La tarántula del vientre negro
Sinopsis de la película
El inspector Tellini investiga un extraño crimen cuya víctima, una bella mujer, fue asesinada siguiendo un extraño ritual. Todo parece apuntar a un crimen pasional, pero la investigación da un giro brusco al producirse nuevos asesinatos siguiendo el mismo ceremonial. En todos los crímenes la víctima es paralizada empleando una aguja de acupuntura y, posteriormente, es apuñalada en el vientre. El inspector inicia sus pesquisas, pero no se percata de que él mismo puede estar siendo vigilado.
Detalles de la película
- Titulo Original: La Tarantola dal ventre nero
- Año: 1971
- Duración: 89
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Opinión de la crítica
Película
5.4
89 valoraciones en total
Un muy interesante Giallo, parido en plena ebullición creativa del subgénero con un gran Giancarlo Giannini que aguanta perfectamente el peso de la película y que recuerda al inspector Pazzi de la formidable Hannibal , eso sí aquí con unos cuantos años menos.
La película sigue todos y cada uno de los tópicos del subgénero de forma bastante discreta aunque elegante, llevando de forma más o menos artesana el caso de asesino múltiple con trama enrevesada, aquí dando especial peso a la parte policial, que en otros productos similares solo era un simple añadido para rellenar guión.
También cabe destacar, a parte de su bella factura, es la relación entre el personaje de Giannini y su esposa, llevado al extremo en una escena tremenda donde el personaje es humillado ante la proyección de cierta película en el propio cuartel de la policía.
Para terminar señalar, que como buen giallo tiene un final algo inesperado, secuencias de asesinatos paridas con exquisito gusto y una admirable escena de acción muy bien rodada.
Estamos en lo de siempre: un asesino psicópata, cabreado porque su mujer se chotea de él a causa de que es impotente, se dedica a matar a troche y moche señoras de buen ver con escasa ropa. Un comisario entra en acción para resolver el caso, pero como lo único que le interesa es abandonar el cuerpo va dejando que las pobrecitas vayan muriendo, hasta que es su propia esposa la beneficiaria de las atenciones del criminal. Tal historia, vista hasta la saciedad, está contada con una cámara afecta de parkinson, una banda sonora de cabaret de tres al cuarto que el maestro Morricone despachó un día que no estaba de buen humor, y una serie de señoras más o menos desvestidas, proclamándose campeona del desnudo Barbara Bouchet, experta en estas lides. Acuden en su ayuda Barbara Bach, hoy señora de Ringo Starr, quien tuvo la sensatez de alejarla de tales menesteres para que le consagrara en exclusiva su boca golosita, la bondiana Claudine Auger (también lo fueron Bach y Bouchet), y la sin par Stefania Sandrelli, que enseña poco y no parece muy metida en faena. Giancarlo Giannini, con perpetua expresión de asco e insomnio, pasea como un sonámbulo por la película. Para fanáticos del giallo y coleccionistas de Barbara Bouchet.
En plena moda de los giallos, aparece La tarántula del vientre negro, con un joven y muy atractivo Giancarlo Giannini, interpretando a uno de los detectives más realistas de los giallos, este no es un Casanova, por lo que tiene la cabeza encima de los hombros, y no en la entrepierna.
Por otro lado está desencantado de su tarea de policía, aunque nunca explican por qué siguió esa carrera, si no era de su agrado, como en todas las películas de este subgénero, hay un psicópata que mata por algún trauma del que apenas se habla en los últimos minutos, cuando todo se revela, después de enredar la trama en cientos de escaramuzas, que al final no tenían nada que ver con el verdadero motivo de los asesinatos.
Igual con todo lo lenta que es, como casi todos los giallos, le sobra unos 25 o 20 minutos, es uno de los que más se apega a un verdadero policial, que si bien tiene sus cuotas de desnudos gratuitos, en todo momento van siguiendo una línea.
Así, sin avisar, aparece una mujer desnuda a la que un ciego está dando unos masajes, luego vemos a su marido abofeteándola por haber encontrado unas morbosas fotografías en las que ésta aparece con otro hombre con intenciones del todo obscenas…bueno, en un arrebato de ira, ¿quién no lo haría, verdad?
Un poquito más tarde esa noche la inocente y cándida señorita acaba con una aguja de acupuntura metida por el cuello y el vientre apuñalado…comienza así el caso del asesino que mata usando el método de la avispa de alas de color salmón.
