La sombra de los otros
Sinopsis de la película
Cuando una psiquiatra forense (Julianne Moore), especializada en resolver desórdenes de personalidad múltiple, descubre que las personalidades de uno de sus antiguos pacientes corresponden a víctimas de asesinato, tratará de encontrar una explicación lógica a la conducta de ese hombre.
Detalles de la película
- Titulo Original: Shelter aka
- Año: 2010
- Duración: 112
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Opinión de la crítica
Película
4.9
66 valoraciones en total
Empieza bien y, justo cuando supones y comienzas a imaginar que habrá un debate guionizado sobre teorías psiquiátricas y demás, harto interesantes…¡ya estamos! Brujerías, hechizos y bobadas varias que, como evidentemente no pueden racionalizarse ni explicarse, recurren al típico: ¡trágatelo que esto es cine fantástico y punto pelota! Si fuera una propuesta novedosa, aunque hiciera protagonista del misterio al mismísimo Torrente, tendría un pase. Pero, no. Es una chorrada más, vista y revista que acaba por desesperar. Entre otras cosas porque…a poco que hayas visto tres o cuatro de esta línea… te destripan el final sin piedad aunque no quieras porque, señores, es más de lo mismo. Se huele, se detecta, se intuye de una manera tan brutal…No queda ni la más mínima esperanza de revelársenos una trama o un final mínimamente diferente al que uno mismo prevé. Es una pena. Evidentemente ni puedo ni, quiero ni, me molesto en revelarlo (ni en zona spoiler) porque, NO MERECE LA PENA. En cuanto a la factura, nada que objetar. Quiero decir que cumple y, todo eso pero, de emoción, de sorpresa (grata o non grata): ná de ná. Un churrete.
El sub-sub-sub-sub-género de posesiones, exorcismos y otras catástrofes para las cervicales no pasa por su mejor momento pese a su continuada posesión de las pantallas en salas comerciales. Måns Mårlind y Björn Stein han querido dar forma a un libreto de Michael Cooney (Identidad) con la convicción y firmeza de contar con un reparto potente en los rostros de Julianne Moore y Jonathan Rhys Meyers. El desliz es que no se han dado cuenta de que el guión finalmente es tinta mojada y no precisamente en vómito-mucoso de una poseída. La cinta, que dirigió James Mangold con John Cusack, comparte ciertos paralelismos como la personalidad múltiple como motor de giros narrativos pero en La sombra de los otros el empaque es meramente secundario. El resultado final queda como un amasijo de posesiones, psicoanálisis y una pregunta: ¿qué elegirías entre fe y aburrimiento?
Su argumento involucra a una psiquiatra forense (Julianne Moore) para la que los trastornos de personalidad múltiple no existen en la de-construcción de un thriller a voluntad de giro de cuello, drama familiar y cambio de personalidad. La protagonista no tarda en descubrir que las personalidades que utiliza su peculiar paciente están muertas y debe enfrentarse a sus propias convicciones. El thriller psicológico se transforma en una entidad sobrenatural, con picaduras y sombras tenebrosas, para acabar en la típica cinta de embrollos, persecuciones y móviles. Es realmente un popurrí entre tantas películas como posibilidades iniciales. No entiendo su concepto una vez empieza a desvelar su auténtico argumento. ¿Se trata de una cinta de terror para ateos? ¿De verdad que un ateo va a sentir miedo sobre algo en lo que no cree?
Entre su metraje demasiado alargado, para tan poca alma y tanta confusión y absurdo reunido, no entiendo la utilización de un ‘found footage’ de principios de siglo que habría inventado el movimiento de cámara y el reportaje televisivo en primera persona. Supongo que se pretendería crear y generar terror con elementos cercanos a The Ring pero muchos pensarán meter en el popular pozo a sus responsables. Lo que no puedo concebir, por lo tanto, es que sus directores citen como influencias a películas como El exorcista, La profecía o El resplandor… cuando La sombra de los otros, finalmente, no comparte nada argumentalmente o visualmente sobre sus supuestos padres. Es más interesante ver las conexiones extracorpóreas, bastardas y cinematográficas que plantea… Esas auténticas ‘sombras de los otros’: la actriz que interpretó a Clarice Starling en Hannibal parece querer hacer un homenaje a El silencio de los corderos o que Nathan Corddry también haya aparecido en United States of Tara, donde la protagonista (Toni Collette) sufría un desorden disociativo de personalidad.
