La patrulla perdida
Sinopsis de la película
Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), un grupo de soldados británicos se encuentra perdido en medio del desierto de Mesopotamia. Su comandante, que era el único que conocía el destino de la misión, resulta asesinado por un disparo de unos bandidos.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Lost Patrol
- Año: 1934
- Duración: 72
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Opinión de la crítica
Película
6.8
27 valoraciones en total
John Ford es uno de mis directores favoritos. No he visto toda su filmografía pero hay dos filmes que me decepcionaron: El delator y La patrulla perdida . Ante todo tengo que reconocer que la he visto doblada, con un doblaje tan penoso que habría que meter en la cárcel a los responsables de tal agravio. No he tenido en cuenta ese hecho pero el guión es paupérrimo. Una docena de soldados se pierde en el desierto. No saben dónde están, no saben qué tienen que hacer, no saben a dónde ir. Encuentran un oasis y allí se quedan hasta que los árabes vayan liquidándoles sin piedad. Importa poco que mueran todos o que se salven algunos. Los (afortunadamente cortos) 70 minutos de metraje producen bostezos y miradas al reloj continuas. Victor McLaglen está sólo pasable y Boris Karloff parece estar todavía encadenado al cine mudo. El resto del reparto podría haber estado formado por unos amiguetes de la calle, porque da lo mismo. Los diálogos tienen escaso interés, están porque sí. Tampoco la fotografía es para tirar cohetes. Menos mal que años más tarde vendrían las obras maestras fordianas, y es que, si alguno de los presentes aún no ha visto La diligencia , El hombre que mató a Liberty Valance , Las uvas de la ira , Qué verde era mi valle , Pasión de los fuertes , El hombre tranquilo o Centauros del desierto , por citar sólo unos ejemplos, que agarre un cilicio y haga penitencia durante una semana en estas vacaciones.
Encerrados en un limbo de arena y sol, los personajes de esta extraña película de aventuras dirigida por un joven John Ford se enfrentan a un enemigo invisible que acecha día y noche al otro lado de las dunas. No se conoce el número, ni sus intenciones. Se diría que son fantasmas de los propios soldados perdidos quién sabe dónde, surgidos de su febril imaginación. Así, la acción se torna incierta, los delirios se apoderan de los más débiles, enfrentados a una muerte segura ya sea con la cara bien alta o con la cruz de Dios como escudo (brutal el buñueliano personaje que interpreta Boris Karloff, un Simón del Desierto en lucha perpetua contra la tentación camuflada en los diálogos de sus compañeros).
En tiempos en los que la incorrección política no era tal (la frase el placer inenarrable de matar árabes todavía resuena en mi imaginación), Ford nos sumergió en una hazaña que tiene tanto de patriótica como de triste, definitiva constatación de los horrores que siempre trae consigo la guerra: locura, muerte, pérdida… Sólo el valor, el coraje y la solidaridad (representadas por ese estoico general que interpreta Victor McLagen) conseguirán salvarnos. En 2002 se hizo una especie de remake camuflado, Deathwatch, esta sí de tono abiertamente fantástico (y de resultados netamente inferiores).
Lo mejor: la progresiva locura que se va apoderando de los personajes.
Lo peor: una pequeña arritmia en la primera mitad.
Todos sabemos que John Ford fue un genio. Uno de los mejores cineastas que ha dado el séptimo arte. Otra cosa muy distinta es que debamos mear bechamel sí o sí ante cualquiera de sus pelis.
La patrulla perdida es una de sus primeras obras conocidas. Una obra menor a todas luces que, pese a su avanzada edad, resulta ágil, entretenida y maravillosamente ingenua. Pero no es una obra maestra. El guión es simplón a más no poder y los personajes apenas llegan a ser una burda caricatura de lo que nos encontraremos en posteriores trabajos del maestro. Tan sólo salvaría de la quema a un soberbio Victor McLaglen, el disciplinado sargento, el único personaje que se salva del estereotipo.
Aún así, reitero lo dicho. La cinta es disfrutable al 100 % y anticipa subrepticiamente algunas de las constantes fordianas más significativas. El fascinante contraste entre las misteriosas e ilimitadas dunas del desierto mesopotámico y la claustrofóbica y asfixiante atmósfera que los soldados deben soportar en esa vieja mezquita constituyen, a mi parecer, el mejor reclamo de una peli tan cortita (70 minutos) como encantadora.
