La hija de Drácula
Sinopsis de la película
Por vez primera cambia el sexo del vampiro en la historia del cine. La condesa Marya Zaleska, miembro de la elite londinense, no es más que la hija del famoso aristócrata transilvano, lo cual nos es revelado a mitad del (breve) metraje, aunque sus afición al esoterismo y la brujería -y, por supuesto, el título- nos hacían sospechar ya dicha filiación.
Detalles de la película
- Titulo Original: Draculas Daughter
- Año: 1936
- Duración: 71
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Opinión de la crítica
Película
5.7
67 valoraciones en total
Su importancia histórica -si he leído bien es la primera aparición de una vampiresa- supera con creces lo que ofrece. Hillyer nos trae a la hija de Drácula y lo hace con una fórmula un tanto extraña. Para empezar, el terror es el género que más diluido está, y no sólo se desplaza hasta el thriller de investigación casi detectivesco sino que tiene oportunidad hasta de tocar la comedia. No hay más que ver ese principio donde la pareja de policías se permite interpretar cómicamente sus partes del guión en medio del panorama del prólogo, con un Van Helsing con las manos todavía calientes de la fuerza de haber clavado la estaca de turno al conde Drácula.
La película tiene de todo menos calidez. No encontramos verdadera pasión en ninguna de sus vertientes. Ni la violencia necesaria para temer a esta hija de Drácula ni la emoción suficiente para empatizar con sus contradicciones mentales. Su desarrollo peculiar es un arma de doble filo, y puede llegar a contentar a aquellos que no busquen un desarrollo demasiado rígido.
Otro gran clásico, que continúa perfectamente su predecesora.
Esta película se decanta en parte un poco más hacia la parte filosófica y psicológica, y mezcla la historia de la acusación contra Van Helsing por asesinato (a Drácula) con el intento de liberarse del vampirismo de su hija (de Drácula), aunque en nigún momento se llega a saber si es hija natural o persona convertida, y llamada hija por eso.
Algunas escenas cómicas (del policía miedica y la secretaria celosa) hacen más llevadera la película.
Esta película es interesante porque tiene a su favor el hecho de innovar, presentándonos a la primera vampiro del celuloide. Sin embargo, esta premisa queda enterrada bajo un gran error: pretender ser la continuación de Drácula (1931). Cuando eres una continuación de una cosa anterior, inevitablemente pierdes mucho porque no se te valora por tí mismo o por lo nuevo que puedas aportar al panorama.
Además, cuando intenta conectarse con la cinta de Lugosi lo hace realmente mal. La unión entre el final del argumento de Drácula y el principio de éste no puede ser más tramposa (spoiler), la presencia de Van Helsing (único personaje que repite) es bastante escasa y constantemente se nos viene a la cabeza la duda de si la protagonista es literalmente hija del famoso conde (¿en cuyo caso cómo ha podido concebirla, si ella tiene 100 años y él se remonta lo menos 400? ¿pueden los vampiros procrear, si biológicamente están muertos?). De haber creado una trama independiente, estos problemas no habrían surgido y los defectos de la película habrían quedado más o menos tapados bajo el peso de su innovación.
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Más críticas en:
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Por lo que he leído, tuvo muchas complicaciones. Primero, los derechos de esta película era sobre un capítulo de Bram Stoker que los tenía MGM, pero finalmente esos derechos los compró Universal, que es la productora por excelencia de películas de terror de esta época.
Hubo varios guiones, que la censura tachó y tuvieron que seguir rehaciéndolos. Al final, por falta de tiempo, la película empezó a rodarse sin acabar el guión. Todas estas complicaciones y muchas más, creo que causaron este resultado. Un resultado para mi gusto muy aburrido. No hay nada enigmático ni tampoco terrorífico (lógicamente la censura se lo cargó). Lo que sí lograron es la postura lésbica de la vampira. Algo que también la censura estuvo encima, pero finalmente, alguna escena se salvó de esta censura, que oye, ni con Franco (visto lo visto).
Lo interesante, es que es una historia que continua de la primera parte Drácula de 1931 (aunque leyendo guiones que fueron censurados, ha sido una lástima que la censura fuera tan exigente porque eran guiones bastante bueno y mucho mejor que el resultado final), sigue de esa primera parte, aunque de una forma un poco abrupta y forzada.
Tétrica, concisa, eficaz, de ritmo calculado y sombras inquietantes, la película salta a las pantallas como un proyecto casi perfecto y con voluntad de convertirse en el centro de todas las miradas.
La magia de Drácula renace llena de misterio y seducción en forma de relato admirable por su ingenio, por su consistencia y por su porte sutil y coherente.
El acopio de indicios, la sugestiva atmósfera que todo lo envuelve, la combinación de lo excelso y lo terreno, la desazón y la intriga han podido mantener su vigencia a pesar de la evidente escasez de recursos materiales.
Hablamos de una filmación que ha cumplido más de ochenta años.