La llave de Sarah
Sinopsis de la película
En mayo de 2002, a Julia Jarmond, una periodista americana afincada en París desde hace veinte años, le encargan un artículo con motivo del sexagésimo aniversario de una redada contra los judíos. Julia, casada con Bertrand Tézac, con el que tiene una hija de once años, irá conociendo poco a poco los acontecimientos del fatídico año 1942, entre ellos la historia de Sarah, una joven que, curiosamente, está relacionada con su familia política, los Tézac. Tras este descubrimiento, no descansará hasta conocer cuál fue el destino de Sarah y cuál su relación con la familia de su marido. Adaptación del best-seller de Tatiana de Rosnay.
Detalles de la película
- Titulo Original: Elle sappelait Sarah
- Año: 2010
- Duración: 111
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Opinión de la crítica
6.8
69 valoraciones en total
Flashback francés entre dos historias.
La primera empieza en París, en julio de 1942 y cuenta la tragedia de una de las miles de familias judías que sufrió la relativamente poco conocida redada del velódromo de invierno.
No sé si este episodio en particular ocurrió de verdad o no.
Si lo hizo, es uno de esos casos en los que la realidad supera a la ficción.
Y Paquet-Brenner opta por la sinceridad, despoja el relato de falsos sentimentalismos y lo cuenta con una sencillez que atrapa al espectador, llevándolo con soltura de la manita (para que no se escape) por la vereda de la angustia (esa dichosa llave de Sarah, que nos recuerda continuamente que el sufrimiento es un cabrón polifacético) para cambiar, cuando el relato lo requiere (lo requiere un par de veces) de género cinematográfico (siempre me han gustado las etiquetas, porque soy cuadriculado) y dejarnos ante la mismísima puerta del horror, con verdadera elegancia poética y sin perder un ápice de sobriedad.
Por supuesto (¡cómo no!), el relato no es perfecto y Sarah (Mélusine Mayance), madura de repente sin haber crecido (a lo mejor les pasa eso a los niños, en semejantes circunstancias) y recita partes del texto como una pequeña cotorra muy estudiosa que no sabe lo que está diciendo.
La segunda historia es un pegote. Es decir: que sobra. Si no fuera por el británico y melancólico (y resistente) atractivo de Kristin Scott Thomas, carecería de interés. De hecho, el flashback de Paquet-Brenner provoca el efecto televisivo de estar viendo una película interesante (la primera historia) que te cortan de repente (y cada poco) para ponerte anuncios.
Magnífica adaptación de la novela de Tatiana de Rosnay que ya cosechara un buen éxito de público.
A través del conflicto de la pequeña Sara reviviremos uno de los episodios más controvertidos de Francia durante la segunda guerra mundial : el papel activo de la policía francesa y el silencio de parte de la población ante deportaciones masivas de judíos en el centro de París.
Con una narración que sabe omitir lo superfluo y plasmar lo más relevante de la novela, superponiendo de manera inteligente las diferentes líneas argumentales, el director nos conducirá en un viaje apasionante por el periplo vital de un ser desde la infancia hacia la edad adulta. Su inocencia se verá pronto trastornada por el horror, la culpa y la lucha desesperada por lograr un cometido.
Julia Jarmond, periodista americana afincada en París desde hace veinte años, será el personaje encargado de rescatar esta historia del olvido y retornarla al presente para poder enfrentar un futuro que repercutirá en su propia historia personal. Encarnado por Kristin Scott Thomas, en un acierto de reparto, la actriz sabe dotar al personaje de la distancia requerida, su perspectiva está muy en sintonía con la conciencia del espectador: la verdad tiene un precio que hay que saber enfrentar. Ante el horror no hay nada peor que el silencio, que el olvido. Valga la historia aunque sea ficticia para apelar al no olvido ante la infancia oprimida en cualquier conflicto del mundo.
He tenido el privilegio de asistir al preestreno de esta película y después de varios fiascos cinematrográficos, me he reconciliado con el cine. Afortunadamente no he leído el libro del que está basada la cinta, y digo afortunadamente porque así he podido disfrutar del argumento de la película sin realizar las inevitables comparaciones entre libro y película.
La llave de Sarah, sin ser sensiblera, te emociona, la vives, refleja el calvario que tuvieron que pasar los judíos en Francia a la vista de todos sus compatriotas, pero evitando entrar en juicos de valor que pudieran hacer sentirse culpables a los franceses, pero sí que refresca la memoria histórica del país y evidencia como el pasado puede condicionar tu vida.
En la cinta hay dos líneas argumentales: la vida de la periodista que investiga los sucesos del nazismo en Francia y la historia de una familia judía en París. Las dos historias se entrecruzan y gracias al bien hacer del director y actores el argumento resulta creíble y actual.
Puede tener algún fallo argumental pero se perdona con creces.
En estos tiempos en los que tanto nos agobia la prima de riesgo, el euro, la posible vuelta a la peseta, etc., conviene volver a recordar de dónde venimos.
Hace poco más de 65 años acabó la más cruel y monstruosa matanza de la Historia de la Humanidad, la II Guerra Mundial, a la que se acabó apuntando todo el Mundo (bombardeos de Dresde y bombas atómicas incluidas) pero en la que se llevaron la palma los alemanes y sus aliados con el incalificable Holocausto -judío, pero en el que también se exterminó a enemigos políticos, discapacitados, gitanos, etc.-.
No sólo Alemania actuó de forma proactiva en exterminar de la forma más humillante posible a quien creían que debía ser eliminado -casi todos menos ellos-, también en Francia, Polonia, Hungría, Croacia, Italia, etc. una parte de la población disfrutó matando a otros seres humanos.
En La llave de Sarah , el Holocausto es, en principio, un elemento más de la trama, pero a través del film se destila la tristeza que quedó en muchos de los supervivientes de esa atrocidad espeluznante, y es que, cuando se vive en una circunstancia tan hostil, no sólo hay que luchar porque sobreviva tu cuerpo, también tiene que sobrevivir tu alma, y eso es más complejo.
Gran film de Paquet-Brenner que remueve conciencias y ayuda al espectador a recordar que no se deben confundir las dificultades, como las que padecemos ahora, con las tragedias que se vivieron en la II Guerra Mundial.
La película emociona, además de por la trágica y verdadera historia que contiene, debido a la profunda tendencia del ser humano a sobrevivir colectivamente frente a la conciencia de culpa e, individualmente, frente a la conciencia de minoría perseguida.
Los franceses, para suavizar la grave corresponsabilidad de la persecución nazi contra los judíos en Francia, sobre todo como consecuencia de los terribles sucesos que se iniciaron en el desaparecido velódromo de invierno de Paris [1942], mirando para otro lado.
Y bastantes de los descendientes de aquellos judíos asesinados, intentando borrar su pasado, huyendo del terror de sus ascendientes, apoyados en una nueva vida basada en la destrucción del árbol genealógico.
Esos dos sentimientos están fantásticamente contados por el director. También, desde luego, la historia de la niña, con gran interpretación de Mélusine Mayance.
Y como siempre, el cine francés continúa siendo el maestro a la hora de contar las relaciones entre un hombre y una mujer. En ese sentido, delicioso el primer encuentro entre Kristin Scott Thomas y Aidan Quinn.
Gran banda sonora, buen ritmo, magnífica ambientación y una utilización acertdada del flash-backs.
Muy buen cine invadido de sensible intensidad y de memoria histórica sin corromper [4 de 5]
El quicio de la mancebía [EQM]