La historia oficial
Sinopsis de la película
Buenos Aires, 1983. En los últimos años de la dictadura militar argentina, una acomodada profesora de historia comienza a tomar conciencia de lo ocurrido en ese periodo. Sus sospechas sobre los oscuros asuntos de su marido y una Abuela de Plaza de Mayo que busca a su nieta son los motivos que la llevan a replantearse la historia oficial .
Detalles de la película
- Titulo Original: La historia oficial
- Año: 1985
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
Película
7.8
48 valoraciones en total
No es otra película antitotalitaria más, es muchísimo más de lo que aparenta. Consigue lo que ninguna otra, que yo haya visto, ha conseguido: inquietarme con todos esos horrores desde un punto de vista contrario al habitual: el de una familia del lado dictatorial.
Los dos actores principales no interpretan, sino que se transforman en unos personajes de una profundidad acojonante. Alicia, que es una profesora chapada a la antigua (una facha, como suele decirse) cariñosa en el plano personal, permanece desentendida de los negocios de su marido hasta que su maternidad adoptiva comienza a plantearle serios dilemas morales. Roberto, su marido, ha estado turbiamente involucrado en el Proceso de Reorganización Nacional (la dictadura que todos conocemos), es un hombre que ha hecho barbaridades y, ahora que se les viene abajo todo el tinglado, ve en la unidad familiar su único punto de apoyo, por lo que no está dispuesto a que los nuevos e inesperados miedos de su mujer le arrebaten a su hija.
Se lleva todo con magnífico pulso hasta llegar a un final sublime que me cortó la respiración por su crudeza y emotividad.
Consiguió amedrentarme: algún día podría tocarme a mí ser la víctima, o, aún peor, ¡podría tocarme a mí ser el verdugo! Ojalá nunca llegue a odiar con la suficiente vehemencia como para justificar la muerte, pues entonces no andaría lejos la disyuntiva.
Esta película trata sobre la represión de la dictadura militar argentina (1976-1983). O mejor dicho, trata de sus consecuencias.
Al igual que en Desaparecido de Costa Gavras, aquí asistimos al proceso de descubrimiento de la verdad por parte de un personaje podríamos decir adormilado en su comodidad de clase media-alta y en su desidia. Ante la convulsión sufrida por Argentina en esos años el personaje de Aleandro prefiere mirar para otro lado, escudándose en un poco convincente algo habrán hecho que tanto mal ha causado en estas y otras dictaduras. El silencio y la connivencia eran requisitos indispensables para llevar una vida tranquila, y si además buscabas una excusa para acallar la conciencia mucho mejor. La protagonista elige libremente mantenerse en una posición cómoda, no rebusca, se conforma pese a tener la impresión de que algo no marcha, asume la verdad oficial. Sólo cuando la tragedia le toca de pleno (su hija y la revelación de su amiga) se pondrá a indagar, a partir de ahí el personaje sufrirá una transformación (fantástica la actriz y la evolución de su relación con el marido).
En la película el incidente desencadenante es la figura de una abuela que busca a su nieta, una niña que tiene todas las papeletas de ser la hija adoptiva del personaje de Aleandro. A partir de ahí asistimos a las revelaciones de lo que realmente pasó en esa época y lo vamos descubriendo a la vez que lo asume el personaje, avanzamos a la vez, angustiados por la peripecia de esa mujer y sintiendo tanto el estremecimiento por lo acontecido como el peso de su culpa por no haberse dado cuenta antes.
Afortunadamente con los primeros años de democracia se fueron destapando ciertas cosas, en un proceso lento (inevitablemente lento por desgracia) culminado en la derogación de la absurda Ley de punto final. En esos primeros años de democracia Norma Aleandro descubrirá trapos sucios que cambiarán su vida y que nos removerán las conciencias a nosotros, espectadores que, muchos, ni habíamos nacido cuando todo esto pasó y de lo que hemos de tomar buena nota.
La película cuenta con momentos de una gran intensidad y acierto desde el punto de vista de guión y puesta en escena. El recurso de los niños con ametralladoras de juguete provocando el pánico a Gaby es una magnífica forma de contar mostrando. Pasa lo mismo que con Desaparecido, sus virtudes van más allá de lo puramente cinematográfico, como película (no como denuncia) ya tiene un gran valor, las dos cosas juntas tienen un valor incalculable.
