La hija de un ladrón
Sinopsis de la película
Sara ha estado sola toda su vida. Tiene 22 años y un bebé, su deseo es formar una familia junto a su hermano pequeño y el padre de su hijo. Su padre, Manuel, tras años de ausencia y al salir de la cárcel, decide reaparecer en sus vidas. Sara sabe que él es el principal obstáculo en sus planes y toma una decisión difícil: alejarlo de ella y de su hermano.
Detalles de la película
- Titulo Original: La hija de un ladrón
- Año: 2019
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
Película
6.1
31 valoraciones en total
En su debut en el largometraje, Belén Funes hace suya la máxima naturalista de filmar únicamente las acciones de sus personajes, sin diálogos que pongan al público en antecedentes, sin subterfugios que edulcoren o expliquen aquello que sucede ante nuestros ojos. Personajes , en plural, o mejor dicho la Sara que interpreta con contención y emoción Greta Fernández, en singular y, para su desgracia, en soledad. La hija de un ladrón, heredera del estilo desnudo de los hermanos Dardenne, es una reivindicación de esas vidas de extrarradio que van de aquí para allá, haciendo mil cosas a la vez, contando días y billetes, temiendo al futuro y sin tiempo para soñar. Sara es incapaz de verbalizar su dolor y en su odisea pesa más lo que se oculta que lo que se muestra: de ahí que la película pueda resultar un su tramo inicial un poco tosca, como aquellas personalidades cerradas a cal y canto que en las primeras interacciones resultan inexpugnables pero que poco a poco van deshaciéndose de su coraza.
Fernández interpreta aguantando las lágrimas y el espectador debe recomponer las piezas y poner significados a todos los fotogramas, un ejercicio aparentemente ingrato que, como contrapartida, ofrece momentos de tierna humanidad. Cine maduro y complejo que discute sobre los yugos familiares, las ayudas sociales, las condiciones laborales y el micromundo en el que viven y sobreviven muchas personas, la gran mayoría mujeres jóvenes, madres e hijas. Puede que parte de la platea eche de menos más desgarro y probablemente muchos alegarán que su resolución funciona mejor como reafirmación de una tesis que como cierre real de la historia, pero nadie puede negarle a Funes las dosis de verdad que destilan sus fotogramas, su compromiso social, su equidistancia ideológica. En síntesis, esa mirada limpia, hinchada, alicaída e inocente de una Sara que crece en la memoria como uno de los personajes y de los conceptos más estimulantes del cine de 2019.
@Cinoscar & Rarities
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Está bien interpretada por Greta Fernández. Abusa de los planos cortos, de las escenas intimistas que no lo son. Movimientos de cámara constantes y sin lógica en los encuadres. Creo que es algo buscado, no accidental.
La crudeza de las imágenes, la implantación del ritmo… considero que tal vez, todo ello, fue lo que deslumbró a los críticos. La realidad es que resulta errática en sus diálogos, mal iluminada, con sonido muy deficitario.
Carente de un interés global, si nos acogemos a los cánones básicos de la narrativa cinematográfica más academicista.
Belén Funes, autora de cortometrajes como Sara a la fuga e Inútil se da a conocer en el mundo de los largometrajes con La hija de un ladrón, cinta que le permite exprimir la idea que empezó a tantear en su primer y renombrado cortometraje. En La hija de un ladrón, Sara ha vivido sola toda su vida. Con 22 años y un bebé tiene el deseo de formar una familia normal junto a su hermano pequeño. Manuel, su padre ausente por cubrir condena en la cárcel, decide reaparecer en su vida. Sara sabe que él es el principal problema para sus planes, y toma la difícil decisión de alejarlo de ella y de su hermano.
Tras la conversación personal con un hombre preso, quien contaba haber dejado sola a su hija de 15 años subsistiendo a manos de los servicios sociales y con un odio creciente hacia él, Funes, se inspira y relata una ópera prima en la que desarrolla un drama social sobre el presente de una mujer joven, fuerte y luchadora, quien ha sido privada de una vida normal, su empeño en no estar sola y lo difícil que resulta formar una familia para su hijo y su hermano pequeño. También, le permite explorar la importancia que ejerce la relación paterna y las consecuencias de los daños irreparables que se pueden ocasionar. A su vez, refleja un retrato actual de la España social, sin querer pretender denunciar sino mostrar una realidad amarga y difícil.
