La Santa Muerte
Sinopsis de la película
Tres historias entrecruzadas donde diversos personajes acuden a La Santa Muerte, sin sospechar que todo favor tiene un precio. Rubí (Karla Álvarez), es una madre angustiada que al saber que a su hija le quedan pocos días de vida, ve en la Santa Muerte su única esperanza. Gustavo (Julio Casado), desempleado y con deudas, está enamorado de Cecilia (Wendy Braga), una mujer frívola sólo interesada en lujos, él intentará dárselos sin medir las consecuencias. Y Elena (Eva Prado), una esposa que se desvive por atender a su marido, sin sospechar que éste la engaña con su mejor amiga, Raquel (Amaranta Ruiz ), quien pedirá que él sea únicamente para ella.
Detalles de la película
- Titulo Original: La Santa Muerte
- Año: 2007
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
2.9
35 valoraciones en total
Hay que ser francos, el director no pretende crear cine de verdad, si no direccionar a los incautos hacia su creencia religiosa, no sé con que fin, a lo mejor tiene una iglesia o trabaja para varias iglesias que le pagan y financian sus bodríos cristianos, para ello está convencido de que todo se vale, incluso desprestigiar abiertamente las irracionales creencias del vulgo mexicano o latinoamericano en sí. Aquello no estaría tan mal si esgrimiera argumentos lógicos, reales encaminados hacia dejar a un lado lo irracional y supersticioso, pero no, desprecia y desecha una creencia absurda pero exaltando otra con la que no hay mayor diferencia, o sea, la calaverita con vestido hace milagros, pero es mala, el zombie crucificado judío, es lo máximo y te da todo siempre y cuando seas cristiano, lo que viene a dar lo mismo que ponerle un altar a la calaverita.
Qué insulto a la inteligencia esa historia de la niña que se le asoma el tumor, se portan bien con la Santa muerte, le desaparece, se portan mal, vuelve a asomar, le oran al Cristo, vuelve a desaparecer, pobre doctor, ya lo tenían loco con el tumor indeciso.
En lo que sí aciertan es en mostrar la intolerancia cristiana plasmada en aquellos niños que humillaban a la niña protagonista por portar un dije de la Santa Muerte, ninguna novedad sin duda.
En fin, otro filme desechable para quien tenga un poquito de sentido común.
Hoy se estreno por fin esta película que había generado cierta expectación en mí por el tema que trata. En un principio se podría pensar que en la cultura mexicana, ya famosa por la cercanía e irreverencia con que trata el tema de la muerte, seria natural encontrar un culto formalizado de esta. Contrario a esta conclusión, nada tiene que ver el reciente fenómeno de la adoración a una imagen con forma de esqueleto y una hoz, con las tradiciones de día de muertos. Sin hacer apología de estas ultimas (al fin una mezcla de catolicismo y paganismo) es muy conveniente diferenciar ambos procesos socioreligiosos y caracterizar el culto a la llamada Santa Muerte como un fenómeno de aparición relativamente reciente, pero con raíces viejas. Y ciertamente estas nada tienen que ver con el 1 y 2 de Noviembre (Día de muertos en México). Sin ser documental en ninguna forma, el director Paco Del Toro, nos presenta un bosquejo de los elementos que conforman el culto a esta imagen, a través de tres historias cuyo común denominador es la búsqueda de los protagonistas de resolver las crisis a las que se enfrentan recurriendo a al pensamiento mágico, cuando los medios de la razón y la ciencia les han quitado toda esperanza, con lo que se abre una encrucijada ente ellos, de sucumbir al ritualismo y la esclavitud seudo religiosa o de encaminarse hacia un verdadera espiritualidad liberadora. En principio quien se acerca a la muerte, lo hace buscando beneficios materiales y emocionales de corto plazo, para satisfacer sus deseos superficiales e inmediatos. Trascendiendo esto, quien busca la espiritualidad, busca un poder superior que le brinde estabilidad y crecimiento emocional y espiritual, algo que ciertamente esta fuera del ámbito de acción de la llamada niña blanca. El adorador de la muerte busca que esta le cumpla sus caprichos, el hombre espiritualmente libre se hace conciente de su propia impotencia e incapacidad en si mismo y busca ponerse bajo al dirección de un poder superior al suyo, entregándole a El su voluntad.
He ido a la herbolaria para buscar una imagen de la niña blanca, a quien rogaré le quite ideas absurdas a aquéllos que se asumen como cineastas, para venir con tramas tendenciosas sobre el culto que deben profesar las masas, a partir de diálogos y situaciones de ingenio vulgar y estúpido. Película que difícilmente puede tomarse en serio, ya que los absurdos están presentes y que ceden a la burla y poco interés del espectador. Tercer intento del director amateur por mostrar sus inclinaciones de orden cristiano, quien a través del tiempo ha ido en contra del aborto, divorcio y ahora con la libertad de culto, quien plantea la palabra de su Dios como la solución a los problemas antes planteados.
El guión es burdo para un proyecto cinematográfico serio, parece ser tomado de cualquier programa unitario que relata las vivencias comunes de cualquier persona con problemas de salud, amor o de tipo económico. No existe la creatividad para evitar la monotonía y volverlo por lo menos un resumen interesante. Lo tendencioso del filme es notorio no solo por el planteamiento de cada problema, sino por parlamentos, imágenes y efectos de sonido.
Las actuaciones también se encontraron al nivel del trabajo, llenas de incredulidad y exageración, Karla Álvarez sin cabida dentro de la pantalla grande, Harry Geithner falso en lo que dice con respecto a la religión, en el rol de escéptico fue más convincente su participación, Eva Prado, su papel deja ver cierto descuido y presura por exponer lo que la aqueja, Julio Casado podría ser la interpretación más correcta.
Tal vez La Santa Muerte hubiese sido mejor tratarla como documental, en el que se dieran testimonios desde todas las perspectivas, sin caer en el absurdo.
La producción del cine en México va en incremento en cualquier género, por desgracia los filmes no siempre se encontrarán en posiciones privilegiadas para evitar una mala crítica o en el menor de los casos risas involuntarias. La Santa Muerte se une contundentemente a otras producciones del año, en las que la ausencia de guión fue inminente.
El castigo a la blasfemia: el olvido.