Recomiendo verla, eso sí, con ojos de niño. Solo así la disfrutareis plenamente. Bon apetit!
La patrulla perdida es un remake sonoro de una película muda británica del mismo título (y que no he visto) realizada en 1929. La historia está basada en una novela escrita por Philip MacDonald, un veterano de la Primera Guerra Mundial que luchó en la campaña de Mesopotamia. Dicha campaña es bastante poco conocida, en mi opinión por dos motivos. El primero es que los contingentes no eran muy numerosos y se luchaba en una zona lejana y árida. El segundo es que inicialmente fue un desastre para los británicos y que engloba a una de las mayores meteduras de pata militares de aquel país: el asedio de Kut.
La trama es bastante simple, y recuerda mucho a las de otras producciones, bélicas y no bélicas, pasadas y actuales. Un pequeño grupo de soldados británicos queda atrapado en un oasis rodeado de saqueadores árabes. No me extraña que Ford decidiera dirigir este remake, si cambiamos oasis por fuerte y a los árabes por pieles rojas , tenemos la típica producción del Far West. Pero si lo pensamos, esa trama argumental está muy presente en otras producciones muy posteriores, por ejemplo El vuelo del Fenix , Southern Confort o Alien (ver spoiler)
Hay varias cosas que destacan en esta película. En primer lugar su corta duración: 65 minutos. En segundo lugar, que no está protagonizada por grandes estrellas. Boris Karloff es el más famoso de todos que da vida al fanático religioso que acaba desquiciado. El otro protagonista es Victor McLaglen, un habitual de las producciones de Ford y que interpretaría al inolvidable y terco Will Danaher en El hombre tranquilo . En esta cinta es el sargento , un veterano que quedará al mando de la patrulla tras perder a su oficial. La tercera es su añeja incorrección política (Es de 1934). Los árabes no debían de caerle muy bien a Ford y al guionista porque cuando se refieren a ellos lo hacen siempre de forma despectiva y hasta en un determinado momento uno de los personajes dice que acabar con ellos es una de las cosas placenteras de la vida en las que cree.
Como curiosidad está el hecho de que en la primera versión de esta obra el personaje de el sargento estaba interpretado por Cyril McLaglen, el hermano de Victor. Y que el propio Victor era un veterano de la campaña de Mesopotamia.
La patrulla perdida creo escuela y puede que sea una de las obras menores de John Ford, pero hay que tener en cuenta que la dirigió una leyenda y que probablemente sería considerada una obra maestra si la hubiera realizado cualquier otro director. Un gran clásico.
John Ford se lleva de paseo a unos desafortunados soldaditos que hacen la guerra por el desierto de Mesopotamia , pobres hombres desorientados sin rumbo y sin otra cosa que hacer que verlas venir. De repente, tan rápido como se es posible (la película dura poco más de una hora, cosa positiva siempre) John Ford nos los coloca en el lugar clave de La patrulla perdida , un pequeño oasis, apenas seis palmeras, una construcción antigua, y lo más destacable del escenario: rodeados de un enemigo que son incapaces de ver y ante los que es imposible plantear batalla. Nada podía suponerse mejor para un inicio de película, prometedor como pocos ejemplos, en apenas diez minutos no cabe propuesta más sugerente.
John Ford tenía únicamente 40 añitos en ese 1934 (todos nos lo imaginamos viejete) pero su filmografía era extensa ya, bien es cierto que los grandes títulos de su carrera estaban por llegar pero este hombre parece que empezó a hacer cine antes de que se creara el cine. Quiero decir con ello que el director ya sabía lo que hacía, era joven pero experimentado, y es él el culpable de que funcione o no esta historia de soldaditos de destino imprevisible. Yo veo tantos aciertos como fallos, es decir, me quedo a medias. Los actores son bastante lamentables, el primero de ellos Karloff, que parece que no se haya quitado el corsé del cine mudo, insoportable. Las actitudes de los soldados es lo más reprobable, desde el sargento hasta el que se sube a la palmera, del primer al último movimiento que hacen todo podrían ser objeciones. ¿Qué tiene de bueno? Que dura un suspiro, que hay acción (aunque vuelvo, reprobable) y mantiene el interés propio por saber qué sucederá hasta el final…
Así que recomendable, por supuesto, un Ford menor con cosas buenas, pero está lejos de ser un peliculón.