La calumnia
Sinopsis de la película
Karen (Audrey Hepburn) y Martha (Shirley MacLaine) son las directoras de una exclusiva escuela para niñas. Una alumna maliciosa y vengativa, despechada por un castigo que ha recibido, oye por casualidad un comentario y lo utiliza, distorsionándolo, para acusar a sus profesoras de una conducta reprobable. Los escandalosos rumores se extienden velozmente por la comunidad escolar, con repercusiones inmediatas y devastadoras.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Childrens Hour
- Año: 1961
- Duración: 107
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Opinión de la crítica
Película
7.9
27 valoraciones en total
La obra en que se basa es de 1934. Hoy, en una sociedad occidental y cristiana mucho más abierta, aún pervive el conflicto, y ni te cuento en sociedades más cerradas.
Sin mencionar exactamente de qué va ese conflicto, sí digo que el problema de estas dos mujeres sucedió de alguna forma en la vida de la autora, no con esta carga porque ella vivía en otro ambiente, pero sí alrededor de su ferviente amor por su mejor amiga, algo que reaparecerá en el cine años después en Julia, donde Vanessa Redgrave y Jane Fonda representan a Lillian Hellman y su mejor amiga en una arriesgada aventura bajo dominio del nazismo, aventura por cierto autobiográfica.
De algún modo una y otra película se unen. Es muy interesante verlas juntas o cercanas. Son estupendas las dos aunque La Calumnia es una obra maestra absoluta, especialmente enriquecida con las interpretaciones llenas de matices de Audrey y Shirley, actrices y mujeres ejemplares, llenas de vigorosa inteligencia.
Lo más importante de su argumento es hasta qué punto una calumnia puede destrozar una vida. Tanto si es un asunto sexual, político, social o económico, la tremenda dificultad de desandar ese camino en el que tantos te han señalado con el convencimiento de tu culpabilidad, hasta llegar a hacértelo creer y convertirte en tu propio enemigo.
Hoy en día, bastantes medios de comunicación viven, prácticamente, de calumniar, de vapulear la vida íntima de gente influyente. Si años después de la pública infamia pierden las querellas, no les importa, pagan la multa y repiten la historia con otra víctima. El dolor inmenso de estas personas no llega a conocerse nunca: pertenece a una intimidad que nunca debería haberse violentado.
Hace algún tiempo, tuve en terapia holística a una muchacha que me trajeron con un alto grado de depresión, bajo el supuesto de haber sido victima de reiteradas violaciones por su propio padre .
>, es una valiente apología sobre el derecho a la autodeterminación, la cual fue mal acogida en su momento por el conservadurismo de la época… y ahora, quizás resulte un poco rezagada por las libertades, supuestamente, alcanzadas en nuestra cultura.
En un ejercicio de anamnesis con la joven, describió lo que ocurría en cada acercamiento de su progenitor… y al final, pudimos concluir que nunca hubo violación y tan solo fueron leves actos de irrespeto a los que se veía inducido su padre por la soledad y el rechazo que recibía de su esposa. Hubo entonces catarsis y la joven se quitó pronto ese gran peso moral que la impedía aceptar a otro hombre.
Hago referencia a esta experiencia, para dejar constancia de que, lo que se expone en LA CALUMNIA, es perfectamente viable. Algunas personas puede autoengañarse cuando, por falta de discernimiento, malinterpretan lo ocurrido, y así como hay tantas y tan dolorosas víctimas de los más atroces abusos, también hay que admitir que hay unos cuantos menores mitómanos, manipuladores y con capacidad de sostener una mentira hasta las peores consecuencias. ¿Y qué pretenden con esto? Defender intereses muy particulares, evitar un presunto castigo… o quedar bien con alguien que representa mucho para ellos.
La obra de Lilian Hellman (escritora de relevante presencia en películas como The Little Foxes, The Chase o Julia, entre otras), ha sido llevada al cine, en segunda ocasión, por el calificado director William Wyler, quien readapta una historia que, el oprobioso código Hays, había transformado en otra cosa cuando la hizo con el título, These Three en 1936.
La historia nos habla de dos emprendedoras y agradables mujeres: Karen Wright y Martha Dobie, quienes han fundado una exitosa escuela para niñas. Se graduaron juntas y ahora sostienen una gran amistad que les permite trabajar con armonía entre ellas, y sobrellevar las incomodidades que alguna empleada siempre produce. Karen es la novia del médico Joe Cardin, y están próximos a casarse cuando, una de sus alumnas, Mary Tilford, queriendo escapar de la escuela donde se han descubierto sus continuas mentiras, y para quedar bien con su rígida abuela, decide contar con morbosos añadidos, algunas cosas que escuchó y que, sabe, comprometen la dignidad de las dos damas que dirigen el colegio.
Lo que Wyler recrea, con gran eficacia, es el efecto que la intolerancia genera cuando se obstaculiza el libre desarrollo de la personalidad y cuando una sociedad hipócrita se ensaña con aquellos que, por alguna diferencia, se salen del marco de lo convencional.
