La línea paterna
Sinopsis de la película
En 1992, José Buil encontró en la casa de su abuelo muchísimos rollos de filmaciones familiares realizadas con una cámara Pathé. El destino quiso que su padre muriera en el viaje hacia esos recuerdos grabados en cinta. De manera que la película que vemos es a la vez un reencuentro y una despedida, una celebración y un duelo. De los fotogramas encontrados volvían, como de entre los muertos, las personas y los lugares queridos. Los archivos mudos necesitaban un texto que les diera progresión narrativa, tal vez algo excedido por la cercanía emocional, Buil lo escribió para ser leído en off. La línea paterna reconstruye treinta años de historia de una familia y reflexiona sobre el poder de conservación del cine.
Detalles de la película
- Titulo Original: La línea paterna
- Año: 1995
- Duración: 85
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Tuve el privilegio, durante mis años de estudiante, de ver este documental mágico en su estreno durante la Quinta Semana de Cine Experimental de Madrid en 1995. Un certamen anual que por aquel entonces se celebraba en los cines Renoir de Cuatro Caminos, sala que desgraciadamente cerró en 2013.
Aquella tarde había quedado con un buen amigo que compartía conmigo la inquietud juvenil por el cine diferente, cuanto más rarito mejor. Desparramados en las butacas de una sala casi vacía, nos entregamos con indolencia adolescente a lo desconocido, que resultó un viaje hipnótico a las raíces de una saga familiar mexicana construido a partir de viejas fotografías y filmaciones domésticas. Documentos reales encontrados por el director en la antigua casa de sus ancestros y que construyen un retrato íntimo hecho a base de retales de memoria. Con calculada lentitud la plácida voz del narrador nos invita a regresar al pasado en colores sepia de Papantla, el pueblo natal de la familia protagonista, cuya borrosa imagen emerge como un paraíso idealizado por la nostalgia. Por aquel entonces Papantla, cuna histórica del cultivo de vainilla, perfumaba al mundo con su aroma.
La línea paterna es una sesión de espiritismo hecha de celuloide que resucita las sombras dulcificadas de los recuerdos de infancia. Un palimpsesto contra el olvido de la herencia y la tradición. El pueblo indígena Totonaco y las pirámides de El Tajín, ruinas imperiales cercanas a Papantla, se manifiestan como una mitología soñada. Una forma de vida extinta de la que solo quedan fantasmas.
Salimos del cine con las imágenes de aquel Mexico legendario en la retina. Ante nosotros la noche madrileña, como una galaxia de luces frenéticas, parecía más moderna que nunca.Todavía perplejos con lo que habíamos visto, ambos coincidimos en que la película nos había aburrido sin embargo nos pasamos todo el camino de regreso hablando de ella. En ese momento no lo sabíamos pero La línea paterna había dejado en nosotros una fascinación de por vida.
Actualmente las ruinas precolombinas de El Tajín en Veracruz, son patrimonio de la humanidad.
Mi agradecimiento a la Semana del Cine Experimental de Madrid por ofrecernos la oportunidad de otro cine.