La máscara de Dimitrios
Sinopsis de la película
Un escritor holandés que cultiva el género policíaco investiga el misterioso pasado de un personaje que fue ladrón, asesino y espía. Sus averiguaciones lo sumergen en una intriga que lo lleva a numerosos países, entre ellos Turquía, donde apareció el cadáver del criminal.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Mask of Dimitriosaka
- Año: 1944
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
6.9
77 valoraciones en total
Excelente muestra del mejor cine negro de los años 40, La máscara de Dimitrios es un claro ejemplo de como la presión de la industria puede dirigir el gran talento de un director hacia producciones en las que lo que menos importa es precisamente ese talento.
Despues de sumergirnos en el turbio mundo que planeta la película resulta raro comprobar como Jean Negulesco pudo hacer una obra tan soberbia en sus comienzos y acabar con sus anodinas (califiquemoslas así por ser benevolos) películas turística en rutilante technicolor. Su dominio de la profundidad de campo, su capacidad para recrear atmosferas oscuras, opresivas y asfixiantes y una forma de rodar y planificar totalmente inspirada dejan claro lo que se perdió cuando se dedico a otro tipo de producciones.
La máscara de Dimitrios, basada bastante fielmente en una obra muy entretenida de Erci Ambler, tiene todos los elementos que convierten en legendario el mejor cine negro de los 40, ambiguedad moral, retratos de personajes poco convencionales, tramas rebuscadas que acaban casando con absoluta precisión,itinerarios por imposibles ciudades de leyenda, dilemas éticos de profundo calado existencial y por encima de todo una ambiguedad moral que otorga al conjunto una densidad extraordinaria.
Si a todo esto añadimos el protagonismo de dos estratosféricos actores como Peter Lorre y Sidney Greenstreet, ambos en estado de gracia, el resultado, muy inspirado en la legendaria El halcón Maltés , es uno de los más desconocidos e importantes films de género de su época, que solo se ve lastrado por la interpretación de un incapaz Zachary Scott que no consigue aportar la necesaria fuerza y oscuridad a su crucial personaje.
Por lo tanto una obra muy poco conocida pero casi de refencia y visión obligada para amantes del cine clásico en general y del cine negro en particular, capaz de hacerle sombra al mísmisimo Halcón Maltés .
En este mundo oscuro y temible donde la grosería y los malos modos campean a sus anchas, hace falta de vez en cuando valorar en su justa medida lo que es la buena educación. Los buenos modales y la amabilidad.
Nadie se pone en contra de que exista el crimen. Los estafadores, mentirosos y asesinos son la sal de la sociedad pero esos vándalos chusqueros que existen hoy día por las ciudades sin gota de educación, soeces, escandalosos y cobardes, okupas, secuestradores, asesinos de niños perturbados y mangantes que se mean en las esquinas y pintan las paredes, que les gusta llamar la atención dando berridos y haciendo el mono, esos son los que destruyen la sociedad. Y eso es sencillamente porque son gente ignorante.
Dimitrios es un asesino, frío, calculador, timador… todo lo que tu quieras, pero educado. Ha aprendido a ser un caballero y en esta película todo es así. Y da gusto estar presente en las conversaciones que se dan, llevadas por el grandísimo Peter Lorre ya sea con el coronel, con el espía, con Dimitrios y el funcionario o con el gordo. Absolutamente todas las escenas son de lo más exquisitas, agradables al cien por cien, tanto en el tren como en los hoteles… La amabilidad y el buen gusto es algo que hay que apreciar en los tiempos que corren hoy día. Sin duda.
Un escritor de novelas policíacas empieza a sentir obsesión por la historia de un criminal llamado Dimitrios Makropoulos. Comienza a seguir la pista de éste desde sus orígenes con el fin de obtener toda información posible para escribir un libro sobre la figura de Dimitrios.
Notable película de Jean Negulesco, a caballo entre la aventura y el espionaje, de excelsa ambientación y extraordinaria puesta en escena. Aunque en su presentación parece que la aventura y el suspense van a dominar la trama, Negulesco se inclina por un desarrollo más pausado y de poca acción, poniendo especial énfasis en la faceta de espía del misterioso Dimitrios. Pero no es Dimitrios (Zachary Scott), ni mucho menos, el protagonista, sino el duelo entre dos espléndidos actores (Peter Lorre y Sidney Greenstreet) que, contra todo pronóstico, minimizan la figura del escurridizo protagonista desviando el interés del espectador hacia la resolución final de esa floreciente y singular amistad entre el apocado escritor y el flemático contrabandista. En pocas palabras, al espectador le importa poco Dimitrios y mucho lo que le suceda a los dos amigos. El ya mencionado ritmo pausado en detrimento de la acción no solo es soportable sino que los espectadores asistimos admirados al duelo de réplicas y de ingenio de estos dos grandes de la pantalla. Lorre y Greenstreet-Greenstreet y Lorre (tanto monta, monta tanto) se comen la pantalla a bocados y al pobre Dimitrios no le dejan ni las migas.
