La anguila
Sinopsis de la película
Después de ocho años en la cárcel por haber matado a su esposa, a la que encontró en la cama con otro hombre, Takuro Yamashita sale en libertad condicional. Cuando estaba en la prisión Takuro capturó una anguila, que se ha convertido en su mascota y única compañera. Tras salir, se establece en una pequeña población a las afueras de Tokio y regenta una barbería, presidida por un acuario en el que nada su anguila. Un día conoce a Keiko Hattori, una joven que intenta suicidarse y que le recuerda a su esposa. Poco a poco se van conociendo y terminan enamorándose. Cuando la vida comienza a sonreirle, se encuentra con un antiguo compañero de cárcel. Yamashita comprende que toda la lucha por convertirse en un hombre nuevo podría desmoronarse si su pasado es revelado. Sobre todo, teniendo en cuenta el interés de los excéntricos habitantes del pequeño pueblo, por conocer más del nuevo barbero.
Detalles de la película
- Titulo Original: Unagi
- Año: 1997
- Duración: 117
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Opinión de la crítica
7
54 valoraciones en total
Imamura nos trae una película de contrastes, a veces (especialmente en su inicio) es violenta y enérgica, mientras que en otros puntos es sosegada y discurre a modo de comedia melancólica. También contrastan sus reflexiones y profundos dilemas sobre la vida con el carácter alocado y grotesco de los personajes que van desfilando por la pantalla. Y es que a modo de lo que ya hiciera en su otra película ganadora del Festival de Cannes ( Con la balada de Narayama lo hizo en 1983 y aquí lo consigue de nuevo en 1997) o al modo de Fellini o el propio Almodovar, no encontramos en la película todo un rosario de personajes esperpénticos, residuales en su mayoría y que van desde una mujer mayor que sueña con ser bailaora flamenca, un cazador de ovnis, un mafioso de barrio, un sacerdote budista, un violador en potencia, y por su puesto el protagonista, que tiene como mascota una anguila.
La historia de esta película (The Eel en inglés) comienza con un fuerte shock el de un hombre que cuando sale de trabajar de su oficina es avisado mediante anónimo de que su mujer le pone los cuernos cada vez que sale a pescar, el hombre lo comprueba y en un arrebato de ira asesina a su mujer y se entrega a la policía. Ocho años después sale de la cárcel en libertad condicional y sobrevivirá como barbero junto a una mujer (sin sexo mediante) a la que previamente salvó la vida.
Esta a priori sencilla historia y con bastante interés tiene la desventaja de ser desordenada, y ciclotímica, con fugaces cambios de un estado a otro en el espectador que suponen un verdadero lío. La película es así escurridiza, muy difícil de seguir por el espectador que no sabe como empatizar en cada momento ante tanto cambio en el estado de ánimo de sus personajes, curiosos pero inestables personajes.
Muy logrado está el paralelismo que el director trata de realizar entre el protagonista y su mascota, que después de viajar 2.000 kilómetros vuelve a casa para vivir en el barro, como se encarga de recordar en una escena.
No le niego a la película buenas dosis de sensibilidad y una buena fotografía muy al estilo oriental, pero su empecinamiento por cambiar de tono tan abruptamente me sobrepone y en esta tesitura es difícil emocionarse o dejarse arrastrar por las dosis de ternura que intenta aplicar en varios momentos.
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Un hombre comete un delito de extrema gravedad que le lleva durante un tiempo a la carcel. Imamura, uno de los grandes cineastas nipones de la historia, nos cuenta con sensibilidad y pasión el difícil proceso de reinserción social de esta persona profundamente afectada por un pasado que le atormenta…
Ver una película de Imamura es enfrentarse a lo desconocido, supone un esfuerzo por asimilar rarezas y que súbitamente aparezca uno de esos momentos mágicos e inesperados que de repente lo cambia todo. No es de extrañar que no sea un cine para todos, el que no esté dispuesto a asimilar actitudes extrañas de los personajes mejor que no se acerque a Imamura y en concreto, que es lo que interesa aquí, mejor que ni lo intente con La anguila .
Ante la sencillez del planteamiento (aunque sea raro es sencillo) la variedad de temas sobre los que uno puede reflexionar es indudable: hablamos de un homicida que no parece arrepentirse, alguien que también parece tener visiones confusas sobre los hechos que no lo hacen más inocente precisamente y hablamos de una sociedad que puede desatar la violencia y ser cruel de forma inmediata e inesperada. Hablamos de soledad, de amor, de amistad también, de situaciones límite e incluso de un humor fino que sólo directores como Imamura son capaces de atreverse a juntar. Rarezas, como la de tener una mascota que es una anguila, ser barbero en un rincón apartado de un pueblo apartado y encontrar el amor en una chica rara que por casualidad arrastra más rarezas aún. El resultado puede fácilmente no convencer. A mí estas cosas me encantan.
Una película para saborear cada instante, diálogo, movimiento (de la cámara, de los peculiares personajes –anguila incluida–, del agua y las plantas movidas por el viento –qué cursi me ha salido–), muy envolvente, de sólido guión y convincente reparto.
Es una de esas joyas costumbristas y minimalistas que nos llegan de vez en cuando desde el Lejano Oriente, como `Comer, beber, amar´ (Ang Lee, 1994) o `La ducha´ (Zhang Yang, 1999). Imamura añade sus habituales toques de surrealismo y humor negro, y consigue, en mi humilde opinión, una de sus mejores obras, bastante más compleja de lo que puede parecer en un primer visionado. De hecho, creo que aún no he descubierto todos sus vericuetos.
Tal vez sobra algún que otro flashback, así como el personaje de la madre de ella, que no entiendo muy bien qué aporta. Por lo demás, exquisita.
Película llena de sensibilidad y encanto.
Plena en la búsqueda y definición de la redención, a través de su personaje, alguien que simplemente, cegado por los celos (al final de la película trasluce el que igual el protagonista andaba algo trastornado mentalmente por fantasmas interiores cuando cometió el crimen que lo llevó a prisión, pero eso es algo que yo percibí [no tiene porqué ser así] ) ingresa en prisión y al que, al salir de ella, la vida y porque no, las circunstancias, le dan una segunda oportunidad.
Esta cinta me ha enganchado, sus ambientes, tanto exteriores como interiores (ya que también bucea en interioridades) y el fuerte sentido moral de la misma, es sencillamente magistral, llevado muy bien por la mano de uno de los mejores cineastas que el cine asiático haya dado últimamente (y los hay muy buenos).
Y toda una metáfora la historia paralela que hay en este drama: la de la anguila.
La anguila es el protagonista: al final, termina libre, libre igual que el protagonista humano.
Libre de prejuicios, pues ya no vemos tan sólo los que la sociedad tiene hacia un ex-convicto, sino los del propio ex-convicto, y libre para amar.
Para mí, junto con 2046, despedidas, deseando amar y la trilogía de Yoji Yamada (especialmente el ocaso del samurái ), de lo mejor que he visto últimamente en cine oriental