reflexiva que trate de analizar cine tanteando los contornos de un objeto (mesa, silla, narrativa, diseño), en favor de una anatomía de metáfora alucinada y pesadilla irreductible.
Así, este sufrimiento deshumanizado que nos sirve de contexto se desarrolla en el interior de una conciencia, y a través de ella se hilvana la historia no desde el enfoque adscrito al drama materialista, que tan bien sirve a los efectos de explicitar o ficcionar con resultados viables, sino desde el traslado directo a la presencia de una percepción maltrecha. La facultad cognoscitiva que propone Zulawski, por tanto, radica en la distorsión de una identidad y una perspectiva que se presenta y recibe fragmentada y enloquecida.
Esta película, con su puesta en escena enardecida y su trama de tintes perturbados (no únicamente esteticistas), nos introduce en una vivencia extrema, una situación límite donde la angustia subjetivista se emancipa de consideraciones reflexivas o aleccionadoras. Se trata de darle fisonomía de subconsciente a la sinrazón y al sinsentido existencialista, se trata de un mundo lleno de piojos, desnudos y muertos, que no puede ser revelado de otra forma que no sea mediante una cámara al hombro en constante temor y en constante temblor.
Es demasiado tarde para leer a Spengler.