La cabaña
Sinopsis de la película
Después de sufrir una tragedia familiar, Mack Phillips (Sam Worthington) cae en una profunda depresión que le lleva a cuestionar todas sus creencias. Sumido en una crisis de fe, recibe una enigmática carta donde un misterioso personaje le cita en una cabaña abandonada en lo más profundo de los bosques de Oregón. A pesar de sus dudas, Mack viaja a la cabaña, donde se encontrará con alguien inesperado. Este encuentro conducirá a Mack a enfrentarse a importantes verdades, que no sólo transformarán su comprensión de la tragedia sino que harán que su vida cambie para siempre.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Shack
- Año: 2017
- Duración: 132
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Opinión de la crítica
5
84 valoraciones en total
Dos horas y cuarto insufribles de una grandísimo panfleto religioso de proporciones bíblicas que puede llegar a aburrir hasta a los creyentes.
El Guión está basado en un libro de William Paul Jones que llegó a vender más de 20 millones de ejemplares, el proyecto lo empezó a dirigir Forest Whitaker pero abandonó la película a poco de comenzar, tiene un presupuesto bastante holgado para un film de estas características (20 Millones de dólares) que supongo habrá puesto alguna congregación religiosa.
Asombra un poco el los actores que se han involucrado en tal hazaña como son Sam Worthington, Octavia Spencer o Radha Mitchell, pero supongo que una cifra con unos cuantos ceros hace verdaderos milagros.
Una torpe realización con un mensaje continuo de superación, diálogos adoctrinadores y amor a Dios hacen que te plantees cómo es posible que lleguen a estrenarse estos productos en cine con esta propaganda tan descaradamente manipuladora.
Destino Arrakis.com
Un hombre muy creyente, con una hermosa familia sufre la pérdida de su hija más pequeña, a manos de un asesino serial. Ante el dolor de está perdida culpa a Dios y lo juzga, así que Dios decide invitarlo un fin de semana a la cabaña donde ocurrieron los hechos dolorosos y allí se presenta la tríada para dar inicio a un proceso de sanacion. Aquí la autoayuda hace de las suyas para encontrar el camino del perdón. Ante estas actividades nuestro protagonista encuentra La Paz a través del perdón y la verdad del juzgar a los demás. Una fábula bastante lenta y somnífera pero llena de ciertas ideas que sirven para dejar atrás ciertos lastres. Un guión basado solamente en nuestra percepción del concepto heredado de Dios y la extrema autoayuda …. pero no por ello deja de ser un film bastante canal Golden para un domingo en la tarde.
Como decían Martes y 13 : ¡Ay, qué bonito y qué hermoso! Una acampada por el campo, con bellos paisajes y mucha felicidad familiar caramelizada a la americana. Pero, de buenas a primeras, todo da un vuelco, bueno una barca en realidad, y ahora tenemos que soportar a Sam Worthington durante dos eternas horas haciendo un papel que le viene grande.
Pero esto, ¿es un drama de los palos que te da la vida? ¿es un psico-thriller ? ¿es un rollo independiente? ¡No, es peor! Es una patochada religiosa insoportable cuyo nivel de aburrimiento es superior al que se puede experimentar planchando la ropa sin escuchar música o haciendo bicicleta estática sin ver la televisión.
Para empezar, tenemos a Sam, un actor que ha tenido la extraordinaria suerte de estar en Avatar pero que no es un buen intérprete. Y aquí tiene que hacer de sufrido padre en un viaje interior de descubrimiento personal. ¡Casi nada! Y claro, no hay quien se lo crea.
Radha Mitchell le da cien vueltas, pero sale tan poco que da completamente igual.
En fin, entre flashbacks y escenas silenciosas nos vamos enterando de lo que pasó.
Pero la película es como una enfermedad chunga: cuando da la cara y te enteras de lo que va en realidad y de lo mala que es, ya es tarde y lleva más de la mitad. Así que a uno se le queda la sensación de que nos han tomado por tontos, esperando ver lo que iba a pasar y encontrarnos al final con una cabaña en la que hay tres estúpidos tipos que no hacen más que rajar, y no me refiero a cortar con un cuchillo en plan Viernes 13 (eso sería divertido), sino a adormecernos con cháchara pretenciosa.
La parte religiosa, que es el meollo de este engendro, les ha quedado tremendamente ridícula.
Es difícil conectar con una historia en la que Sam Worthington camina y corre por las aguas como si fuera Sonic el erizo en modo superguerrero . Es difícil entretenerse con un guion en el que lo único que hacen es hablar despacio. Los diálogos pretenden ser filosóficos y pretenciosos, y en realidad son insulsos y tediosos, dignos de galleta de la fortuna. ¿Por qué el protagonista y sus amigos solo se miran el ombligo con el problema personal del tío este? A mí se me ocurren millones de preguntas que podría hacerles, pero Sam es más egoísta que Donald Trump y cree que el universo solo gira a su alrededor.