Afortunadamente, el país de no me acuerdo (canción interpretada en la película) no ha perdido la memoria.
La historia oficial no es, pese a su título, una película estrictamente histórica. Yo, al menos, no he sabido percibir en esta producción argentina ese rigor, ese talante didáctico o aleccionador que traslucen otras pelis más ‘documentadas’ como Z, de Costa-Gavras o La lista de Schindler, de Spielberg.
La peli de Puenzo se coloca a rebufo del crepúsculo dictatorial argentino (1983) para narrar la historia de una sospechosa adopción que evidenciará la amoralidad y el oportunismo de Roberto (Héctor Alterio), un prosélito del régimen militar, y que originará graves problemas de conciencia en Alicia (Norma Aleandro), una maestra de secundaria de Buenos Aires. La intervención de una abuela de la Plaza de Mayo espoleará la búsqueda de Alicia y pondrá sobre el tapete el trauma social de los desaparecidos en plena dictadura. Pero al margen de ello, La historia oficial es, sobretodo, una historia íntima, un magnífico drama sustentado en dos magníficos intérpretes que defenderán con uñas y dientes antagónicos principios.
Alicia enarbolará la bandera de la honestidad, de una perentoria e higiénica memoria histórica, cuestionándose -concretamente- el derecho a continuar ejerciendo de madre amparada en las tremendas injusticias cometidas por un régimen reaccionario e intolerante.
Afortunadamente Puenzo no se vale de moralinas ni timbres épicos, y defiende su propuesta a partir de un mero ejercicio de conciencia digno de encomio. La historia oficial es, en definitiva, una peli tan triste como hermosa, y esa acusada arritmia narrativa que se le atribuye queda suficientemente dispensada por un extraordinario guión y una banda sonora atinada y elegante como pocas.
Alejada de todos los cliches que suelen tener las películas anti dictatoriales latinoamericanas, la Historia Oficial es un film bien logrado, que se escapa de lo predecible, que no sólo resulta conmovedor, sino que además es completamente creíble, basado en dos actuaciones extraodrinarias de Norma Alejandro y Héctor Alterio.
Los personajes de Alicia y Roberto no sólo resultan creíbles, sino profundamente humanos, incluso construyendo su horrorosidad desde lo humano. Sin caer en caricaturas burdas, como otras películas de sobre las dictaduras latinoamericanas, los personajes logran construir una historia completamente verídica.
Aunque la película ya está ambientada en la democracia, todavía se puede observar en la sociedad argentina lo acaecido durante los años de la represión, crudeza de lo ocurrido en el año 1976 tras la desaparición de miles de jóvenes a manos de la dictadura militar. Nos va narrando la tranformación del personaje principal Norma Alejandro tras una conversación con una antigua amiga que tuvo la necesidad de exiliarse a Venezuela tras haber sido detenida, violada y torturada por los militares argentinos. Las interpretaciones son fantásticas, una dirección aceptable, que sobre todo deja que la historia vaya desarrollándos con unos instantes emotivos y muy duros, un Hector Alterio que con su simple presencia te transmite todo un personaje, y cuando empieza a coger protagonismo te vas dando cuenta de su oscuro pasado, y que no desea que su mujer descubra, y mantenerla en la ignorancia, en el desconocimiento de lo que ocurrió. Su familia sufre las consecuencias de esa dictadura y se encuentra en una situación difícil y el padre al saber que su hijo se vio beneficiado vive con esa penuria en su corazón de pensar que su hijo fue uno de los partícipes de esa reconstrucción de Argentina, para favorecer a los militares, que parace que nunca desean abandonar el poder que tanto les beneficia.
Aún si tratarse de una pelicula documental sobre lo que paso, sin duda te relata de modo sutil, las consecuencias y desastres de ese periodo de la historia, que aunque es conveniente que permanezca en la memoria histórica, se nota la manipulación de los vencedores en su versión oficial escondiendo la barbarie y los asesinatos.
En el aspecto técnico una película bien filmada, pero lo mas destacable son sus interpretaciones, su argumento su guión fantástico, y el modo en que esta relatada la historia. En definitiva una obra maestra, y digna de ser visionada en mas de una ocasión.