La habitación del niño – Películas para no dormir (TV)
Sinopsis de la película
Un matrimonio con un niño recién nacido llega a la casa que acaban de entregarles. Es una estupenda casa antigua pero totalmente reformada, y el lugar ideal para empezar una verdadera vida de familia. Antes de acostarse, la pareja comprueba el funcionamiento de el aparato de escuchas que ha instalado en el cuarto de su bebé, y que pueden controlar desde su cama. Es de última tecnología. No sólo pueden escuchar a su pequeño mientras duerme, también pueden verle. Pero pronto descubrirán que en esa casa habita alguien más, alguien que todas las noches se sienta junto a la cuna del bebé…
Detalles de la película
- Titulo Original: La habitación del niño - Películas para no dormir (TV)
- Año: 2006
- Duración: 76
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes descargarte una copia de esta película en formato HD y 4K. Seguidamente te mostramos un listado de opciones de descarga directa activas:
Opinión de la crítica
6.4
76 valoraciones en total
Este gran homenaje a las televisivas Historias para no dormir, de Ibáñez Serrador, consigue también poner los pelos de punta en más de un momento, con golpes de terror estratégicamente trabajados.
El prólogo antepone el ambiente siniestro vivido por un niño en una casona urbana.
Años después, una pareja joven con bebé compra la casona y la restaura. Ellos y su entorno son gente común, personajes bien diseñados (y muy aceptablemente interpretados), aunque a veces usen un lenguaje demasiado coloquial.
Al aparecer voces y visiones comienzan las discusiones de la pareja, sobre si dar crédito o no. El desquiciamiento no tarda y la paranoia va en aumento.
La climática música ayuda, y la seguridad contratada no frena los fenómenos.
El lado teórico del argumento está muy bien insertado en la narración, en boca de un periodista medio retirado (Sancho Gracia) que da al protagonista explicaciones bastante llanas sobre la inmanencia, la barrera entre mundos, la paradoja de Schrödinger, las realidades paralelas, el gato cuántico en la caja…, pistas para intentar entender lo que está pasando.
Unos monitores de juguete permiten visualizar detalles del pasado y avanzar en la realidad paralela. Idea brillante, apoyada en la imagen. Como las maquetas, incluida la de la propia casona, en un cuarto-bisagra, pasaje entre los mundos, entre los infinitos mundos posibles, de entre los cuales se intenta borrar el que contiene el tremendo crimen, línea cuántica que sin embargo no evita un final estremecedor.
Remontando el bajo presupuesto, una especial pincelada de calidad en dos citas visuales: El dragón rojo, inquietante dibujo de William Blake, y un cartel de El espíritu de la colmena, la película de Erice sobre el monstruo.
Obra menor, sí, pero resuelta con soberano oficio.
Siempre he preferido un buen chuletón a una vulgar hamburguesa, pero si tengo que comer carne picadita procuro que al menos ésta sea de la mejor calidad posible. Si además me la dejan braseadita por fuera y jugosa por dentro, fenomenal.
Cuando ayer noche me dispuse a ver La habitación del niño sabía de antemano que ese día no tocaba chuletón, sino hamburguesa. Sin embargo, el binomio que aparecía en los títulos de crédito (Ibáñez Serrador & De la Iglesia), constituía un reclamo lo suficientemente sugestivo como para hacerme presagiar un ágape tan simplón como apetitoso.
Y así fue. Chicho y Álex no me decepcionaron en absoluto y me pusieron en bandeja de plata hora y media de terror elemental, directo y contundente. Sin chorradas, artificios ni trascendentalismos vacuos. Una buena muestra de ese cine patrio que tanto escasea: ése que no aspira a ser la repanocha pero que cumple y con nota. Fundamentalmente porque jiña desde un buen principio y porque consigue mantenerte enganchado a la trama mediante las pertinentes dosis de suspense y acción que necesita una peli de miedo. Ni más, ni menos. Pero eso no es todo. Ibáñez Serrador y De la Iglesia comparten ingenio y socarronería, facultades ambas que suelen aportar a sus terroríficos divertimentos un peculiar contraste de sabores que nada ni nadie logran empañar. Ni las manifiestas lagunillas de su guión, ni la mediocre interpretación de Leonor Watling, ni siquiera la esperpéntica peluca de Maria Asquerino.