Todo expresado con inmensa cercanía y proximidad, sin requerir de artificios. Un relato claro y transparente sobre la crudeza de una persona que subsiste una vida anómala, desamparada y sin referentes. Con una increíble y magnífica Greta Fernández que logra una interpretación verídica, sensata y efectiva, con la que consigue nominaciones a los Premios Gaudí y los Premios Feroz, y es galardonada con la concha de plata del festival de San Sebastián, marcandose un puesto como gran intérprete de su generación.
La hija de un ladrón es desgarradoramente real, franca e introspectiva, recibiendo así la aclamación de la academia catalana y consiguiendo 13 nominaciones en los Premios Gaudí, entre las que se encuentra mejor película del año.
Me parece increíble que, a día de hoy, esta película tenga 28 crítias y todas positivas, que se fijan más en lo que intenta transmitir la película que en lo que es realmente.
La hija de un ladrón va de las miserias de una mujer hecha a sí misma. Proviene de una familia disfuncional que nunca le ha dado cariño ni dinero ni bienestar ni nada, salvo problemas. Eso ha forjado una personalidad áspera y afligida, y la ha llevado a cometer errores durante su adolescencia que ahora lastran su progreso como persona. La mayoría de las críticas empiezan en este punto a nombrar a los Dardenne, a Ken Loach o a Farhadi. YA NOS GUSTARÍA.
A veces el hecho de escuchar una historia noble nos nubla y vemos brillo en obras imperfectas, erráticas o simplemente intrascendentes. El padre, figura clave el la película, sale demasiado poco para todo lo que entraña. Las respuestas brillan por su ausencia, los planos se alargan hasta la extenuación sin venir a cuento de nada, y la actriz protagonista (y su silente hastío) no es lo suficientemente cautivadora para que te emociones un poco por lo que pasa, no por lo que te quieren contar.
Si a esto le unimos los típicos problemas del cine español (sonido pésimo que hace que no se entiendan bien algunos diálogos importantes o fotografía en interiores mediocre) pues nos queda una película cuyo único pretexto es abanderar un cine social europeo que está muy por encima de su acabado y pretensiones.
Bastante deficiente, según mi criterio, o mi piel de espectadora. Pero vamos por partes. El ritmo narrativo me parece bien. La película ha captado las vivencias de unas personas que pertenecen a familias desestructuradas, y se mueven entre el miedo, la resignación, las contradicciones, la superación, la fatalidad, la ternura, la agresividad, la buena fe de algunos que los rodean y los Servicios Sociales y los juzgados, muy bien retratados. Y lo ha hecho, esta atmósfera la ha captado, quizá no con brillantez pero dignamente. Hay detalles, además, de una cierta sutileza bien conseguida. La actuación de los niños, especialmente la del hermano, muy bien. La actuación de Eduard Fernández, buena. La actuación de Greta Fernández, bien pero hubiera sido aún mejor si se entendiera lo que dice con más facilidad. También otros actores incurren en esta tendencia a la no vocalización, como si para resultar natural fuera necesario hablar entre dientes y con los labios medio anestesiados, y supongo que esto se agrava con un mal sonido. Al final tienes la sensación de que es el espectador quien se tiene que poner el audífono. Tampoco ayudan las breves e ininteligibles conversaciones a través del móvil. Pero el tema del sonido, aun siendo un problema, sería lo de menos. Lo peor, a mi entender, es el guión. Hay un tedio que recorre de principio a final la película, y que va dando tumbos. Hay silencios que pretenden ser más elocuentes de lo que son, hay algún mensaje que quiere ser trasladado al espectador, pero que se deshilacha, se queda a las puertas. De entrada, yo he tardado muchos minutos después de comenzar la película, a ordenar los personajes en mi mente y empatizar (y no demasiado) con ellos. Creo que el problema está en el guión, y es una lástima, porque se nota que la película tenía más que buenas intenciones, y que ha sido realizada partiendo de una potencial sensibilidad.