La otra mirada (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (2018-2019). 2 temporadas. 21 episodios. Historia de mujeres valientes en una academia para señoritas en la Sevilla de los años 20. Un centro de enseñanza aferrado a las tradiciones propias de una capital de provincia en la época de entreguerras.
Detalles de la película
- Titulo Original: La otra mirada (TV Series)
- Año: 2018
- Duración: 65
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Opinión de la crítica
Película
6.4
86 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Abril Montilla
- Álvaro Mel
- Ana Wagener
- Begoña Vargas
- Carla Campra
- Carlos Olalla
- Cecilia Freire
- Celia Freijeiro
- Eduardo Cervera Retamar
- Elena Gallardo
- Fernando Cueto
- Filipe Duarte
- Gloria Muñoz
- Irene Moral
- Joao Compasso
- Jordi Coll
- José Emilio Vera
- José Luis Barquero
- José Pastor
- Juan Carlos Villanueva
- Juanlu González
- Lucía Díez
- Macarena García
- Paco Mora
- Patricia López Arnaiz
- Paula Sánchez de la Nieta
- Pepa Gracia
- Pilar Cano
Muy bien ambientada, y a la vez… profundamente increíble. Ninguna muchacha sevillana de los años 20 que no fuera prostituta tendría esos comportamientos, besándose en público con un muchacho que acaba de conocer. Ya desde el primer capítulo, los errores de actitud, se suceden.
Los guionistas parecen olvidar, o sus referencias son inciertas, que siempre hubo mujeres que vivían su vida como les apetecía, pero incluso ellas, se veían obligadas a guardar las apariencias.
Es complicado acometer una serie donde se habla de personajes que vivieron casi cien años atrás, pues esa constante búsqueda de una originalidad, arrastra a productores y guionistas a incurrir en errores, que tal vez por la poca exigencia y falta de rigor en las nuevas generaciones, lleva a livianizar proyectos en los que se invierten fuertes sumas en vestuario y ambientación y menos en cuidar tramas, diálogos, formas y maneras.
Una lástima que se invierta tanto en cuidar la cáscara y tan poco en el relleno.
La otra mirada es un pseudo-panfleto feminista anacrónico que da vergüenza ajena.
Según los documentados guionistas de esta serie, en la España de los años 20 del pasado siglo era de lo más normal del mundo que a un colegio sevillano de señoritas de clase alta llegase desde Lisboa una concienciá feminista con la intención de ejercer como profesora de lengua y literatura, pero sin haber concertado cita previa alguna y sin aportar a su joven e improbable directora otro curriculum profesional que el de ser un culo inquieto y haber trabajado en proyectos de desarrollo en otros países. Literal. Y claro, la directora, en lugar de mandarla a paseo va y la contrata.
Luego la concienciá se pone a organizar las clases en plan pedagoga sabionda de la LOGSE, con mucho rollo del tipo expresaros libremente y tal. Y claro, las chicas (todas, repito, de clase alta) se convierten de la noche a la mañana en defensoras a ultranza de la libertad de expresión, de la democracia y de la igualdad de género… En fin, un despropósito. Todo muy forzado y falso. Como forzada y falsa es la iluminación y la ambientación.
Estos anacronismos serían propios de El Ministerio del Tiempo , pero en lugar de hacer una nueva temporada de esta magnífica serie de ciencia-ficción, TVE prefiere malgastar sus escasos recursos en esta tontería.
Empieza a recordarme a las Chicas del Cable, con una protagonista distinta , rodeada de mujeres cuya mayor preocupación son los novios, los hijos, los padres, el qué dirán, salpicado, eso sí, con alusiones al voto femenino, al progreso , a las relaciones lésbicas, en fin, un más de lo mismo de siempre de lo que los guionistas-productores creen que nos interesa a las mujeres.
Parece que esos deban ser los temas que más nos interesen, y que por eso insisten e insisten en los culebrones de mediodía, en las series de amoríos y líos familiares, tirando del melodrama para inspirar emociones que nos hagan olvidar nuestros problemas. Es otro ejemplo del opio del pueblo.
