La furia de los vikingos
Sinopsis de la película
Harald, el rey de los vikingos, muere durante una batalla contra los britanos. Uno de sus dos hijos, Eron, es puesto a salvo, mientras que el otro, Erik, es adoptado por Alicia, la reina de Britania. Veinte años después, Eron encabeza la ofensiva vikinga contra los britanos y, por otro lado, Erik está al mando de la flota real de Britania. Los dos jóvenes desconocen su verdadera historia y se enfrentarán para defender sus respectivos bandos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Gli Invasori
- Año: 1961
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
Película
5.4
49 valoraciones en total
El azar y mis casi insomnes indagaciones por Filmaffinity hicieron que me topase con esta curiosa producción y que, sin dudarlo, me decidiese a verla con el interés con que se pueda afrontar una película de estas características.
Características, a buen seguro, íntimamente conectadas al peplum que por aquellos años tanto empuje ganó, pero que no sea el prejuicio el que nos emborrone el visionado y la posterior valoración de un film con algunos factores que potencian el resultado global del mismo.
Claramente influida en decenas de detalles (como, por ejemplo, el ritual funerario del jefe nórdico hacia el final) por aquella maravillosa obra tan perdurable y a la vez algo olvidada como The Vikings (Richard Fleischer, 1958), una película sobre la que no ocultaré mi rendida admiración, La furia de los vikingos no responde sino a un arquetipo de película de aventuras, con trasfondo histórico, que se sirve de la espectacularidad, la pomposidad escénica y cierta grandilocuencia en el guión pero que, por otro lado, en ningún momento aburre ni provoca la distracción.
Con un argumento inverosímil y algún que otro ingrediente escenográfico kitsch (además de los aciertos y desaciertos en el vestuario), no le negaremos al director de La furia de los vikingos los logros alcanzados en la puesta en escena, ni al que fotografía ciertos momentos inspiradamente (aunque a veces también demasiado teatralmente) iluminados, amén de los audaces planos durante las cargas y los combates, rodados, por lo demás, con innegable efectividad y buen sentido de la acción, destacando el último asedio, durante el cual, por cierto, no quisiera dejar de mencionar un (posible) homenaje a la prodigiosa Trono de sangre , aquella particular versión de Macbeth que nos dejase Kurosawa en 1957, cuando el usurpador es asaeteado por varios arqueros.
Pero donde flaquea este, a pesar de todo, aceptable film, es en sus afectados y flemáticos actores, y en una narración que, aunque vivaz, acusa sobremanera el reducido metraje, llevándonos de una escena a otra con giros bruscos, pocas veces bien enlazados, siendo buen ejemplo de ésto la falta de transición, si quiera dramática, entre el final de la batalla y la siguiente secuencia, que nos viene como desenlace forzado y abruptamente introducido.
La furia de los vikingos es, en cualquier caso, una meritoria y enérgica película que, con su tono épico pobremente conseguido, sus altibajos, sus tópicos y sus flaquezas, no deja de constituir una estimable y curiosa visión sobre las invasiones de aquellos hombres del Norte, pero como pretexto argumental para entretener y divertir momentáneamente a un espectador que, si se aleja de los prejuicios que le traigan a la mente el peplum y no busca aquí nada trascendente, sabrá disfrutarla.
Entretenida película de aventuras, o de género épico, porqué no, que como está realizada por el siempre respetable Mario Bava, contiene elementos de calidad.
El empaque técnico es competente, con buena aunque algo repetitiva banda sonora a cargo de Roberto Nicolosi, un hombre que indudablemente conoce su oficio, y/o la bella fotografía, muy cromática, con rojos y azules intensos, obra del propio Bava y de Ubaldo Terzano. Además los paisajes son bellos, con playas preciosas y una puesta de escena atractiva y eficaz, con gran profundidad de campo.
Tiene los tópicos de rigor, provenientes sobre todo de la magnífica Los Vikingos , de Richard Fleischer, pero el ritmo es sostenido, no aburriendo nunca y teniendo todos los elementos que dignifican al popular género de aventuras.
Tan sólo una cosa rechina, el que tras la batalla naval, uno de los protagonistas aparezca, tras caer al mar desde su nave, en tierras vikingas, cuando la lucha ha tenido lugar en Britania. Un viajecito, estando exhausto y nadando, se supone, un poquito largo para mi gusto.
Pero dejando esto aparte, que nos lo tenemos que tragar porque está en el guión y punto, la peli se degusta por su amenidad y dinamismo.
Vamos, que estaba bien en su momento y vista ahora, en 2016 sigue haciendo pasar bien el tiempo.
¡Ah y se me olvidaba! Vista ahora se comprueba lo ridículo de la censura española, al escamotear en su día la escena donde se ve que una de las chicas sacerdotisas y el protagonista están enamorados y que por esa razón, él hace todo lo posible para convertirse en rey y así poder casarse con ella.
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