La alegre divorciada
Sinopsis de la película
Musical de la RKO que tuvo un gran éxito de público, además de ser nominada al Oscar a la mejor película. Guy Holden, un célebre bailarín americano, está de viaje por Europa en compañía de su amigo y abogado Egbert. Camino de Inglaterra, un incidente en la aduana francesa el hace conocer a Mimi Glossop, que viaja con su tía. En Londres vuelve a tener un encuentro casual con ella. Guy queda profundamente enamorado de Mimi, sin saber que se trata de una mujer casada, en proceso de divorcio, cuyos trámites está llevando el propio Egbert. Guy, Egbert, Mimi y su tía volverán a coincidir en un hotel de la costa en el que se van a producir una serie de equívocos.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Gay Divorcee
- Año: 1934
- Duración: 107
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Opinión de la crítica
6.9
59 valoraciones en total
Cole Porter compuso para el musical de teatro Gay Divorce una canción mítica, que rompió cifras y pasó a los anales de la historia de la música: Night and Day. ¿A quién no le suena esa melodía lánguida, con alguna voz aterciopelada recitando eso de Night and day you are the one / Only you beneath the moon or under the sun…? Me habría gustado que en la adaptación de la obra al cine la balada de Cole fuese la ganadora del Óscar a la mejor canción, aunque el otro tema incluido en la banda sonora y que sí se lo llevó, The Continental de Con Conrad y Herb Magidson, también se lo merecía. Pero para mí el ganador es el de Porter.
Fred Astaire la interpretó para Ginger Rogers en el musical cinematográfico The Gay Divorcee, danzando los dos sobre una pista que casi desaparecía bajo sus pies, pues ambos parecían flotar, ingrávidos en la alegre noche en la que sus personajes se enamoraban.
Astaire era feo, flaco y no tenía la menor gracia física. Pero cuando bailaba podía tumbar el mundo a sus pies. Podía seducir a su pareja de baile con sus pasos seguros y elásticos, con su intuitivo dominio de los movimientos y con figuras de danza cargadas de romanticismo y sensualidad. Mientras burlaba la gravedad terrestre llevando entre sus brazos a Ginger, o a su partenaire de turno, parecía menos feo. Porque se hallaba en su ambiente, en lo que lo dotaba del único atractivo visible que poseía.
El insigne bailarín creó un estilo propio, sumado al encanto y la química que estableció con Ginger Rogers. Tanto fue así, que rodaron diez musicales juntos, y desde entonces la mayor parte de la fama de los dos actores bailarines quedó ligada a su magia conjunta en las pistas.
La pareja Ginger-Fred ha sido una de las más aclamadas, inmortalizadas y emuladas, y Night and Day de Porter ha enamorado en miles de noches de luna y estrellas.
Esas noches en las que el reloj se detiene y los enamorados aprenden a danzar los pasos del amor y de la felicidad.
El segundo musical de Astaire y Rogers, otra vez bajo la batuta del habitual y correcto Sandrich. Una película de más fama que valor, sobrevalorada, que resulta desangelada, superficialmente mecánica y a la que salvan ciertas composiciones más musicales que coreográficas.
Ejemplar comedia musical de aquéllas en las que pululan personajes sin preocupaciones, que se dan viajes por Europa, que cenan con traje de noche, que tienen descapotables, que residen en hoteles en primera línea de playa y que solo aspiran a cantar, a bailar y, por supuesto, a enamorarse.
Una película con equívocos divertidos, excéntricos personajes, diálogos ingeniosos y desenfadados, alegres danzas y melodías pegadizas, con Edward Everett Horton en su habitual papel secundario de amigo intrigante y patoso, con la eficaz actriz y bailarina Ginger Rogers, y con Fred Astaire, extraordinario bailarín y simpático cómico, distinguido pero nada afectado, sencillo pero de ningún modo vulgar, elegante pero un poco gamberro y con una apreciable virtud: sabe reírse de sí mismo.
Cuando, en 1934, comenzó a aplicarse en Hollywood el código de autocensura a la producción cinematográfica, una de las primeras salomónicas decisiones, fue exigir que se cambiara el título de la película The gay divorce (El alegre divorcio, título original del exitoso musical de Broadway del cual provenía), porque no se podía, ¡por ningún motivo!, dejar sembrada una apología de la separación. Por suerte, alguien tuvo la atinada idea de que, agregando solamente una e al mismo título, este cambiaría su significado y podría pasar el desequilibrado puente de la nueva censura. Así, The gay divorce se convirtió en The gay divorcee, y ya no se hablaba entonces de la alegría que puede producir divorciarse, sino de una mujer separada de espíritu alegre. Y todos quedaron contentos. ¡Se había preservado la institución familiar!… ¡Perdónalos Señor, porque no sabían lo que hacían!
Porque ¿saben qué? la historia siguió igualita: Mimí Glossop sigue empeñada en separarse porque se casó con un hombre que se la pasa buscando piedras (es un geólogo)… y de tanto viajar, en dos años de casado, apenas si ha tenido tiempo para el himeneo. Su abogado, el inefable Egbert Pinky Fitzgerald, cree entonces que la estrategia perfecta es dejarse coger en flagrante delito y así le inventa a la chica un amante de alquiler, pero el lema de este italiano es demasiado preciso Tu esposa está segura con Tonetti porque él prefiere el spaghetti.
LA ALEGRE DIVORCIADA es una ligera comedia, donde lo mejor son, sin duda, los personajes que merodean alrededor de la pareja de bailarines. Erik Rhodes se roba el show como ese latinlover a sueldo, incapaz de aprenderse la frase con la que debe hacer contacto secreto con la casada infiel. Alice Brady, la desmemoriada tía, también es muy divertida queriendo advertir a todo el mundo, pero nunca se acuerda de lo que debe decirles. Y Edward Everett Horton, es el abogado de ocasión, que servirá a su amigo Guy Holden para que pueda conectarse con la linda Mimí.
En cuanto a Fred Astaire y Ginger Rogers, poco que hacer como actores en este filme, pero es indudable que, en las dos o tres ocasiones en que bailan juntos, te transportan con su magia a un mundo romántico y perfecto… y de esta manera, vuelven a demostrar que son una pareja de baile con excelencia. Seguirían sucesivamente, siete títulos más en la misma década del 30, y otro más a finales del 40… porque verlos bailar, una y otra vez, es uno de esos placeres que no pueden olvidarse.
Y recuerden: Ilusos son los que creen que el destino es pura casualidad.
Uno de los mejores productores de la historia del cine, el señor Pandro S. Berman ( Semilla de maldad Dulce pájaro de juventud) fue el creador de uno de los mayores mitos cinematográficos de todos los tiempos: Las películas de Fred Astaire y Ginger Rogers.
Las mejores y más conocidas de estas películas se hicieron bajo la dirección de Mark Sandrich, un director de género, hoy un tanto olvidado pero que supuso un salto cualitativo en el cine musical. La alegre divorciada es la primera y a mi juicio la mejor de todas las películas que se hicieron alrededor de Ginger y Fred, ya que además de tener como siempre unos números musicales excelentes, la trama está bien construida y resulta agradable y cómica.
Destacar a los secundarios de lujo como Edward Everett Horton, el siempre fiel amigo de Astaire, Erik Rhodes como italiano gígolo sin mucha suerte y el mítico Eric Blode como el entrañable e ingenioso mayordomo que aparece en todas las películas de la saga.
Nominada a cinco Oscar, fue la película más taquillera de la RKO ese año y la que impulsó para siempre ese tipo de cintas.