La reina Margot
Sinopsis de la película
Siglo XVI. En Francia, durante las guerras de religión entre católicos y protestantes, el rey Carlos IX y su madre, Catalina de Medicis, conciertan el matrimonio de la princesa Margarita de Valois con el rey de Navarra, el protestante Enrique de Borbón, con la intención de poner fin así a las sangrientas luchas entre los dos bandos.
Detalles de la película
- Titulo Original: La reine Margot
- Año: 1994
- Duración: 137
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Opinión de la crítica
Película
6.4
93 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Asia Argento
- Barbet Schroeder
- Bruno Todeschini
- Christophe Bernard
- Claudio Amendola
- Daniel Auteuil
- Dominique Blanc
- Dörte Lyssewski
- Emmanuel Salinger
- Grégoire Colin
- Isabelle Adjani
- Jean-Claude Brialy
- Jean-Hugues Anglade
- Jean-Marc Stehlé
- Jean-Philippe Ecoffey
- Johan Leysen
- Julien Rassam
- Laure Marsac
- Laurent Arnal
- Michelle Marquais
- Miguel Bosé
- Otto Tausig
- Pascal Greggory
- Thomas Kretschmann
- Ulrich Wildgruber
- Valeria Bruni Tedeschi
- Vincent Pérez
- Virna Lisi
Película dirigida por Patrice Chéreau, con guión de Danièle Thompson sobre una novela de Alejandro Dumas de igual título –la película sigue con bastante fidelidad la novela Dumas, ello no garantiza que lo novelado coincida con la realidad histórica-, bien estructurada y realizada sin especular en medios –estamos comentando un superproducción franco-italo-española-. La cual logro el Premio del Festival de Cannes en l.994, logrando Isabelle Adjani el Premio del Jurado de Cannes, a la mejor actriz. Igualmente tuvo doce nominaciones a los César franceses, y el Globo de Oro como mejor película extranjera. Con todos estos precedentes, el film algo bueno tenía que tener.
La acción arranca en el mes de agosto del año 1572, Francia vivía desgarrada desde años atrás como consecuencia de los enfrentamientos surgidos entre católicos y hugonotes –seguidores de Calvino-. La breve elipsis nos sitúa en la corte de Carlos IX, donde su madre Catalina de Médicis (magníficamente interpretada por Virna Lisi) vino ejerciendo la regencia y con ello todo el poder, y que nunca dejaría de gobernar en la sombra, obligando a su hija Margot (maravillosa Isabelle Adjani, hermosísima por demás) a contraer nupcias con el Rey Enrique de Navarra (hugonote), y así poder salvar Francia de luchas fraticidas, Lo cual no fue posible, y la matanza de San Bartolomé ocupa un lugar importante en la película (murieron unos 60.000 hugonotes).
Margot y Enrique de Navarra son personajes clave y nos permiten un seguimiento muy vivo y realista de la compleja situación que se vivía en el reino en la segunda mitad del siglo XVI. Ambos son prisioneros de un destino no trazado directamente por ellos. En el fondo de la cuestión se percibe la inteligencia de Margot, que adivina que Navarra es un mero tránsito hacia un destino mayor: la corona de Francia.
El film, además tiene cierta virtud. Definir con bastante acierto determinados arquetipos propios de la época. La perversidad de ciertos sicarios de los que sirve el poder para lograr sus fines, el asesino Maurevel o el perfumista (y no menos criminal) René, utilizados ambos sin escrúpulo alguno por la reina madre.
Ver spoiler
Basada en la novela de Alejandro Dumas, fue un gran éxito en su día y es una poderosa superproducción francesa – también participan Italia y Alemania – que demuestra la capacidad del cine galo para salir airoso (otras veces son peores copias del opulento cine yanqui, eso también hay que reseñarlo) de empresas de alta envergadura en cuanto a la dirección artística, diseño de producción, ambientación, etc…
La película se centra en la Francia reinada por el pusilánime Carlos IX y en la época de las terribles luchas entre los protestantes y los católicos (la noche de San Bartolomé) en el país, extendidas a las intestinas luchas por el poder y el trono, a costa de quién fuera y cómo fuera. En ese contexto está Margot (Adjani), hermana de Carlos IX e hija de la repelente Catalina de Médicis (Lisi), casada obligadamente con el noble Enrique de Navarra (Auteuil), a efectos de conseguir una falsa estabilidad, puesto que ésta ama verdaderamente a un impulsivo luchador a favor del protestantismo (Pérez)…Se crea así un panorama muy atractivo y bien captado, con una reina sin trono, y un melodrama de desamor y compasión con su marido, de amor apasionado pero inviable con el guapo revolucionario, un rey enfermo y envenenado fatalmente por su madre, un hermano arribista y maléfico, en definitiva, una Corte desastrosa, enloquecida, bufonesca.
