La condesa rusa
Sinopsis de la película
China, 1936. Shangai es un hervidero donde se mezclan intrigas políticas, refugiados de diversos países, fuerzas militares extranjeras y negocios internacionales. En medio de esta vorágine, tiene lugar el encuentro de Sofía (Natasha Richardson), una bella condesa rusa forzada por las circunstancias a trabajar como camarera y bailarina para mantener a su familia, y Jackson (Ralph Fiennes), un diplomático ciego y pesimista que ha quedado destrozado tras la pérdida de su familia. Su relación se desarrolla en La Condesa Blanca, un elegante club nocturno, donde el diplomático intenta aislarse del caos y la tragedia que lo rodean.
Detalles de la película
- Titulo Original: The White Countess
- Año: 2005
- Duración: 135
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Opinión de la crítica
5.8
70 valoraciones en total
Las películas de James Ivory suelen ser muy parecidas unas a otras. Solo que por algún motivo algunas le salen muy bien, y otras le quedan un pelín rancias. Esta pertenece al segundo grupo.
La verdad es que por la época en la que transcurre, el contexto histórico, la ciudad donde se desarrolla y el origen y situación de los personajes, la película podía haber sido digna de David Lean. Pero a James Ivory, siendo un director muy bueno, todo esto le viene grande, y se limita a hacer una película correcta y excesivamente fría.
Acierta con la ambientación, consigue que nos metamos en el Shangai de la época, pero no consigue que la excelente historia nos emocione, nos llegue al corazón. La frialdad de la mayoría de sus películas es la asignatura pendiente de este director.
Del reparto quien más me gusta es Natasha Richardson, que aporta mucha emoción contenida a su personaje.
Una correcta película que sin embargo podía haber sido maravillosa.
En mi opinión la historia que se cuenta parecía presagiar una película interesante, y el director logra una buena ambientación en la época, unos personajes convincentes, y un desarrollo de la trama correcto, sin embargo, creo que a la película le falta un toque emoción e intensidad para llegar al espectador, lo cual no se consigue. Al final resulta ser excesivamente larga, y no transmite nada en especial. Creo que se podía haber logrado algo mejor porque el argumento daba razones para ello.
Que el cine de James Ivory no es apto para todos los paladares es poco discutible. Sus películas suelen ser cadenciosas y un tanto solemnes, si bien su oficio como director y la alta calidad media de su obra no debe ponerse en duda.
Esta Condesa rusa , a pesar de contener aciertos claros, no está entre las mejores películas de su filmografía. Aunque la trama está correctamente planteada y resuelta, algunos de sus extremos parecen mostrar una naturaleza más literaria que cinematográfica (no en vano el guión es de Kazuo Ishiguro), lo cual lastra el impecable ejercicio de Ivory en la dirección. Los intérpretes rayan igualmente a buen nivel (por más que el encasillamiento de Ralph Fiennes comience a ser preocupante), contribuyendo a redondear la película hasta dejarla apenas a un paso de la excelencia.
Última producción de Ismail Merchant, realizada por James Ivory, a partir de un guión de Kazuo Ishiguro. Se rodó en escenarios naturales de Shanghai, en abril/mayo de 2005, con un presupuesto de 16 M dólares. La première se proyectó el 4-IX-2005 (EEUU) y se estrenó el 21-XII-2005.
La acción tiene lugar en Shanghai en 1936/37, con un corte intermedio de 1 año. Todd Jackson (Ralph Fiennes), antiguo diplomático británico, viudo y sin hijos, ciego a causa de un accidente, conoce a la condesa Sofía Belinskya (Natasha Richardson), viuda, exiliada, a la que propone trabajar como directora de animación de su club nocturno The White Countess , así llamado en su honor.
La película es un drama de época, de personas desplazadas, que se desarrolla en Shanghai (China) en unos momentos convulsos y turbulentos, que concluyen con la ocupación japonesa y el bombardeo de la ciudad (14-VIII-1937). Se juxtaponen dos dramas personales, que se enmarcan en una trama de numerosos dramas de judíos huidos de Europa, rusos blancos exiliados, japoneses dedicados a negocios oscuros, militares de guarnición, extranjeros, especuladores y arribistas. Todd y Sofía son dos personajes solitarios, atormentados, portadores de heridas profundas, que sobrellevan en silencio. Todd sufre una discapacidad sobrevenida, ceguera, contra la que lucha para mantener un buen nivel de autonomía y de integración social. Sofía forma parte de una familia que vive a costa de su trabajo, pero la trata con desprecio. Las relaciones entre los dos protagonistas, sólo profesionales por acuerdo mutuo, permiten a Todd concebir proyectos y realizar algunos de sus sueños. Sofía gana más dinero en unas condiciones de trabajo confortables. La historia se enmarca en una ciudad convertida en hervidero de enfrentamientos entre nacionalistas y comunistas, policía y revolucionarios, que presagian la guerra civil. Se añade la amenza creciente de la invasión japonesa, que se prevé cruel y dolorosa. Abundan los atentados, las explosiones, los movimientos de tropas, el progresivo abandono de la ciudad. El club de Todd se convierte en refugio de sosiego y punto de acogida de personas de diferentes opiniones, que buscan evasión, entretenimiento y diversión.
La música ofrece una bonita partitura de Richard Robbins, melódica y sensual, a la que añade composiciones de jazz ( Mood Indigo , Ellington), rusas de salón ( The Tolstoy Waltz ) y tradicionales ( Russian Lullaby ), occidentales del momento ( Two Guittars ), chinas ( Magic Love , Took At Me ) y clásicas ( Carnaval , Schuman). La fotografía presenta planos picados (bailes), contrapicados, escenas de pánico, travellings cenitales y aglomeraciones opresivas, en un contexto de buen dibujo y cuidada ambientación. El guión peca de cierta dispersión y trasmite pocas emociones, en parte a causa de la frías relaciones convenidas entre Todd y Sofía. Es interesante ver juntas a tres actrices del clan Redgrave: Vanessa, su hermana Lynn y su hija Natasha Richardson.
Una relación que casi no existe, o no convence, incluso en los momentos más tiernos, entre un ciego que anda por todas partes como si viera, incluso en la calle, buscando gente en el caos de la multitud que huye, y una bella condesa rusa refugiada y sin dinero. A pesar del cabaret propiedad del ciego al cual, tal vez para darnos a entender algo que no sabe mostrar, llama La condesa blanca , en ningún momento se siente el encanto de Casablanca , pues el hombre está más bien todo el tiempo distraído y, peor aún, la película pierde el rumbo todo el tiempo y se alarga inútilmente entre números musicales y tratando de producir imágenes o situaciones que le den consistencia dramática. No pasa nada hasta que por fin pasa algo: la película termina, sin pena ni gloria. Desperdicio de una buena locación geográfica e histórica: Shangai, 1936 en adelante.