La sombra de las mujeres
Sinopsis de la película
Pierre y Manon son una pareja que lucha contra sus apuros económicos. Se dedican a hacer documentales de bajísimo presupuesto y sobreviven a base de trabajos temporales. Pierre conoce a una joven becaria, Elisabeth, y pronto se convertirá en su amante. Pero Pierre no quiere abandonar a Manon, quiere estar con las dos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Lombre des femmes
- Año: 2015
- Duración: 73
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Opinión de la crítica
Película
6.7
44 valoraciones en total
Largometraje francés que explora la relación de pareja entre Pierre (Stanislas Merhar) y Manon (Clotilde Courau), están casados y trabajan juntos realizando documentales, la aparición de una amante entorpece la línea de perfección de dicho dúo.
Dirigido por el prolífico Philippe Garrel, quien funge como guionista junto a Jean-Claude Carrière, Caroline Deruas y Arlette Langmann. Con un pulso comedido el film aborda el drama romántico muy lejos del convencionalismo empachoso, por el contrario, es mostrado con mucha sinceridad, seriedad y por sobre todo naturalidad.
Esto en gran medida ayudado por esa espectacular fotografía en blanco y negro a cargo de Renato Berta, que le da un toque clásico y sobrio a la propuesta, con tonos grises para personajes que actúan como humanos, dejándose llevar por instintos o haciéndose las víctimas, permitiendo que el desencanto entre en dicha relación.
A lo largo de los 73 minutos de metraje, Lombre des femmes entabla de buena forma sus conflictos, la agradable voz en off de Louis Garrel (hijo del director), acuerpa en algunos momentos las imágenes, ayudando aún más a la fluidez del film.
Si se habla de amor en esta obra, se tiene que hablar de infidelidad y de las múltiples aristas que esto puede traer, da para reflexionar y mucho al respecto de los temas que trata. Lombre des femmes es una fina obra, una pequeña joya para ver y disfrutar.
Pierre (Stanislas Merhar) es un documentalista de segundo orden casado con Manon (Clotilde Courau), su asistente y productora. Mientras se encuentran filmando un documental/reportaje sobre un miembro de la Resistencia francesa, él conoce a Elisabeth (Lena Paugam) y se convierten en amantes.
La película de Philippe Garrel es un sensible retrato de una pareja, de las contradicciones del amor, sus desencuantros, los celos, las mentiras, lo inefable (y, por qué no, del tema del trabajo conjunto de un matrimonio), en las antípodas de las estridencias y el falso naturalismo hollywoodenses de Historia de una matrimonio. , por ejemplo.
La fotografía en blanco y negro y su extraña mezcla de sencillez, espontaneidad y cierta frialdad le otrogan al filme una aire muy Nouvelle Vague, pero en una variante accesible. Los comentarios a cargo de la voz en off de Louis Garrel presentando los cambios de escena, pueden ser tomados en clave realista o de distanciamiento irónico y, con ello, modificar o enriquecer la lectura de la película.
Merhar compone adecuadamente a su machista y antipático personaje, pero la magnífica Clotilde Courau se lleva todos los laureles por la multitud de matices y el alma que le imprime a su compleja Manon.
En suma, una película sobre un tema viejo como el mundo, encarado con sencillez, sensibilidad y, acaso, con cierta distancia irónica.
Una historia de amor.
La historia nos cuenta la vida de una pareja, él documentalista, ella su ayudante, con problemas económicos y dificultades para poder pagar el alquiler de su piso.
La vida rutinaria y anodina de ambos, esperanzados en que los famosos documentales tengan éxito algún día, cambia cuando él conoce a una becaria de su trabajo, la cual se convertirá en su amante llevándole a tener una vida paralela ante el total desconocimiento de su pareja.
La película a partir de esta infidelidad, comienza a transitar el camino de los celos, los planteos, las sospechas, las sorpresas, la desconfianza y la creencia absurda de muchos hombres que piensan que solo ellos pueden tener una doble vida.
Las interpretaciones son correctas destacándose sobremanera la de Clotilde Courau, haciendo un papel nada fácil de mujer soñadora, sufrida, necesitada de afecto y con la rara habilidad se saber ocultar un secreto bien guardado.
Es una peli pequeña, bastante bien llevada en general, haciéndose lenta a veces, pero que logra sobrellevarlo con lo interesante que se vuelve la película a medida que pasa el tiempo.
Si quieres ver los vaivenes de cualquier pareja actual, con el toque especial de verla en blanco y negro, es una buena oportunidad que puedes aprovechar.
Garrel de nuevo escondido entre lo más destacado del año. Esta vez, sin premios ni grandes menciones. Conversando sobre él mismo y sobre la historia de lo que algún día fue el cine y la vida en un segundo plano.
Fuera de todo lo predecible y cuando su cámara parecía cansada, el gran francés aparece más fresco y juguetón que nunca. Alejado de la pedantería y muy pegado a Truffaut nos vuelve a hablar de lo único que saben hablar sus películas, el amor. Lo hace cómodo, irónico, elegante. Su pulso, la templanza del blanco y negro, la música y sus imágenes hablan por si solas.
Y con ello, un trío de personajes enormes, perdidos en el huracán. Tremendos los tres, aunque el gran peso de la película recaiga sobre un gigante protagonista masculino, Stanislas Merhar, en el papel de su vida.
Sufrir, amar y decidir. Poesía y cine de la mano.
El juego favorito de los románticos.
La cinematografía francesa ha transitado con más luces que sombras todos los lugares comunes del amor, no podemos negar su gran margen de acierto. Entre lo mundano y lo caricaturesco, entre lo natural y la parodia, en esa fina línea se mueve el nuevo trabajo de Garrel. En cierta manera, como es la vida, llena de contradicciones, divertida, ridícula, sorprendente y egoísta.
En estilizado blanco y negro, una indistinguible voz en off, pocas localizaciones y con apenas tres o cuatro actores, una película que parece deudora del cine de la Nouvelle Vague por compartir más de un ingrediente que por su clásica puesta en escena, para más inri nuestros magnéticos protagonistas, Pierre y Manon, –lo más destacado de la película – son unos artistas bohemios que viven en un destartalado apartamento del centro de París. Toda una clásica postal del clásico cine francés. Lo que puede parecer en un principio un conjunto de clichés sólo sirve como excusa para dar pie al triángulo amoroso que inicia el cineasta Pierre con la joven Elisabeth y que desnuda el verdadero interior de la pareja protagonista, revelando las inseguridades e incluso los sinsentidos de la mente masculina resumidas en un egoísta Pierre. La falta de una madurez no adquirida por el compromiso de los años mueve a Manon a seguir los pasos extramatrimoniales de Pierre revelando que la pareja no son más que dos adolescentes con arrugas en los ojos y las manos, que se debaten entre el ni contigo ni sin ti.
En Lombre des femmes, Philippe Garrel explora las contradicciones y el sentimiento de posesión en las relaciones de pareja, una relación hermética que parte de las convenciones sociales más comunes hasta explotarle en las manos a los protagonista y por ende al espectador. Porque no todo lo que se dice es verdad, ni mentira, como el viejo soldado de la resistencia, personaje con el que el autor arroja un toque de ironía a la historia.