Con esas intrigantes y directas premisas se perfila uno de las más satisfactorios giallos que he tenido el placer de ver, en mi largo recorrido por los títulos más pintorescos del género, y el artífice de todo esto es el director Paolo Cavara, creador del primer shockumentary de la Historia junto a Gualtiero Jacopetti, Mondo Cane . Este realizador dedicó su trabajo casi por entero a seguir la serie iniciada con aquel monumental proyecto, aunque también tocó otros géneros con Los Amigos , El Gran Caracol o Terror Infinito , demostrando poseer una gran versatilidad a la hora de ponerse tras la cámara.
Como era lógico, para un director italiano, dejar pasar oportunidades suponía un gran error de cara a lo que era hacer negocio, así que, con ese ascenso de popularidad que vivía el giallo a principios de los 70 (pegabas una patada y te salían cientos de títulos) no pudo quedarse de brazos cruzados y aportó su granito de arena a la causa, del cual hay que decir que hoy permanece en el tiempo como uno de los más eficaces de aquella prolífica época, haciendo compañía a los también memorables Siete Notas en Negro , La Cola del Escorpión , Un Hacha para la Luna de Miel o Una Mariposa con las Alas Ensangrentadas .
La Tarántula del Vientre Negro hereda, como otros coetáneos hicieron, la tradición que inauguró Dario Argento de que apareciera un animal en el título a partir de su debut El Pájaro de las Plumas de Cristal . Poco importaba las influencias y referencias (las de Mario Bava están más que claras), el caso es que la trama expuesta en el film de Cavara, escrito por Lucile Laks y Marcello Danon, quien también ejerció de productor en el mismo, y pese a contar con un comienzo que puede parecer muy trillado, es capaz de sorprender incluso a los más experimentados del género.
En ella se nos cuenta la ardua investigación que tiene que llevar a cabo el inspector Tellini para encontrar a un psicópata que asesina a mujeres de una manera espeluznante, la primera en caer es una joven llamada Maria Zani, de cuyo marido, Paolo, estaba ya divorciada, y teniendo en cuenta que engañaba a éste con otro, todas las sospechas recaen rápidamente sobre el pobre hombre, que no tiene ni puñetera idea de lo sucedido. Juntos, pero no revueltos, Tellini y Zani iniciarán unas averiguaciones que les conducirán, a través de una enmarañada red de pistas, por un mundo lleno de peligros, vicios, chantajes, drogas y corrupción.
Vale, muchos tópicos del giallo se repiten, sí. Los fans del género se pueden deleitar con las grandes dosis de desnudos y violencia que forman parte de él, incluso, y que esto no haga brotar ningún sentimiento de rechazo de cara a la película, la identidad del asesino se puede adivinar sin dificultades a poco más de veinte minutos de metraje (al menos el espectador más avispado lo podrá ver). Que nada de esto impida disfrutar de la elaborada trama con la que nos honra Cavara.
En efecto, el director va desarrollando de forma frenética una intrigante investigación que se sucede a dos bandas, entre el personaje del policía y del marido engañado, cada uno por su lado, lo que supone ser partícipe del clásico acuerdo entre el inocente perseguido y el agente que sospecha de todos que tantas veces hemos podido ver en los parámetros del cine negro. Rodeada de una atmósfera llena de suspense y sensualidad, la historia tan llena de trampas, pistas y claves falsas se presenta como heredera directa de los films de Hitchcock (la explicación final sobre la personalidad múltiple del asesino nos recordará a Psicosis ) y Bava a partes iguales, y es capaz de desconcertarnos con giros tan inesperados como el que se produce pasados los cuarenta minutos de película, uno de los más sorprendentes y repentinos que he visto.
Si por algo La Tarántula del Vientre Negro se hace más original que otras propuestas es porque la historia se centra sobre todo en el agente encargado de atrapar al maníaco, incluso ahonda en sus problemas y preocupaciones y se mete en su vida privada, más que en la del hombre acusado de sospechoso, como suele ocurrir en este tipo de films. Giancarlo Giannini, destilando carisma y una solvente capacidad de interpretación, encarna al inspector Tellini, secundado por Silvano Tranquilli, Ezio Marano y actrices igual de eficientes, además de hermosas, todo sea dicho, como Claudine Auger, Rossella Falk o Barbara Bach.
Todos bajo la batuta de Cavara, que consigue todo un dardo certero en el universo del thriller italiano, contando con la psicodélica banda sonora del gran Morricone.
Interesante película policíaca italiana, tiene un poco de todo: intriga (aunque, para mí, el desenlace resulta un poco demasiado previsible, ver spoiler), erotismo, acción, incluso su parte de humor (genial el Ginetto de Eugene Walter).
El papel de Giancarlo Giannini, sobrio y creíble. De hecho, acostumbrados a los superpolicías de las películas de Hollywood, puede parecer un poco lento de cerebro, pero, con sus aciertos y sus fallos, me parece mucho más verosímil que los de las películas yanquis.