La burla del diablo
Sinopsis de la película
A un pequeño puerto italiano llegan cuatro estafadores que viajan en compañía de un matrimonio norteamericano (Billy y María) que les sirve de tapadera. Mientras esperan la reparación del barco que los llevará a África, le explican a Billy el verdadero motivo del viaje: adquirir unas tierras ricas en uranio. Durante su estancia en el pueblo, Billy y María conocen a otro matrimonio norteamericano, cuyas alusiones a unos yacimientos de uranio, hacen sospechar a los aventureros que su proyecto corre peligro.
Detalles de la película
- Titulo Original: Beat the Devil
- Año: 1953
- Duración: 89
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes descargarte una copia de esta película en formato HD y 4K. A continuación te detallamos un listado de posibilidades de descarga activas:
Opinión de la crítica
Película
6
69 valoraciones en total
Una extraña película de mentiras y tramas. Aventuras de una serie de gente sin oficio ni beneficio en busca de dinero fácil.
Tenemos a Gina y Jennifer, deslumbrantes, a Robert Morley, genial, luego podremos verle en papeles similares en varias ocasiones, a Peter Lorre con su astucia y sagacidad ya conocidas, a Bogart en un papel difuso, cada cual que le de su interpretación, un asesino nazi… En fin. Todos quieren llegar a África para hacerse con terrenos en las colonias inglesas que por lo visto están llenos de oro, o de diamentes, o de uranio, da lo mismo: negocio redondo.
La película se resuelve bien, lo cual es importante, con la verdad dicha por una mujer, pero queda alguna escena inexplicable como la carrera para escapar de los moros de Bogart, una carrera sin sentido.
En definitiva, interesante pero un poco superficial, como el espíritu de los personajes, con flirteos pero con poca pasión.
Un hombre gordo, Peter Lorre, Bogart y Huston. No. No estamos ante El Halcón Maltés. Lo siento, I,m sorry, Nada más lejos de la realidad. La burla del diablo es eso. Una burla a los sufridos espectadores. Aunque, como suele suceder y dado que hay gente para todo, algunos encuentran cultos y genialidades. A decir verdad la única frase genial la pronuncia Jennifer Jones cuando se extraña del comportamiento de cuatro turistas: Están desesperados. Ni uno solo ha mirado mis piernas . A esto se llama psicología, si señor.
Hombre, siempre se puede rescatar algo, aunque haya que echarle generosidad y arrestos. Así Peter Lorre cumple y su definición del tiempo también se salva de la quema. El hombre gordo Robert Morley es, con diferencia, el mejor, en su papel de delincuente, aunque sus caminatas a paso ligero al son de cancioncillas marisoleras son de un patético de hacérselo mirar. Bogart, quien por cierto sufrió un accidente de automóvil durante el rodaje que le afectó al habla (hubo de ser doblado en algunas escenas por Peter Sellers) sigue su propia línea Bogart, ya saben la de la ironía, vuelta y media y todo eso. Completando el quinteto de la muerte, Gina Lollobrígida que no ofrece mucho… de dentro y Jennifer Jones a quien prefiero como Cluny Brown que como inglesita, con tata española enseñándole remedios contra el mal de ojo.
Me quedo corto, porque hay otros personajes dignos de estudio. El rol de matón de la extinguida escuela nazi-hitleriana le hubiese venido de perilla al Sellers más histriónico que podamos recordar y no tanto al desconocido Ivor Barnard lo mismo digo del señorito inglés con bolsa de agua caliente en el imprescindible maletín (Edward Underdown). Ya sé que parecen las aventuras de Mortadelo y la Tía. Pero no estoy exagerando.
Entre el cine negro, la comedia de los errores y la búsqueda del uranio perdido, la película parece haber perdido sus señas de identidad. Por momentos, una frase nos saca de nuestro letargo. Pero es tan sólo un espejismo. Ver a la alegre pandilla haciendo aeróbic sobre un barco en vías de extinción y cuyo capitán utiliza más la botella que las cartas de marear es absolutamente alucinante y nos devuelve a la locura perdida.