No me recuerda a Stephen king, la estructura de esta película no tiene nada en común con el estilo del escritor americano. No es un film de terror, tampoco un thriller psicológico, se trata de una incursión extraña en un subgénero incalificable.
Me ha gustado el trabajo de sus protagonistas y en particular el de Julianne Moore como psiquiatra, en escenas tan bien construidas que las convierte en absolutamente creíbles. Un descubrimiento para mí del actor Jonathan Rhys, en un soberbio espectáculo interpretativo.
El resto de la película absolutamente olvidable, con multitud de momentos que no aportan nada.
Un seis.
La historia va de un paciente con personalidad múltiple (Jonathan Rhys Meyers) y de cómo una psiquiatra (estupenda Julianne Moore en su papel) intenta descifrar el misterio, que trasciende la enfermedad mental en sí. Tenemos también ocasión de ver a Frances Conroy, la inolvidable Ruth Fisher de A dos metros bajo tierra.
A mi modo de ver, el principal problema de las películas de terror reside en que los personajes, frente al monstruo, el fantasma, el espíritu o cualquier otro elemento terrorífico con el que tengan contacto, se comportan de forma completamente contraria a como lo haría cualquiera en la vida real. Y este es el problema también de esta película. Nadie en su sano juicio iría de noche para entrevistarse con una gente que incluso de día da miedo. Y mucho menos solo. A partir de ahí, el resto es cuesta abajo.
Por eso El exorcista sigue siendo una de las películas de terror más buenas que se han hecho: porque frente a una situación terrorífica, la madre de la niña poseída y el resto de personajes se comportan como lo haría una persona en la vida real en esa misma situación. Por supuesto, estamos dispuestos a admitir que existen los fantasmas, las posesiones infernales, los aparecidos y los monstruos, al menos durante el tiempo que estamos viendo la película de terror, pero cuando en una escena alguien se mete en un bosque de noche para investigar algo que da miedo, nos entra la risa. Eso sí que no nos lo creemos. Porque nosotros hubiéramos ido de día y acompañados, en todo caso.
No obstante, la película es interesante porque durante toda la primera parte provoca tensión en el espectador, que no sabe todavía qué pistas seguir. Luego la cosa decae y se mete en vericuetos de brujería, misterios de la fe y otras cuestiones que rebajan la calidad del planteamiento inicial y además lo vuelven bastante confuso. Pero se deja ver porque entretiene y la ambientación está bastante lograda. Eso sí, el mensaje es de un fundamentalismo religioso difícil de digerir.
Como si de la mismísima Clarice Starling se tratase, Juliane Moore se zambulle peligrosamente en una investigación que ya desde el comienzo, y sin ser muy avispado, podemos vaticinar que le acabará saliendo cara. Pocos guiones interesantes deben de llegarle a la Moore (que parece reafirmar el tópico de no hay papeles buenos para mujeres después de los 50) para que desperdicie su enorme talento en este thriller de terror de manual.
Tras un inicio prometedor que consigue asustarnos, la cinta se desfinla como un globo y no hace más que que vagar en un déjà vu constante, con un climax final digno de una tv movie. El espectador acompaña a la actriz más pecosa de Hollywood, esta vez convertida en pseudo-detective, en sus andanzas por bosques solitarios, allanando casas destartaladas llenas de grafitis, donde no se puede pillar otra cosa que un infarto de miocardio o un ataque de risa gracias a algún secundario pintoresco. Las situaciones son un tanto repetitivas y los giros y sorpresas del guión, a parte de no estar nada currados, no nos impactan demasiado, pues solemos adelantarnos a ellos.
El inquietante Jonathan Rhys Meyers es el otro plato fuerte de la cinta, protagonizando los momentos de mayor terror. Un personaje difícil del que el actor sale airoso. Las actuaciones de los dos protagonistas son lo único destacable de la cinta.
Si eres amante del terror, no le exiges mucho o no tienes mucha edad, se puede disfrutar, pero el hedor a refrito huele desde lejos.
Lo mejor: Ir descubriendo al personaje de Meyers.
Lo peor: se ahoga en un mar de copias.