Chereau hace una funcional pero rítmica puesta en escena logrando convincentes trabajos de unos intérpretes ávidos por agradar y transmitiendo sensibilidad, acción, emoción y un estilo que sacado del corsé histórico le está cuajando buenas críticas en trabajos posteriores. Además, La reina Margot está falta de toda pedantería culturaloide o de efectismos rimbombantes de historia chauvinista. Vamos, que la prefiero a otras muchas de su condición o subgénero (sobre todo americanoides).
Con esta frase comienza, no la película de Chéreau, sino el tomo dedicado a Margarita de Valois en las espléndidas Historias de amor de la Historia de Francia de ese insigne cotilla que fue Guy Breton. (Imposible no engancharse a lo que quedaba por venir.)
Margarita, una escurridiza figura histórica que ha sido tan revindicada por víctima como vilipendiada por guarra y amoral, nació con el dudoso regalo de un destino marcado, como peón que era y que fue del sangriento ajedrez religioso en la Francia del siglo XVI.
Como víctima, según cuentan las crónicas, de una ninfomanía voraz e insaciable, se pasó la vida saltando de abrazo en abrazo, de cama en cama, de hombre en hombre, quizá porque el amor era el único campo de batalla en el que fue una reina por derecho propio. Y sin embargo, en la gran partida que se libró en su entorno, fue el más perjudicado de los peones.
En el filme de Chéreau se prescinde en gran parte del lado más escabroso de la sexualidad de Margarita, centrándose en cambio en el juego político de la corte que la rodea, en su malhadada boda orquestada por la reina Catalina de Médicis y en la matanza de San Bartolomé acaecida poco después de la celebración. Un acierto por parte de este director, que ofrece un fresco vivo y apasionante sumado a una mirada más íntima que indaga por los sentimientos e interacciones de los personajes, una mirada perezosa, lúbrica y melancólica, como el vagabundeo de un cortesano aburrido por los aposentos reales…
Pero hay un inesperado milagro: la cámara parece convertirse en pincel histórico, a ratos brillante, colorido y lúdico, a ratos embebido en la gelidez de los blancos y azules, al final, una composición plástica y doliente que retrotrae a la memoria aquella Balsa de la Medusa prodigiosamente reinventada por la mano de Gericáult.
La reina Margot es una muestra del poderío francés y de lo que son capaces de hacer cuando aplican todas sus ganas a realizar una buena película sobre su Historia. De alguna manera y sin poder evitarlo, no puedo dejar de comparar con El capitán Alatriste …y sí que es triste, sí.
Sin duda, una de las grandes obras maestras del cine francés post Nouvelle Vague. Quizá no hay nada que ayude a entender mejor la forma de ser de los franceses que la Noche de San Bartolomé. El laicismo duro se comprende perfectamente luego de revisar la excelente secuencia de la matanza de los protestantes. O la escena del casamiento, de un humor negro azabache. A decir verdad, esta debe ser una de las películas más anticlericales de toda la historia, por su significado histórico.
¿Y qué más? Bueno, nada más que actuaciones sobresalientes (Adjani y Auteuil, fuera de serie), una fotografía única, una de las mejores bandas sonoras de toda la historia (un Goran Bregovic que supera incluso sus trabajos con Kusturica), y una dirección de arte soberbia.
Me sorprende muchísimo el promedio de esta película, y recomiendo fehacientemente que a quien no le haya gustado la revise nuevamente. La primera vez que la vi tampoco me gustó.
Para quienes aman esta película tanto como yo, un dato: si van a Paris, dense una vuelta por La Cinemateque Française. En el museo pueden apreciarse los trajes de Margarite de Valois y Henri de Navarre en la escena del casamiento.
Es una película notable por su ambientación, actores y la historia que aborda. Debieran verla muchos discípulos del neocionalismo vasco, al menos para enterarse que cuando el Reino de Navarra se codeaba de tú a tú con el de Francia o con el de España, los vascos que hoy quieren apropiárselo para su neocionalismo (invento de hace unos 50 años más o menos) no eran nadie ni existían como pueblo con indentidad cultural particular. Aunque sólo fuera por esto la presente película debiera haber ocupado durante semanas y meses las pantallas de los cines de esa región del norte de la Península Ibérica, pero no ha sido así porque toda la razón de ser del necionalismo vasco se basa en pura demagogia, victimismo e inventos para inflamar las mentes de los ignorantes que se lo creen todo sin investigación, contraste o estudio.
Fej Delvahe