La cazarrecompensas
Sinopsis de la película
Stephanie Plum (Katherine Heigl) está pasando una mala racha: a sus 30 años se acaba de divorciar, la han despedido de su trabajo y vive con su hámster en Trenton, Nueva Jersey. Sin blanca y desesperada, empieza a trabajar para un rastrero primo suyo, que es agente de fianzas. La urgente necesidad de conseguir dinero la lleva a encargarse de un caso muy difícil: la búsqueda de un policía local acusado de asesinato, que resulta ser el chico del que se enamoró en el instituto. La investigación acaba arrastrándola al mundo del crimen.
Detalles de la película
- Titulo Original: One for the Money
- Año: 2012
- Duración: 106
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Opinión de la crítica
3.9
23 valoraciones en total
Vaya por delante que casi no esperaba nada de este film, esa es la verdad, mi motivación principal al verla era conocer un poco más del mundo de los agentes de fianzas de los EEUU. Y bueno, finalmente encontré una película que me entretuvo a lo largo de los 91 minutos que viene a durar. Una película con una Katherine Heigl como dueña y señora de la función en un mundo como el de los cazarrecompensas dominado por los hombres. Y precisamente, esta torpeza e inexperiencia de la protagonista en este oficio tan duro y propio de machos es utilizado con cierto tino por la directora y guionistas del film para crear algunas situaciones divertidas.
La cinta va progresando sobre la trama del expediente Morelli que es la base sobre la que se construye toda la película. Esto llevará al espectador a pasar por momentos de acción, de tensión-sexual no resuelta, de thriller y también algunos momentos divertidos.
El protagonismo total recae sobre Katherine Heigl que se les apaña de manera correcta ayudada por gente como Jason O´Mara, el siempre eficaz en roles secundarios Daniel Sunjata, John Leguizamo y la veteranísima Debbie Reynolds en un simpático papel de abuela de la protagonista.
En definitiva: La cazarrecompensas es una cinta realizada a la mayor gloria de Katherine Heigl (que aquí también es productora ejecutiva). Creo que finalmente cumple con su expediente, no engaña al espectador y nos entrega una cinta entretenidilla con la que pasar una correcta sobremesa o tarde noche de cine de domingo. Una cinta que si bien no entusiasmará pues tampoco disgustará ni a él ni a ella.
-Lo mejor: Una película honesta para pasar una tarde de domingo viendo como se las apaña Katherine Heigl como agente de fianzas.
-Lo peor: No da para mucho más de lo ya comenado.
-Más en: http://www.cineycine.com
Película de estructura sencilla que consiste en completar misiones. Parece que los personajes principales son lo único importante y que el resto del mundo sirva de atrezzo como en la serie de Starsky y Hutch, en que puedes ir por ahí disparando y golpeando coches sin que importe si alguien resulta herido.
Esto que parece un mal desarrollo de personajes resulta en todo lo contrario si entendemos que los personajes están delineados según un modelo para ser exactamente así.
Sigue en el spoiler
Los fans de la serie de libros de Janet Evanovich están de enhorabuena, aunque no sé si se llevarán las manos a la cabeza cuando se enteraron de ‘la índole’ del proyecto: una cinta para lucimiento de Katherine Heigl. La realidad es que La Cazarrecompensas ha recibido las peores críticas al otro lado del charco en lo que llevábamos de año. No se ha salvado nadie de los dardos envenados. Por el contrario y en mi opinión, la película me parece más inocua y plana que dañina y mediocre. ¿Me estaré enamorando de la Heigl? ¿Será ella mi musa dentro de los bodrios, inconsecuentemente comerciales, que nos llegan del otro lado del Atlántico? ¿Es La Cazarrecompensas uno de esos bodrios? ¿De verdad?
Parece ir enfocada a ese ‘cine de marujas’ más que a los fans masculinos de Katherine Heigl. No nos encontramos con un thriller de acción violento hormonado de virilidad sino de una especie de comedia de investigación en la que lo serio, lo trágico y lo ridículo convivan y conjuntos como bragas, ligero y sujetador. No sólo no lo consigue aunque lo intenta como película ‘marujil’: un provecto nudista con un culo de pieles caídas, un redneck pecho-lobo, un psicópata maltratador y violador musculado y, por supuesto, los primeros planos de cuello para arriba (y para abajo) de Jason OMara.
El problema es el metabolismo del personaje que interpreta Katherine Heigl. Es una adicta a la comida basura, tiene kilos de bolitas de queso, se mete entre pecho y espalda patatas fritas con ketchup a espuertas y… ¡ no engorda! Ella dice que es su metabolismo pero al otro lado de la pantalla la envidia se convierte en odio… y precisamente de su entregado público de marujas. Ese detalle manda al traste la propuesta junto el momento ‘cena sana’ que le prepara Jason OMara con dos huevos y la comida de su hámster. Es una tortilla francesa cutre y de toda la vida pero parece que el personaje que encarna Jason es un chef venido de París… ¡Y encima Katherine Heigl no se come ni la puntita! Esta niña lo que necesita es un buen cocido.