Además, es ñoña no, lo siguiente. Me ha parecido una tomadura de pelo impresionante, aburrida hasta la extenuación, con unas ínfulas de profundidad trascendental que, al no tener suspensión de incredulidad ninguna, termina siendo de auténtica vergüenza ajena. Ha sido un auténtico desafío no dejar de verla a medias y aún más difícil no quedarme dormido. No es una cabaña, ¡es una castaña!
Leo las críticas y no me sorprenden…todo lo que huela a Fe y a Dios parece que molesta y enfada. Y es curioso que ofenda a propios y a extraños cuando a los primeros debería llenarles de paz y a los segundos abrirles los ojos. A la vista de las opiniones de mis predecesores parecería que LA CABAÑA no tiene ningún mérito ni artístico ni siquiera espiritual. Parece que los que hablan de ella han visto una película diferente a la que yo he visto porque, aún no creyendo en Dios, la historia está muy bien narrada y dirigida con fotografía de primera, muy buenas interpretaciones y una dirección más que digna.
Es una historia que no habla del dolor insoportable, de la ira, del rencor, del perdón, de la reconciliación, de la familia, de la soledad y, por encima de todo, de ese magnífico AMOR que todo lo cura.
Una película dura que puede ayudar a muchos a encontrar una salida real al dolor y a la depresión causada por ese dolor. ¿No es eso bueno? Yo creo que este tipo de cine es muy necesario porque es un bálsamo para nuestras doloridas almas que en tiempos de crisis necesitan del amor y la esperanza. Todos necesitamos de ello.
Sam Worthington está más que creíble. Durante actuación te hace sentir el dolor y la ira del personaje como propios. Octavia Spencer tiene un papel muy difícil y hace que con la primera frase ya no veamos una mujer negra y gordita…El resto de actores cumplen con nota.
En fin, que la recomiendo a todos: a los que creen en Dios y a los que, din saberlo, le están necesitando. Un extraordinario bálsamo para el alma.
Me veo en la obligación moral de advertir a cualquiera que haya decidido gastar su dinero o su tiempo para ver esta película. He de decir que adoro el cine. Es más, he de decir que adoro el acto de ir al cine. Es tal mi pasión por disfrutar de una película en la gran pantalla que me ha llevado a elegir, en numerosas ocasiones, filmes que han resultado muy poco recomendables. Incluso he llegado a entrar a ver películas cuando ya sabía de antemano que serían una inmensa decepción. La obra que nos ocupa ha conseguido lo que no han logrado casi 20 años de visitas al templo del celuloide: que tuviera que salir a mitad de la película.
Si has visto alguna de las películas que se emiten los sábados en la sobremesa, ya puedes hacerte una ligera idea de hacia dónde van los tiros. Por algún motivo las cadenas han decidido que esa hora es la apropiada para un tipo de cine ideado para su reproducción en televisión. Se trata de obras que disponen de un presupuesto muy limitado, con actores de tercera y argumentos y guiones bastante mediocres. Tratan al público como idiota, y el público acepta este rol porque su único interés a esa hora es matar el tiempo mientras se está descansando. No se emiten estas películas en la gran pantalla simplemente porque nadie estaría dispuesto a pagar por verlas.
Pues resulta que sí, que alguien ha decidido grabar un filme de televisión con un mal argumento y un peor guión y venderlo tranquilamente en las salas de cine. Pero no se ha quedado ahí, porque esta película, en adelante basura infecta , no sólo comienza como un telefilme habitual, con una historia de drama cutre, sino que encima prescinde de todo lo que hace que alguien pueda digerir una película así un sábado de verano tras un plato de cocido: no existe en ella ni un ápice de tensión dramática más allá de los 10 o 15 primeros minutos. No hay giros de guión, no hay sorpresas, no existe un cambio o una evolución del personaje. Toda la película (hasta donde he llegado, que por cierto, ha sido bastante más de lo que esperaba, más de hora y media de unas interminables dos horas y pico) queda totalmente en suspenso tras esos 15 minutos, sin que se produzca ningún tipo de desarrollo, sino un conjunto de situaciones absurdas con frases que tratan de sonar grandilocuentes y que solamente buscan meternos su mensaje religioso hasta el fondo del estómago.
Pero no es el argumento religioso lo que hace que la película sea nefasta, ni mucho menos. Pase que yo no sea creyente, pero es que para poder comerse semejante mojón infumable es necesario tener el cerebro totalmente lavado por una secta de las chungas. No es la primera película que veo con el argumento de hombre-pierde-fe -> hombre-recupera-fe. Pero sí es la primera en la que siento que en todo momento se me está tratando como a un estúpido. Es la primera en la que no importa lo que está sucediendo, ni los diálogos o la actitud del protagonista, porque habrá un momento en el que el guión provoque la conversión de éste sin que importe para nada todo lo demás. Ahora odio a Dios, ahora le quiero otra vez: lo que ha pasado entre medias no influye absolutamente en nada.
En definitiva: una película con mensaje religioso tan simple, aburrida, insustancial y absurda que solamente puede contentar a fanáticos religiosos.