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Un brillante reparto que incluye a Audrey Hepburn, Shirley MacLaine, Fay Bainter y Miriam Hopkins, recrea un drama que impacta y que sacude con fuerza nuestros más rezagados prejuicios frente a los sentimientos y derechos de los demás.
Titulo para Latinoamérica: LA MENTIRA INFAME
Intenso drama de William Wyler (1902-1981), protagonizado por Audrey Hepburn y Shirley MacLaine. El guión, de John Michael Hayes, desarrolla un argumento de Lillian Hellman basado en su obra de teatro The Children’s Hour (1934) y en experiencias personales de la propia autora. Años antes había sido objeto de una primera adaptación (Esos tres, Wyler, 1936). Se rueda en estudio con algunas tomas exteriores. Es nominado a 5 Oscar. Producido por W. Wyler para Mirish Corp/UA, se estrena el 19-XII-1961 (EEUU). La acción tiene lugar en un colegio privado de niñas de una zona residencial situada en una localidad no especificada del Este de EEUU, a lo largo de varios meses de 1960/61.
Aunque el film adapta la misma obra de teatro que Esos tres, los dos films tienen especificaciones diferentes, variantes argumentales relativamente importantes y un desarrollo dramático diferente. El realizador apuesta aquí decididamente a favor de la construcción de un drama potente, ambicioso y desolador. Evita las digresiones y los insertos que se había permitido en el trabajo de 1936. Desaparecen, por ejemplo, las pinceladas que esbozan en su trabajo anterior elementos de lucha de grupos sociales, encarnados a través de las diferencias de criterio y de lucidez de Ágata, la mujer de servicio, y de la Sra. Tilford. También prescinde de adornos innecesarios, aunque gratos, como la ceremonia de graduación de las dos maestras.
Wyler concentra los esfuerzos en el desarrollo de un drama profundamente humano, a la manera de los clásicos. El escenario se convierte en el lugar donde chocan líneas de fuerzas contrapuestas. Dicho con otras palabras, el relato describe con apasionada brillantez la colusión de la mentira y sus efectos devastadores, la crueldad e hipocresía de una sociedad clasista y egoísta, los prejuicios homófobos, la manipulación caprichosa de la alarma social y la irrupción activa del mal (suma de egoísmo, venganza, intolerancia y dominación). El resultado es un conjunto de interrelaciones personales que dan cuerpo a un drama de altos vuelos, capaz de absorber la atención del espectador y generar en él un vendaval de emociones.
Tiene gran interés la descripción del entramado de relaciones que los líderes sociales tienen la capacidad de condicionar, movilizar e impulsar. No utilizan la fuerza, las órdenes y la violencia física. Se sirven, según Wyler, de recursos más sutiles y menos comprometidos. Es enjundiosa la descripción de la psicología de los líderes dominantes. Denuncia los manejos que éstos componen mediante combinaciones de intolerancia, ausencia de escrúpulos y ofertas de ayuda compasiva a destiempo. Contrapone la altivez y el cerrilismo de los poderosos con la sinceridad y el sentido de la dignidad de las personas dependientes. Es portentosa la suma de planos que muestran a los poderosos como figuras estáticas, desprovistas de lenguaje, razón y vida. Añade una secuencia final inolvidable, increíblemente hermosa.
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Estamos ante una soberbia película de William Wyler con una sobrecogedora historia que ya había llevado al cine en 1936 con el título de Esos tres, pero evidentemente mucho mas descafeinada que esta por causa de la censura y eliminando toda insinuación lesbica. Pero en esta de 1962 la permisividad era algo mayor y la película es más explicita.
Se trata de la adaptación de una obra de William Hellman e interpretada por Audrey Hepburn y Shirley Maclaine. Son ambas unas interpretaciones portentosas, y algunas escenas están llenas de una intensidad asombrosa, como por ejemplo de la revelación final que le hace Maclaine… deja sin habla al espectador.
Es una película que reflexiona principalmente sobre la mentira, sobre el daño que esta puede hacer, sobre hasta que extremos puede llegar. Y también se reflexiona sobre el lado amargo y trágico de la homosexualidad, en este caso femenina, donde no es ninguna opción gozosa, sino algo impuesto que ella rechaza. Esta idea queda muy bien reflejada en algunas escenas llenas de un dramatismo sobrecogedor.
Es una película interesante, muy bien planteada y abordada, y con una historia que absorbente. Una película muy atrevida para la época y que demuestra con creces el talento de William Wyler.
Como he dicho en el título, toda una obra maestra, lástima que no es muy conocida. Soprendente trama, impecables actuaciones, es increíble como en pocos escenarios, sin a penas música y sin casi cambios en los vestuarios, hacen posible que esta gran película te enganche desde el primer momento. Una película fabulosa, llena de sentimiento, con una gran crítica a la sociedad y con dos grandes actrices: Shirley MacLaine y Audrey Hepburn. ¿Se puede pedir más?