Perteneciente al denominado cine negro, esta resulta ser una muy buena cinta como para ver.
Además está muy bien llevada por la singular pareja protagónica, Lorre-Greenstreet.
La película tiene por supuesto un comienzo prometedor y al ir avanzando esta se va desenmadejando toda una historia que en todo momento gira en torno a un desalmado villano llamado: Dimitrios Makrópulos (Zachary Scott,) quien puede ser tanto un caballero (aunque frío y farsante,) como un asesino sanguinario y bestial si así la situación lo amerita.
De igual manera, el dueto protagónico es más bien un simple juego del destino y circunstancias que una unión basada en una real amistad. Por un lado, les une y contrapone, la pasión de un novelista por la intriga (Lorre) con la ambición de un viejo y neutro criminal (Greenstreet,) pero todo ello conspira, (y de forma positiva,) para que el filme se vaya haciendo más y más interesante, aun cuando posiblemente sea una película más bien desconocida salvo para los amantes de cintas de intriga muy en esta onda, tales como El Halcón Maltes o Sangre sobre el sol. Buena película, con esa mezcla de los cuarenta de cine y teatro.
Adaptación muy fiel de la novela homónima del británico Eric Ambler, ver esta película ha sido un acontecimiento para mí, pues llevaba bastantes años tras su pista, sin haber podido disfrutarla hasta ahora. Debo advertir que la admiración que siento por el citado escritor y por esta historia, sin duda la mejor de las que escribió, me influyen positivamente en la valoración de la película.
Aunque formalmente -y también cronológicamente- resulta fácil encuadrar el filme dentro del género negro, en realidad nos encontramos ante una historia de suspense, una intriga de corte clásico excelentemente aderezada por tres sólidos personajes protagonistas, cuyas acciones resultan adecuadamente localizadas en un marco cosmopolita, marcadamente europeo. Así, las relaciones entre los personajes no son las mismas que encontraríamos en una clásica película de la serie negra americana, donde el tono hard boiled se impone, mientras que aquí prevalece un estilo más elegante y menos directo. Con todo, el mayor acierto de la historia es que pone de relieve la seducción que el mal puede ejercer sobre nosotros, así, paulatinamente, a través de sucesivos flashbacks (estructura narrativa tomada de la novela original), vamos reconstruyendo de la mano de Leyden/Latimer el pasado de Dimitrios, y cuantas más noticias tenemos, más queremos saber de él, más nos intriga, pues el gran acierto en la concepción del personaje es mantenerlo en la sombra. Y la gran verdad es que nosotros, los espectadores, acabamos identificándonos con ese inocente escritor y su particular sed de mal .
Leo que a algunos usuarios esta película les recuerda a El Tercer Hombre de Carol Reed, pero lo más justo sería decir que esta última se parece a La máscara de Dimitrios , toda vez que la película de Negulesco es anterior, como lo es la novela de Ambler a la de Greene (quien consideraba a Ambler un maestro en el thriller). Formalmente, como se ha mencionado antes, sí encontramos un estilo visual propio del cine negro americano, con un uso acusado de las sombras y de la iluminación dramática, especialmente acertado en la conversación que mantienen los tres protagonistas, que además de incluir unos excelentes diálogos adaptados, presta especial atención a los rostros, que emergen de entre las sombras. Del trío protagonista poco cabe añadir, aparte de constatar su excelente trabajo, circunstancia que no sorprende en actores de la talla de Lorre o Greenstreet, resultando más novedosa la fantástica creación que Zachary Scott hace de Dimitrios.
En conclusión, una excelente película, sin duda la mejor adaptación que se ha hecho al cine de las novelas de Ambler, quien aparte de escribir algunos guiones para cine y televisión, también vio adaptadas a la gran pantalla sus novelas Viaje al miedo ( Estambul , de Welles y Foster) y La luz del día ( Topkapi , de Dassin), ambas muy recomendables.