Y yo me pregunto ¿Porqué le llaman culto cuando quieren decir bodrio?
Un guión redactado tarde y mal, dos semanas escasas antes de rodar (incluso con algunas partes perfiladas sin posibilidad de ensayo previo). Capote iba escribiendo al día y los actores recibían sus líneas de texto con poca antelación. Se engañaba al socio capitalista (O´Selznick) haciéndole creer que todo iba según el plan de objetivos, mientras Huston y su troupe, encabezada por Bogart, disfrutaban de las bondades de la costa Amalfitana y las bebidas espirituosas.
Frases directas en las que se intenta atrapar la ingeniosa dialéctica inverosímil del cine negro, pero que provocan cierta sensación de saturación improvisada. La película avanza con engorrosa celeridad en lo que a su estructura interna se refiere, sin articular tiempos narrativos con eficacia (parece contar con dos velocidades: algunas secuencias de cierta frescura, por un lado, y por otro un montaje final inconexo en su compás, que amontona tomas sin cohesión), elipsis abruptas, con el ritmo soterrado bajo el efecto discursivo de una puesta en escena improvisada, y un tono de comedia alocada y deslavazada (se observan guiños en ese sentido incluso en los visajes de las interpretaciones), que ofrece muestras de la capacidad de Huston para caricaturizar las constantes de su cine (parajes exóticos, espíritu aventurero, desarraigo cínico, condición humana fracasada, frases altisonantes y misoginia desencantada), pero que no consigue superar su condición de meritorio intento con voluntad, casi, de malditismo, tan alocado como tremendamente irregular.
En fin, como cantan en la peli: Que bien se está, qué bien se está… tomando el aire del mar…, que es un poco a lo que el realizador y su séquito se dedicaron durante el rodaje de esta película.
Viendo el trio de nombres que componen el cartel de La burla del diablo, lo único que se puede decir es que el resultado final de la película es decepcionante. Dejando a un lado a las dos estupendas señoras, este trio son no mas ni menos que el gran John Huston en la dirección, el gran Humphrey Bogart como protagonista, y el no menos grande Truman Capote en el guión. Pero está claro que el alcohol y las juergas nocturnas restaron eficacia a este trio de personalidades.
La burla del diablo es una excéntrica comedia de disparatado (y a veces confuso) argumento, en la que se dan cita una serie de personajes en un barco anclado en el sur de Italia, y con la vista puesta en los yacimientos de uranio del centro de África. Una pareja de ingleses aparentando ser lo que no son, un aventurero americano con su joven novia italiana, y cuatro delincuentes intentando llegar a África cuanto antes. Al final el interés común por el uranio y los beneficios que de él van a obtener les une, a la vez que les enfrenta, en una aventura tan frívola como irregular, tan excéntrica como en algún momento ingeniosa.
Creo que el tono en el que se desarrolla la historia está totalmente alejado del estilo habitual de Huston, con lo que este se encuentra realmente incómodo en la dirección, haciendo un trabajo bastante desangelado, impropio de él.
Por lo demás solo momentos puntuales de un peculiar humor están a la altura del guionista. Y del reparto el que destaca con el personaje más redondo es Robert Morley como el jefe del cuarteto de delincuentes, un personaje tan temible como en el fondo disparatado.
La película no deja de tener el encanto de las rarezas, pero no está a la altura del talento de sus creadores.
Floja, muy floja película. Pueril guión, ridículas interpretaciones hechas por grandes actores. A saber por qué Huston se prestó a rodar este montaje ¿Vacaciones pagadas con grata compañía? Desde luego no pretendió hacer una buena película, ni tampoco un film serio.
Humphrey Bogart, Gina Lollobrigida, Jennifer Jones, Peter Lorre y magníficos secundarios. Todos ellos para nada de nada, una birria de guión en esta especie de comedia dramática o como quiera llamarse.
La peor película de Huston que recuerdo.