Pero lo que me llama soberanamente la atención son los 40 millones de su presupuesto. No sé si me equivoco o mi obnubilamiento por la Heigl hizo que no me fijara correctamente… pero La Cazarrecompensas tiene un acabado de telefilme de toda la vida. Cutre. Teniendo en cuenta que The Artist costó 15 millones de dólares, que El discurso del Rey tuvo un presupuesto similar y que, llevando mi dedo de ruta hacía terreno americano el sleeper del 2011, Criadas y señoras se engendró con 25 millones… Las tres anteriores son películas de época… Tienen ambientación y se gastaron dinero en vestuario pero la película de Julie Anne Robinson está rodada en la poca glamurosa periferia de Pittsburgh y el look de la Heigl parece sacado de las rebajas del Bershka. Teniendo en cuenta que casi todo el reparto masculino van con el torso desnudo o con uniformes de policía del venta al por mayor… no entiendo nada. ¿De verdad que ha costado 40 millones?
Tal vez el mayor problema no sea tanto la historia, como las escenas mal planteadas y un guión programado en algunos tramos de manera absurda.
La relación que mantienen los personajes encarnados por Katherine Heigl y Jason OMara resulta increíble y propia de adolescentes en periodo de fuerte actividad hormonal.
Dicho todo lo anterior, debo reconocer que me ha entretenido de manera relajada… Eso sí, arqueando mucho las cejas a lo largo de un buen puñado de secuencias.
Los gustos del gran público a veces son ciertamente difíciles de comprender. Por lo que a mí respecta, escapan en demasiadas ocasiones a mi entendimiento. Mea culpa, seguramente. Uno de estos fenómenos inexplicables se ve encarnado en un título no-oficial (el de Rey / Reina del petardeo) que recae en determinados actores. Resulta que la industria tiene la necesidad enfermiza, casi obscena, de encontrar nuevas minas de oro, o por lo menos, hacerse con métodos para producir dinero de la manera más fácil (sin esfuerzo, se entiende). Hasta aquí todo bien, no hemos descubierto nada nuevo. El problema es cuando la solución está en los bajos fondos del star-system. En ellos encontramos abominaciones como la que hoy nos concierne: Katherine Heigl.
Hay actores cuya presencia, por difícil que sea de creer, ya supone motivo suficiente para pagar una entrada de cine. La razón (y esto sí puede llegar a ser comprensible) es que su nombre en el cartel ya da al espectador pistas de por dónde van a ir los tiros. Por ejemplo, ¿se imagina alguien una película con Jason Statham en la que la mayor parte de la historia transcurra en una clase en la que se debata apasionadamente sobre el trazo y la composición cromática en la obra de Jackson Pollock? No, ¿verdad? ¿Se imagina alguien una película con Nicolas Cage que no dé síntomas de haber sido rodada en cuatro horas mal contadas? Exacto. Del mismo modo, ¿se imagina alguien una película con Katherine Heigl en la que el guión no sea el producto de una flatulencia del peor guionista en la sala?
Difícil de vislumbrar, ciertamente. Por supuesto, La cazarrecompensas primera adaptación a la gran pantalla de la saga Stephanie Plum, best-seller literario firmado por Janet Evanovich, no marca la excepción. La historia, de forma más o menos directa, tiene el punto de partida en la actual crisis económica. Una perdedora en toda regla llega tarde a una comida familiar, con un coche que le están a punto de embargar. Las facturas se le acumulan y no hay manera de que pueda hacer frente a todas sus deudas. A no ser que… llame a la puerta del ligón (¿?) de su primo para pedirle un puesto de trabajo en su pequeña empresa, dedicada a la caza y captura de la peor escoria de la ciudad.
El típico trabajo al que cualquier pringado puede aspirar, vaya. Katherine Heigl lo sabe y obviamente se apunta al bombardeo para anotarse otra película en la que ella y solo ella es la protagonista. ¿Qué significa esto? Que el filme tiene todos los números para ser un proyecto de comedia romántica. En efecto. El espectador lo sabe, porque ya ha pasado por esto antes… sin embargo el espectador (que cae en la misma piedra infinitas veces) vuelve a pagar la entrada. Y volverá a hacerlo en pocos meses, cuando la más que posible nueva petardada de la Heigl llegue a las salas de cine. Si esto no es masoquismo, Fernando Alonso tiene de largo el mejor coche de toda la parrilla de la Fórmula 1.