La ducha (Shower)
Sinopsis de la película
Abandonado por su hijo mayor Daming, que se ha ido de Pekín en busca de fortuna, el señor Liu continúa aferrado a su trabajo como propietario de unos baños públicos, su vocación de toda la vida. Además ha de cuidar de su otro hijo Erming, que sufre un retraso mental. Daming creyendo que su padre ha muerto, regresa a Pekín para descubrir la magia de los baños públicos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Xizao (Shower) aka
- Año: 1999
- Duración: 92
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Opinión de la crítica
Película
7.2
79 valoraciones en total
La ducha es una entrañable historia sobre un negocio familiar de barrio. Unos baños públicos donde los habitantes de un pequeño pueblo pasan sus ratos libres, cantando, charlando, apostando con grillos, o bien, dándose un confortable baño-masaje.
Daming regresa al pueblo unos días, donde su padre Liu, y su hermano retrasado Erming llevan el negocio familiar. Daming es reacio a quedarse mucho tiempo, ya que tiene que volver a la ciudad con su mujer. Al final se queda más tiempo del esperado, un tiempo en el que descubre que derribarán los baños público, y en el que conocerá a la entrañable clientela habitual del negocio familiar.
Zhang Yang creó una agradable historia sobre la familia, la amistad y los sacrificios que estos conllevan. La ducha es una hermosa y sencilla historia, una entrañable comedia dramática muy llevadera con buenas actuaciones. Muy recomendable.
La ducha es una película deliciosa, entrañable y sincera. Sin ningún artificio, sólo los sentimientos de estos tres protagonistas y del resto de personajes corales. Un agradable retrato de la China más sencilla y rural, un dia a dia en un barrio humilde lejos de la gran ciudad que tendrá que enfrentarse a la especulación inmobiliaria y a los nuevos valores de una sociedad cambiante.
El escenario de toda la narración son unos baños públicos, un centro social al que todos acuden en caso de problemas o por el mero hecho de compartir alegrías y tristezas con sus vecinos.
Una agridulce reflexión sobre los cambios que está experimentando el gigante asiático en las últimas decadas, mientras sus ciudades se convierten en colosos de modernidad y tecnología sus pueblos siguen llevando una vida tranquila, llena de tradiciones, humilde y donde lo más importante es el valor humano.
Pero no toda la película es un drama, en más de una ocasión te sosprenderás con la sonrisa en la boca.
Definitivamente una película que no hay que dejar pasar.
Dentro del cine independiente hay casi igual de cuento que entre las grandes producciones, la gran diferencia es que la cantidad de gente estafada no es coincidente. El cine chino en cambio suele ser bastante sensato y honesto en sus películas, sobre todo directores como Zhang Yang, quizá el exponente más claro de como hay que saber llevar a la gran pantalla lo efímero y la cotidianidad tratada con clase, sus temas son muy humanos, despertando sentimientos y emociones, aunque por imposibilidad trascendente, carente de capacidad para enlazar con una escala de pensamiento mayor.
En su cine se funden el peso de la tradición, la familia y el cobijo y protección a los mayores y a los indefensos, cuestión que tiene un papel esencial en su filmografía, al igual que ocurre en La ducha, una de esas películas que tanto agradan al público por su cercanía. En La ducha, Yang demuestra verdaderos momentos de gran nivel, de un director que conoce el medio y sobre todo al espectador, sabe qué buscan en este tipo de películas, y él lo brinda en bandeja.
Todo este tipo de cine es interesante, pero por muchas vueltas que le demos, su eco es muy limitado. Tenemos historias de esas en cada calle y sin embargo pasamos de lado y vamos al cine a verlas. ¿Hipocresía? No creo, pienso que es ceguera, ante se iba al cine a ver algo extraordinario, hoy mucha gente busca lo cotidiano. Ha dejado de vivir su entorno. Eso es todo.
Nota: 6,2.
Aquellos lugares que se trasforman en los centros sociales y culturales de un lugar siempre me han llamado mucho la atención. Me fascinan los mercados. Cuando más antihigiénicos sean, cuanta más marabunta se condense, cuanto más griten los dependientes, cuanto más huela el curry y los pies se me mojen por los charcos del suelo, más me gusta el mercado.
Las plazas, los zocos, los baños, los patios de colegio, los cines de verano con sesión doble y descanso entre las dos pelis, el chiringuito de la playa donde se juega al sarangollo, todos estos lugares desprenden un calor humano que Zhang Yang ha sabido retratar y cuidar. No hay mucho más en esta película que la historia de una comunidad pasando el rato. Sencilla, cálida, chancera y directa.
Siempre entre la comedia y el drama. Siempre entre jabones y refriegas de agua. Siempre aprendiendo a escuchar. En estos lugares siempre habrá más alma que en el Cielo.
Para empezar, la vi en su momento en el cine en V.O. en chino, y lo que parecía que iba a ser un esfuerzo se convirtió en un agradable entretenimiento. Una historia universal de padre e hijo ambientada en unos baños públicos en un Pekín que se moderniza por segundos y arrastra con el capitalismo pos maoísta todo lo que se interpone a su paso.
No es un derroche de originalidad lo que les ocurre a los protagonistas, pero al tener toques orientales que resultan chocantes para nuestra mentalidad, crecen en interés.
Deja buenas sensaciones y ganas de ir a la ducha.
Obtuvo varios premios en su momento.
Nota: 7,05.