Echo de menos series como las dedicadas a Clara Campoamor o a Concepción Arenal, ejemplos de otra clase de mujer que parece ausente en los productos televisivos. Hay tantas mujeres magníficas en la historia, que supusieron un verdadero cambio, que dejaron huella y de las que nadie se acuerda. Ojalá que dejen de intentar encajarnos en tanto estereotipo y cliché.
Dije en mi comentario sobre la serie Tiempos de guerra, que daría igual si la historia estuviera centrada en Marruecos, en plena Guerra del Rif, o si se tratara de una escuela de señoritas que pasa el verano en cualquier lugar bonito de España. Y alguien debió leer mi crítica y escribió el guión para La otra mirada, aunque esta vez les reconozco el esfuerzo por hacer que el contexto histórico resulte un poco más creíble.
Empecé a ver esta serie sin prejuicios, pero a los cinco minutos comprendí que es otra serie española más, donde se hace hincapié en una época pasada sin tener idea de cómo eran las cosas entonces. No sólo hay que cuidar el vestuario, cosa que está bien lograda, sino intentar meterse en las mentalidades de antaño. Ahí es donde falla está serie porque no es de recibo que una mujer vaya a pedir trabajo a un Internado de Señoritas, no Academia, fumándose un purito y en pantalones ¡en 1925! ni hasta hace bien poco.
Hay cosas insostenibles, como que el Internado tiene solo quince alumnas y todas de la misma edad, cuando lo más lógico es que, aunque fueran figurantes, se vieran niñas más pequeñas por el patio y los pasillos.
Si en Velvet y las Chicas del cable se copiaron actitudes, modas y costumbres más de EE.UU. que nuestras, en una época que todavía recordamos los que tenemos una edad y que no nos reconocíamos en aquellos personajes, en esta no habrá apenas testigos directos pero sigue chocando que no se hayan documentado de cómo se vivía en Andalucía hace cien años.
Para que se hagan una idea, hace setenta años se publicó con gran escándalo en el Diario de Córdoba la noticia de que un caballero se había quitado la chaqueta en plena calle ¡ en el mes de julio! Así era entonces la sociedad y no se tuteaba ni a los padres ni, en ciertos círculos, entre los miembros de un matrimonio.
Lo mejor que se puede decir de La otra mirada es que es una serie feminista aparecida en el momento más oportuno, tal y como está la actualidad, la sociedad y el país. Sean bien recibidas las películas sobre mujeres y los difíciles tiempos pasados, nunca está de más una dedicada a ellas, ante tanta saturación de biografías, guerras o comedias sin gracia.
Pero lo que podía haber sido una producción sobre el feminismo ambientada en los años 20 llena de rigor histórico y bien contextualizada, se ha quedado en una producción sobre el feminismo ambientada en los años 20 llena de anacronismos, impostación, artificialidad y gestos hacia la galería (la audiencia).
Así, los minutos discurren y vemos toda una pléyade de mujeres que parecen hablar y actuar como si estuvieran en 2018, en vez del pretendido 1923, 1924, 1925 o lo que sea. Todo está pensado y hecho para que la espectadora femenina, y feminista en concreto, se sienta satisfecha por lo que está viendo. Claro que también hay mujeres con pensamiento machista, pero son evidentemente ridiculizadas. Otro tanto ocurre con los hombres, algunos de los cuales suenan modernos hasta para nuestros días. Que quede claro, por supuesto que ya en los años 20 había feminismo y se actuaba contra el machismo: pero no diciendo coletillas y eslóganes que parecen sacados de un recopilatorio de tuits de la última feminista de moda.
Otro tanto se puede decir de la ambientación de época, encadenando un anacronismo tras otro, pero oye, qué bonita queda la sevillana calle Betis mientras cuatro mujeres juegan a ser las feministas que la gente quiere ver.