La sombra del poder (State of Play) (Miniserie de TV)
Sinopsis de la película
Miniserie en la que unos reporteros investigan, junto a la policía, la misteriosa muerte de la amante de un político. En el 2009 se estrenó un remake para el cine con Russell Crowe, Ben Affleck y Rachel McAdams. (FILIMAFFINITY)
Detalles de la película
- Titulo Original: State of Play aka
- Año: 2003
- Duración: 350
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Opinión de la crítica
Película
7.6
77 valoraciones en total
Miniserie con ínfulas, que a priori tenía muy buena pinta, pero que a medida que han ido trascurriendo los capítulos se ha ido deshinchando como un mal globo.
Si te vas a poner a verla, lo primero que te recomiendo es que lo hagas en español si eres hispanoparlante, es una trama MUY compleja y las traducciones de los subtítulos que yo encontré, dejaban que desear y hacían algunos diálogos absurdos e incomprensibles. Por otro lado están los errores de guión, típicos de esta categoría de films y que aquí se hacen patentes de una manera insultante para el espectador. Otro defecto que he encontrado, quizás el más perjudicial para el resultado final, ha sido que la serie es ABURRIDA, tiene más minutaje del necesario y algunos capítulos aburren a las ovejas. En fin… una pérdida de tiempo.
Un sábado por la noche vi de pasada un rato de la película La sombra del poder, y me pareció muy interesante, sobre todo porque no la conocía. Después me enteré de que es un remake de la serie que nos ocupa, así que decidí ver el original antes que la copia .
Si te gustan los thrillers con cierto toque de denuncia social, esta miniserie te engancha desde el principio. Todo resulta muy creíble (los personajes, las situaciones, los dilemas morales) porque la historia podría perfectamente estar basada en hechos reales. Pero en su aparente sencillez, radica su complejidad. Una vez presentados los personajes principales junto con el mensaje que cada uno transmite, no dejamos de sorprendernos de hasta dónde puede llegar cada uno para defender su posición.
La habilidad con la que se disecciona la corrupción, instalada en la política, y alimentada por los medios de comunicación (y viceversa), nos da a entender que en el mundo de hoy en día, son dos enormes máquinas que no pueden dejar de engullir, y que no pueden vivir el uno sin el otro.
Con el transcurso de los capítulos, el guión nos tienes reservados giros inesperados, despejando cualquier duda de maniqueísmo. Pero la profundidad de la trama es tal que hubiera dado para cuatro o cinco capítulos más, sin exagerar. En mi opinión habría quedado más redonda.
Otro glorioso ejemplo de ficción televisiva británica, con una historia trepidante, buen ritmo, un maravilloso guión y un reparto de actores que le da sopas con hondas a los repartos de casi todas las series españolas juntas, por mucho que nos duela reconocerlo (James McAvoy, Anne-Marie Duff, David Morrissey, Bill Nigghy, Kelly Macdonald… uf).
Una de las mejores ficciones televisivas desde el 2000 y hasta ahora.
Lo mejor: Todo
Lo peor: Nada
Hace unos años, Buenas noches y buena suerte nos narraba las vicisitudes de un tótem de la libertad de expresión, los riesgos que corrió por la verdad y la presión política que tuvo para que cerrarse la boca. Era una oda al periodismo de calidad, al de investigación, el de aferrarse a una idea que se cree justa, aunque no por ello dejaba de ser crítica con ciertos aspectos informativos, o normas de la cadena o grupo empresarial tras el periodista. Clooney evidenció un profundo respeto hacia la profesión, pero eso no le impidió lanzar alguna puyita que dolió a más de uno, siendo coherente y retratando un mundo que no es feliz, y que hace del claroscuro su forma de ser y existir. El periodismo como tal es el tema central de State of play, en la se radiografía la tarea del reportero, del redactor, del editor, y, por qué no decirlo, la mentira como forma de relacionarnos. La miniserie de Yates busca ofrecernos el retrato más fiel posible del idealismo periodístico, la deuda recíproca entre estos hombres y la sociedad, pero no es un idealismo dulzón, feliz, si no que tiene dos caras. No hay triunfadores, sólo profesionales que saben perfectamente a lo que se acogen. El trabajo tiene riesgos, y aquí se exponen de forma cruda y evidente. Como los policíacos, el periodista puede descender a los infiernos en pos de publicar la verdad, pues junto a su buena intención van añadidas una gran cantidad de responsabilidades y problemas morales inapelables. Es el poso final de la miniserie, el verdadero valor de la verdad, el precio de desenmascarar la mentira, las dudas que suponen hacer lo correcto, y parece decirnos que no hay triunfo sin derrota.
Yates asume, de manera indiscutible, un referente claro: el thriller político y periodístico de los años 70, ese que tan de moda se ha puesto ahora. Los Lumet, Pakula o Frankenheimer, tan irregulares como brillantes, son grandes referentes del género actualmente, e incluso la televisión lo de muestra. El uso de la imagen granulada, los teleobjetivos abundantes, el perfecto desmenuzamiento de la historia en el guión, State of play es en sí misma un sincero homenaje al thriller político, mezclada con algunas de las taras televisivas que nunca se lograron quitar algunos realizadores de dicho medio, como el excesivo uso de primeros planos. ¿Por qué supone eso un problema para un producto televisivo? Porque es lo más cercano a cine que se ha realizado en la pequeña pantalla. Antes del boom de las series actual, antes de la llegada del maná televisivo, Paul Abbot tomó los ingredientes del séptimo arte y construyó un férreo castillo de naipes para la televisión al que casi no se le notan las costuras para crear un producto adulto y bien realizado en el que pesase más la historia que cualquier otro elemento, sabiendo que no había prisa alguna, puesto que se contaban con seis capítulos para ello, lo que permite que casi ninguna subtrama quede descolgada y se cierre todo de una forma excepcional, por no decir perfecta.
Los 2 primeros episodios crean unas grandes expectativas. Excelente trama, buenos actores, trabajado realismo, tensión, y una muy interesante investigación. No obstante todo cae en picado a la mitad de la serie. Tras el encuentro clave en el hospital aparecen serias dudas y algo terrible…el tedio. Los siguientes capítulos no sólo no elevan el nivel sino que sumergen la trama en el despropósito. La resolución final es hilarante. NI el/la propio/a culpable se cree lo que está diciendo. Pero claro sin giros finales esto no sería una serie. La relación de los periodistas con la policía no tiene ninguna credibilidad. Tampoco la tiene la manera en que continuamente engañan al maltratado tipo que envió los famosos emails. A continuación en spoiler la rajada final :