La piel que brilla
Sinopsis de la película
En una comunidad rural en 1950, un niño de ocho años está fascinado por los relatos de terror. Inspirado por esas historietas, el chaval empieza a sospechar que su nueva vecina, una mujer solitaria, distante y siempre vestida de negro, es una vampiresa…
Detalles de la película
- Titulo Original: The Reflecting Skin
- Año: 1990
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
5.9
26 valoraciones en total
Retrato duro de la América profunda a través de los ojos de un niño. Una sociedad corrompida e inmisericorde en su crueldad e ignorancia. Todos los vicios desembocan en la infancia, en la soledad de un niño que teje su escatológica realidad con los despojos que le dejan los adultos: Ángeles y abortos, crímenes y radiación nuclear, viudas jóvenes y pederastas, sapos inflados y vampiros, suicidas y madres infelices y desesperadas que corrompen su derredor con murmullos de culpa y reproches del fracaso existencial. Un relato acerca del fracaso y de como la infancia pierde muy pronto la inocencia. Magnífica película que con solo media historia deja que el espectador componga la otra media.
No es una gran película , llega a buena, pero no es ni de lejos una gran película. Diferente, eso sí. Pero diferente para lo bueno y para lo malo, es decir, tiene toques muy especiales, incluso sublimes, pero te deja muy insatisfecho. Falta ese diálogo especial, que te deje sin palabras, falta un poco de lógica, y falta un final, lo puedes suponer, pero falta ese final. En fin, buenas ideas, no tan buena ejecución. Falta guión.
La piel que brilla es una de esas películas en las que no se entiende un demonio de lo que pasa pero tiene una atmósfera perturbadora , fascinante , envolvente y todas esas cosas que gustamos de decir cuando sabes que la película tiene algo pero un algo que no es suficiente para mantenerla en pie.
El problema es cuando intentas convencer a tus amigos de que la vean y ellos, que carecen de tu sensibilidad, no se sienten ni perturbados, ni fascinados, ni desde luego envueltos por la película y ven la objetiva realidad que tú no quieres ver y luego cuando vas a su casa sonríen de manera mefistotélica porque saben que por fin no vas a tener excusas para evadirte de ver el vídeo de su boda.
Para evitar tal temible evento, vamos a dejarlo con que La piel que brilla es un Leólo a la sureña donde un niño con una vida llena de sucesos horribles decide atribuir todo a ángeles, vampiros y demás seres de las tinieblas, más que nada porque un chaval de esas edades prefiere convertir a las personas en monstruos antes de asumir que los monstruos son las personas.
La llegada del fabuloso hermano mayor a la casa familiar supondrá la ruptura del esquema mental del chico y su cruel transición a la madurez, que supone caer en picado en el epicentro de una realidad inasumible.
Lamentablemente La piel que brilla carece del encanto convulso de la película de Lauzon y aunque en efecto es de una poesía extraña que como te pille el día torcido puede que hasta te encante, no hay trascendencia de ningún tipo, no parece llegar a ninguna parte, no se sabe muy bien qué quiere decir y se queda a medio gas sin llegar a ser lo suficientemente sugestiva para inducirte a su juego.
Lega, eso sí, una escena final para el recuerdo, con una música maravillosa y por desgracia, tan incomprensible como todo lo demás.
Un duro y atractivo drama que hace que se mezcle la ficción con la realidad con mucha naturalidad. Adultos torturados y torturadores vistos a través de la mirada de un niño de 8 años.
Un niño acosado por el mal que lo rodea en un mundo desesperado que no puede entender (o no quiere…). El único que parece guardar algo de alegría en su interior de entre todos los personajes de la cinta, constantemente de mala leche o haciendo frente a circunstancias desagradables. Poco a poco ve como las desgracias se suceden a su alrededor pasandolas a través del prisma mágico de su imaginación.
Ambientada en un pequeño pueblo de la américa profunda de los años 50 nos recuerda a David Lynch. Fotografía genial que queda encajada perfectamente en los planos con la banda sonora, Un ambiente maravillosamente agobiante y enrarecido de principio a fin.
Quizás uno de sus puntos flojos sea ese final tan cortante dejando muchos cabos sueltos de la historia, o quizá otro de sus encantos…
Cargada de simbolismos más extraños que el propio desenlace. Buena fotografía y ambientación para un producto en el cual la estética parece superar a la trama.
Los niños aportan escenas destacables, pero el tono general resulta desconcertante. Viggo Mortensen apuntaba maneras casi 3 décadas atrás… Logrando en estos años gestionar con habilidad una carrera versátil con buenas interpretaciones brillantes y talentosas.