Uno de esos productos hechos por encargo que, en definitiva, no avergüenzan de ver y que siguen a rajatabla el propósito de cualquier buen artesano: recabar una obra que satisfaga las expectativas de consumo del gran público y que ostente unos mínimos de calidad innegociables. Y de eso cHITCHo y Álex saben un rato. Vaya dosss…
De un feliz intento de homenajear y acercar a las nuevas generaciones el recuerdo de las añoradas Historias para no dormir del maestro Ibáñez Serrador surge esta iniciativa televisiva que de momento ya ha dado una pieza disfrutable. La habitación del niño nos narra un relato de terror de corte muy clásico que pronto deriva hacia la ciencia-ficción cotidiana mediante la especulación dimensional y la relatividad del tiempo y el espacio, pero siempre sin perder de vista el elemento terrorífico. Ciertamente es todo un acierto la idea del monitor de vigilancia infantil: quién hubiera dicho que se podía causar tanta inquietud con una simple pantallita de televisión.
Poseedora de un pulso dramático notable, La habitación… juega también con soltura la baza del humor que tan bien sabe explotar su autor (Dechent es muy grande) e insufla a sus escenas de acción y violencia un aire hiperrealista que ya es marca de la casa, como demuestran la escena del destornillador o la pelea conyugal en la escalera (tan salvaje y amoral como las de La comunidad). Por supuesto, nada de lo que cuenta resulta original, pues sigue bases muy presentes tanto en el campo del terror como en el de la ciencia-ficción, pero al menos lo hace desde un punto de vista ligeramente personal y con una solvencia técnica y narrativa innegable. Menos perdonable resulta el dibujo nada fino de algunos secundarios y un final sorpresa que de sorpresa no tiene nada. Pero joder, ¿acaso no estamos ante una peli entretenidísima que se pasa en un suspiro? ¿Qué más se puede pedir?
Lo mejor: las apariciones del extraño en el monitor: gallina en piel…
Lo peor: el final se adivina con facilidad.
En los primeros compases de la película, la cosa promete: te llevas sustos de esos de los de hace años, cuando veías Historias para no dormir y el pasillo de casa, camino a la habitación, se hacía muy largo (y oscuro). Pero luego ya no asusta tanto, o más bien lo que me asusta es ver como la película va perdiendo fuelle según transcurre.
Tiene cosas interesantes, buenas escenas de suspense, algún apunte argumental más o menos original (aunque el tema de casas encantadas esté tan manido). Pero al final todo esto se va desvaneciendo y perdiendo fuerza. A momentos pasan muchas cosas, o más bien, va todo muy rápido y a momentos la narración se ve enlentecida y repetitiva hasta volverse ligeramente tediosa.
Por otra parte, que el argumento muchas veces apunte cosas, pero no las desarrolle hace, no sólo que pierda fuerza, sino también que la interpretación de los actores se diluya, puesto que los personajes están desdibujados.
Yo no había visto ninguna actuación de Javier Gutiérrez, que parece haber realizado varias películas en papeles más cómicos, por lo que el contraste de verle en este papel que hace que algunos valoren su interpretación en mi caso no se da. Y aunque creo que su actuación es mejor que la de Watling, no me acabo de creer su personaje, al menos en la faceta de hombre enamorado y padre de familia. La de histérico y paranoico, pues sí, algo más convincente. Pero ahí falla el guión, porque desde el principio parece tender al desequilibrio…
Se hubiera agradecido que el papel de María Asquerino tuviera más peso (y de paso disfrutar de esta gran actriz), así como que la gran Terele Pávez hiciera algo más que aparecer en un visto y no visto (por disfrutarla, también).
En definitiva, una película de suspense correcta, como hecha de encargo, que podría haber dado más de sí, pero Alex no quiso, no supo, no le apeteció, no había presupuesto, no había tiempo…..
Salud
Antes de nada, aclarar, que pese a que hace ya bastantes años que dejé atrás la adolescencia… las películas de terror me acojonan. No todas, evidentemente, que no se haga mucha ilusión William Malone por su House on Haunted Hill . Me acojonan las que tienen una cierta calidad.
Yo, como no aprendo, me veo las películas solito, en mis madrugadas… a los diez minutos de empezar con La habitación del niño perdí el culo por saltar del butacón, apagar el DVD, y ponerme para tranquilizar mi cuerpo el Mira quien gana esta noche … por cierto… ¿Alguien se ha llevado alguna vez los 10.000 euros?
Y es que hay que reconocer que en la primera escena en la que aparece el gachón sentado junto a la cuna del niño no es como para exhibir en la pantalla de una clase preescolar.
Así que me acosté, y al siguiente día me la puse nuevamente… pero esta vez sin fallos, acompañado por la luz solar 🙂
Lo malo de estas películas es que empiezan muy bien, Con un misterio que te deja tenso en sus primeros compases, pero cuando van desarrollando la trama, poco a poco se vuelven más light, y menos interesante.
Los primeros veinte minutos son de un 10. En su global se queda en el más que discreto 7.
Es recomendable.