La dimensión desconocida: La jungla (TV)
Sinopsis de la película
El arquitecto Alan Richards y su esposa han vuelto de África, donde él ha estado trabajando en la construcción de una planta hidroeléctrica con la oposición de los nativos de la zona, por lo que éstos maldijeron a los responsables del proyecto. Una vez en Nueva York, Richards descubre que su esposa ha traído del lugar una serie de amuletos que cree que le protegerán de dicha maldición, y él, incrédulo, responde lanzando los objetos al fuego.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Twilight Zone: The Jungle
- Año: 1961
- Duración: 25
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Opinión de la crítica
Película
6.5
93 valoraciones en total
En la Nueva York civilizada de los grandes rascacielos, un arquitecto se sorprende de las supersticiones de su esposa, y quita importancia a las amenazas que un viejo chamán les hizo en África.
Historia de terror con mensaje ecologista, aprovecha el horror primitivo que inspiran algunas tribus africanas para convertir lo imposible en real. De repente la jungla se cuela en un entorno urbano, defendiendo su espacio. El siglo XX, racionalista y pragmático, destructor de la naturaleza, se siente confundido cuando la hechicería y las maldiciones brotan, cuando un poder ignoto amenaza con quebrar su seguridad. Nadie cree en la magia, y sin embargo muchos conservan amuletos, no vierten sal, no caminan debajo de una escalera… El temor a lo sobrenatural asola hasta a las mentes más científicas.
Lo bueno de Beaumont –el guionista de este episodio-, es la forma en que moldea sus relatos, cómo administra el suspense. Intuimos lo que va a ocurrir pero no podemos dejar de mirar. Este episodio viene a ser la respuesta a Nick of Time: si en uno nos dicen que no debemos prestar atención a las supersticiones, en otro nos aseguran que debemos confiar en ellas.
Beaumont, Matheson y Serling eran genios complementarios, cada uno gozaba de una sensibilidad distinta. Beaumont representa el terror del pasado, es barroco, expresionista, se siente cercano a la tradición, juega con los miedos populares, coge sus temas del folklore y los saca a la luz mediante un oscuro talento. Matheson representa el terror del futuro, ambienta sus historias en lugares cotidianos y hace protagonistas a personas ordinarias, trasladando el territorio del escalofrío de los cementerios a los barrios de clase media, un poco en la línea que años después explotaría Stephen King. Y en el medio queda Serling, de los tres el más preocupado por la actualidad política, puebla sus relatos de segundas lecturas y a menudo los utiliza para lanzar potentes mensajes que tratan de concienciar a la sociedad.
Claro que todo esto son simplificaciones, y probablemente esté equivocado.